La crisis sanitaria del Covid-10 ha dejado patente la intensa dependencia del turismo que tienen las Baleares. Pero, ¿realmente nos beneficia tanto como dicen o hay que cambiar el modelo a otro tipo de turismo más sostenible?. Esto es lo que han preguntado desde la Fundación Gadeso en su último análisis de la realidad socioeconómica balear. Para ello ha realizado 600 entrevistas a residentes de las Islas en septiembre para ofrecer una muestra de la opinión ciudadana.
La percepción de la ciudadanía hacia la situación actual del sector turístico es de preocupación. Solo el 3% piensan que la situación es buena, siendo los ibicencos los más pesimistas (1% piensan que es buena y el 21% creen que es mala), muy probablemente por el hecho de que uno de los principales activos turísticos, el ocio nocturno y las discotecas, han permanecido cerradas durante toda esta temporada. A pesar de todo, con la extensión de la vacunación y el alivio de las restricciones de los mercados emisores a sus ciudadanos para viajar a nuestras islas hace que el futuro se vea con algo más de optimismo (especialmente los ibicencos, 11%). Aun así la percepción todavía continúa siendo de cierto pesimismo, y que la recuperación a niveles pre-pandemia todavía tardará en llegar y será difícil.
Dependencia del turismo, trabajos precarios y desigualdad social
El 82 % de los baleares considera que el turismo es la base de nuestro mercado laboral, «a pesar de que se trata de un trabajo demasiado temporal y en muchos casos precarios, con sueldos bajos y jornadas laborales sobredimensionadas», señalan en el informe. El 73 % de los encuestados considera que dependemos totalmente del turismo, con los riesgos que comporta y han quedado patentes con la pandemia, ya que el parón de actividad turística del 2020 desembocó en una caída del 20% del PIB balear.
Los salarios continúan siendo un problema, aunque tengan una adecuada consideración en el convenio vigente. La temporalidad y precariedad, «así como unos lugares de trabajo de muy baja calificación, condicionan, absolutamente, un nuevo modelo turístico que no fundamente la competitividad en los costes laborales Queda pendiente un replanteamiento serio y coherente de las condiciones de trabajo contractuales (temporalidad/precariedad, a tiempo parcial). Solo una reconsideración de las cargas de trabajo puede conducir a la creación y consolidación de una ocupación estable y de calidad. Todo esto es uno de los cimientos para que nuestra actividad turística sea sostenida y sostenible a medio y largo plazo», desarrolla el informe.
La mitad de los encuestados considera que la masificación es negativa, mientras que la otra mitad cree que cuantos más visitantes más posibilidad hay de hacer caja. Este tema genera controversia porque mientras hoteles y restaurante se llenan en determinadas zonas, la masificación de las playas o los altercados que genera «el turismo de borrachera» alteran el bienestar de los residentes. Imágenes de disturbios en Magaluf (Mallorca) o West End (Sant Antoni) contribuyen a generar mala fama al turismo entre la ciudadanía balear. En este sentido, el 29% de los encuestados ibicencos creen que los turistas solo vienen a emborracharse y en Mallorca lo creen el 39% de los encuestados. En torno al 14% de la población isleña opina que el actual modelo turístico está contribuyendo a genera cierta animadversión hacia nuestros visitantes, «siendo este un debate que se está intensificando año tras año y que conviene seguir con atención para evitar males mayores», reflexionan desde Gadeso.
Desde hace tiempo, se considera que el turismo ha sido la base de nuestro bienestar (62%) aspecto que la pandemia ha contribuido a reforzar. A la vez, ha aumentado la percepción de que la actividad turística genera puestos de trabajo. «El Covid y el parón de la actividad del sector turístico ha dejado a una parte importante de la población en una situación precaria, en Ertes o directamente en el paro. Este hecho ha provocado que los ciudadanos, de manera mayoritaria (52%) vean que la actividad turística crea puestos de trabajo. Lo cual no significa que estos sean estables y de calidad», explican.
Entre las conclusiones de este estudio, se extrae que el modelo turístico de Baleares es tremendamente débil y que genera un aumento significativo de la desigualdad social y de la pobreza con muchas familias en riesgo de exclusión social.
Por otro lado, la percepción de masificación (74%) es cada vez más fuerte y la ciudadanía considera necesaria una reconversión (que incluya ciertas limitaciones) del modelo turístico «para lograr una competitividad esencial en el sector pero que no sea incompatible con la capacidad de un territorio tan limitado y delicado como el nuestro», añaden.
El estudio también señala que los baleares, en conjunto, tienen una visión poco entusiasta ante la desestacionalización. Algo que sigue siendo una asignatura pendiente. «Este alargamiento no supone un cambio en el modelo, aunque se reconozca que se han hecho esfuerzos para innovar y diversificar la oferta. También se considera un grave problema la insuficiente gestión de los recursos naturales y el medio ambiente», destacan desde la Fundación.