Los cortes de pelo solidarios vencen al mal tiempo y consiguen 800 kilos de alimentos

@Soldat
La cosa pintaba mal. La amenaza de ciclogénesis explosiva se ha traducido en unas calles vacías a lo largo de todo el fin de semana, anulando la mayor parte de los actos programados. Pero los ‘Peluqueros Solidarios’ no se han rendido y han mantenido su cita: recoger alimentos para Cáritas a cambio de un corte de pelo gratuito en el Parque de la Paz.

Los voluntarios se amparaban en que un pequeño toldo podría hacer frente a las inclemencias metereológicas, pero la verdad es que, poco después del inicio de la convocatoria, a las diez de la mañana, sólo había una veintena de sillas vacías y otros tantos peluqueros esperando actividad. Se acercaban unos cuantos convencidos con bolsas de comida, pero sin aceptar el corte de pelo en contraprestación.

Al ser preguntado por la posible anulación del acto, su organizador, Pepe Pérez, se ha mostrado positivo: «Seguro que viene mucha gente, ya no llueve». Pecaba de optimismo a las once y media, cuando sólo había una niña cortándose el pelo. Pero su pronóstico se ha cumplido y media hora después ya había una decena de personas diligentemente sentadas mientras los voluntarios pelaban su cabellera.

«¿Que cómo se me ha ocurrido esta iniciativa? Soy peluquero, si fuera carpintero ofrecería otra cosa…», aclara Pérez. «Hace dos meses empecé a llamar a mis colegas para ver si se apuntaban». Y vaya si lo han hecho: veinte profesionales de nueve peluquerías de Vila se han sumado y han logrado 800 kilos de comida que repartirá Cáritas entre los más necesitados de Eivissa y de Formentera. Dos de sus miembros, Lorena López, la joven coordinadora, y Mario Martínez, un veterano «con doce años de voluntariado», no daban crédito: «Creíamos que por el mal tiempo no vendría gente, pero han pasado más de 200 personas para donar alimentos».

Quien no se sorprende por la respuesta ciudadana es Pepe Pérez. Además de peluquero, es el presidente de la activa Asociación de Vecinos de es Clot y es el responsable de movilizar a medio centenar de ciudadanos que, concentrados en el Parque de la Paz, atraían al resto de transeúntes.

«No cortaba el pelo al aire libre desde que hacía el servicio militar», cuenta Pérez, mientras admite que no sería mala idea montar peluquerías en terrazas para que los clientes tomaran cañitas mientras se pelan. Él forma parte de esas generaciones que se veían obligadas a hacer la mili. «Yo tenía 18 años y me pasaba el día cortando pelo». Su vocación nació de casualidad, cuando con 14 llegó a Eivissa desde su Utrera natal. Del pueblo sevillano pasó a aprendiz de peluquero en «Can Gomàs», «el barbero que había en el puerto, al lado de la Horchatería Los Valencianos, que cerró a principios de los ochenta y su local sirvió para ampliar la tienda de helados».

Pepe Pérez está más que satisfecho, y no sólo él, sino que el joven al que corta el pelo también quiere participar. Se llama Raúl Prieto, se ha enterado de la iniciativa leyendo la prensa diaria y ha contribuído con tres kilos de arroz. «Creo que es una iniciativa muy buena, así ayudamos a la gente que lo necesita». Lo mismo dice la peluquera Ana Guasch mientras corta el pelo de un niño: «Debemos ayudar todos, porque la cosa está tan difícil que podríamos ser nosotras las que necesitáramos ayuda».