@Pablo Sierra del Sol / Ya no quedan podencos salvajes en Can Sendic. La finca, situada en la zona sur de Sant Josep de Sa Talaïa, hacía años que se había convertido en un quebradero de cabeza para las personas que viven en las tierras vecinas. Una actuación coordinada entre el Ayuntamiento, la Fundación Gossos y Can Dog ha permitido sacar de es Cubells a casi un centenar de ejemplares de ca eivissenc que han sido trasladados recientemente a las instalaciones que el centro de recuperación animal posee en Sant Llorenç y que funciona como perrera de los cuatro municipios de Fora Vila.
Los perros de caza, totalmente asilvestrados, invadían las propiedades colindantes a Can Sendic, alarmando sus propietarios y enfrentándose a sus mascotas. Organizados en jaurías, campaban a sus anchas por la zona sin que el dueño de la finca, Bartolomé Ribas Marí, pusiera remedio. Sendic había sido juzgado por maltrato animal y recluido durante un año en un centro psiquiátrico al diagnosticársele un trastorno obsesivo compulsivo similar al Síndrome de Diógenes. José Aranda, el director de Can Dog, cuenta que él era el único capaz de controlar mínimamente a las manadas que se multiplicaban en sus propiedades gracias a un silbato. «Cuando lo usaba, los perros reaccionaban, pero no quería poner remedio a la situación bajo ningún concepto. No había forma de entenderse con él y no se podía entrar en Can Sendic para hacer una actuación integral», dice Aranda.
Cambio de actitud de los propietarios de la finca
La muerte de Sendic el pasado febrero, a los 78 años de edad, cambió radicalmente la situación. Su hija se mostró dispuesta a cooperar en todo momento y se pudieron instalar trampas en la zona para capturar a los podencos y trasladarlos a Can Dog. Así se corregía un desequilibrio que tiene sus orígenes a principio de siglo, según cuenta el responsable de Can Dog. Aranda afirma que fue «el abuelo» de Bartolomé Ribas el primero en criar de forma masiva cans eivissencs. «Pero eso no debía resultar anormal en la época, ya que hablamos de una Ibiza muy rural y de un área que estaba totalmente aislada. No había carreteras cercanas y aquella parte de Sant Josep estaba muy poco poblada. Con la llegada del turismo y el crecimiento de población, este problema se descontroló», explica.
Al caminar por los senderos de Can Dog en dirección a las zonas valladas donde se encuentran los podencos recién capturados uno podría esperarse un encuentro con animales recelosos y hostiles al contacto humano. Nada más lejos de la realidad.
Los perros muestran su lado más simpático y venerable cuando se entra en sus dominios. Brincan, juegan y corretean en torno al extraño, casi con la misma familiaridad con la que atienden a la adiestradora Margite Lehmann cuando se dirige a ellos en alemán y les reta a desarrollar sus capacidades caninas a cambio de una golosina. «En tres o cuatro meses conseguimos reeducar completamente a estos podencos. Los desparasitamos y los fortalecemos con buena alimentación para que se mantengan saludables», dice Lehmann.
Excepto los cachorros, que tienen guarida propia, a los pocos días de llegar al centro, los adiestradores mezclan a los perros adultos con los machos y hembras que ya viven allí, algunos también procedentes de Can Sendic (donde se han hecho capturas en los últimos años) y otros que han sufrido el comportamiento negligente de sus antiguos dueños que les abandonaron.
Una raza «leal y cariñosa»
La convivencia le cambia el carácter rápidamente a los recién llegados, exponentes de una raza «leal, doméstica y cariñosa», como la define Aranda, que aprovecha para agradecer la implicación de la Fundación Gossos, que ya ha conseguido que varias familias suizas adopten a un pequeño número de podencos. Y pueden ser más en los próximos meses. Aranda anima a los amantes de los canes en la isla a acoger a uno de estas mascotas en su casa, un llamado que también ha hecho la concejalía de Medio Ambiente de Sant Josep. En caso de no encontrar familia de acogida, en ningún caso se sacrifica a los perros, que siguen viviendo en Can Dog. Algunos podencos de la zona de es Cubells llevan más de dos años aguardando para encontrar un nuevo dueño.
Una parte de ellos esperan en can dog quedran decir ya que aún quedan algunos sueltos y el problema es que ahora son más ariscos e incluso agresivos ( días atrás atacaron a unos ciclistas y uno resultó herido) Ahora capturar los que quedan será mucho más difícil.
Ya les ha costado. Años y años sufriendolos. ¡No hay derecho!
Adoro los perros y creo que su bienestar esta cerca de sus naturaleza y estos perros son de caza y son mil veces mas felices cazando que en un sofa de un piso,ya se que ay cazadores con mala fama pero también ay propietario sin ser cazadores que son unos cafres ero se que tanbien ay cazadores y son mucho que cuidan mejor de sus perros que muchos que van de animalistas y tratan a sus perros como personas eso si es maltrato
Ahí hay un hombre que dice ¡ay!
Ay ay caramba…