@D.V./ La segunda jornada del juicio al apicultor Martín Candioti, acusado de provocar el incendio que devastó 1.576 hectáreas de bosque en mayo de 2011 a causa de una imprudencia temeraria, ha estado marcado por la intervención de los peritos llamados por la defensa y la fiscalía. Todos han aportado información valiosa pero no ha sido suficiente para discernir con claridad la responsabilidad de Candioti en el inicio del fuego.
“El uso del ahumador provocó el incendio”
Una de las declaraciones clave han sido la del Teniente y el Cabo Primero del Seprona que realizaron la investigación de las causas del incendio y que detuvieron al apicultor. Así, han relatado que cuando se presentaron al lugar de lo hechos y tras contemplar la ‘geometría del incendio’ llegaron a la conclusión que éste se inició en un punto situado a dos metros de una colmena de abejas: “Se estudiaron los vestigios del fuego y dimos la coordenada exacta del lugar donde se inició, en un punto situado junto a la colmena”.
Los agentes del Seprona han explicado que tomaron declaración a Candioti y que éste admitió que había estado en el lugar de los hechos poco antes de que se produjeran los primeros indicios de fuego, y que también reconoció que había utilizado un ahumador, instrumento típico en la práctica de la apicultura. Despuésde comprobar que la zona estaba cubierta de pinocha seca, un material muy inflamable, llegaron a la conclusión que el incendio se había producido a causa de “un acto involuntario por el uso del ahumador y por el desprendimiento de una pavesa en su encendido”. También han asegurado es necesaria una autorización de la Dirección General de Biodiversidad para encender un ahumador en una zona de riesgo de incendios a partir del día 1 de mayo, autorización de la que Candioti carecía.
No obstante, cuando el abogado del apicultor ha pedido a los agentes que detallaran qué prueba empírica tenían de que la causa del incendio había sido una pavesa provocada por el ahumador, éstos han admitido que no tenían ninguna. “Una pavesa es una partícula incandescente y, claro, una partícula incandescente no perdura, no queda como prueba” han reconocido los agentes, que se han remitido a sus deducciones.
La colina era un polvorín
También han prestado declaración dos Agentes de Medio Ambiente del Govern Balear que actuaron para sofocar el incendio, y definieron la zona en la que el apicultor estaba trabajando como un “auténtico polvorín”. Así, el agente 102.377 ha explicado que el lugar donde empezaron los hechos, donde estaba ubicada la colmena, reunía todos los elementos que pueden convertir un pequeño incendio en algo letal: “Es una sierra con fuertes pendientes, laderas orientadas al sur y vaguadas laterales que pueden generar el ‘efecto chimenea’. Además, la orografía dificulta el acceso de las fuerzas de extinción”.
El agente ha explicado que en la zona había mucha hojarasca seca que actuaba como combustible natural, que el bosque era muy denso y que determinaron que el incendio empezó a dos metros de la colmena, en una oquedad que era una antigua carbonera. “Bajo la hojarasca había una capa de carboncillo y ceniza, era un suelo térmico. Ante una mínima partícula encendida, ese suelo prende” ha relatado.
Posteriormente, el agente medioambiental 1.151 ha explicado que por las condiciones de temperatura, humedad, y por la vegetación y la composición del suelo, “las probabilidades de ignición eran del 70%”.
“Es imposible que un ahumador provoque un incendio”
Una lectura muy distinta es la que han ofrecido los dos peritos de la defensa, Sergio Biñuelas y Santiago Pérez, que han explicado detalladamente el funcionamiento de un ahumador de apicultura y han asegurado que es “extramadamente improbable, casi imposible”, que un instrumento de este tipo haya provocado un incendio por el desprendimiento de una chispa o una pavesa. Ambos han explicado que se suele provocar un pequeño fuego en el interior del ahumador y que luego se diposita encima un filtro con hojas de romero o jara, lo que evita que salga algún tipo de pavesa. La combustión necesita muy poco oxígeno y se produce gracias a la acción de un fuelle: “La combustión es interior y no salen partículas sólidas, se produce con el movimiento de gases en su interior”.
“¿Pueden salir llamas, pavesas o brasas de su interior” les han preguntado. “En dieciséis años de experiencia jamás lo hemos visto”. Posteriormente, han explicado que diariamente “miles de apicultores usan el ahumador y el riesgo de incendio es irrisorio”. También les han preguntado si la máscara protectora del apicultor pudo haber provocado que Candioti no se diera cuenta d que había empezado a prender una brasa, pero los peritos lo han negado: “El apicultor debe ser capaz dever las larvas de las ovejas, que son microscópicas. Por tanto, la máscara protectora no supone ninguna merma de visión”.
es en potxol.lo vestit de dona a la fila de darrera? serà ell mateix en persona tractant de passar informació «al valle de los caídos, años y años después»?? NO SÉ TIENE UN PARECIDO RAZONABLE CON EL AMIGO POCHO.
es en potxol.lo vestit de dona a la fila de darrera? serà ell mateix en persona tractant de passar informació «al valle de los caídos, años y años después»?? NO SÉ TIENE UN PARECIDO RAZONABLE CON EL AMIGO POCHO.