@D.V./ La historia de los Vivancos es casi como de cuento o de película americana. Son siete hermanos que se criaron en una familia nómada de artistas, que desde muy pequeños se han pateado medio mundo, y que han tomado el relevo y se han dedicado profesionalmente al arte y al espectáculo. Los siete hermanos iniciaron una diáspora por todo el mundo, de conservatorio en compañía, abriéndose camino cada uno por su cuenta. Años más tarde, el mayor de ellos toca a rebato, reune a la familia y se pregunta: ¿por qué no hacemos algo juntos? Y aquí los tenemos. Son los Vivancos.
Después de triunfar por todo el planeta con su mezcla de flamenco, danza, artes marciales, música clásica, hip-hop y pirotecnia, los Vivancos presentan un nuevo espectáculo: ‘Aeternum’, y en su divagar mundial, entre una actuación entre Moscú y otra en Londres, han encontrado un hueco para actuar en el Centre Cultural de Can Ventosa, en Eivissa. La cita será este domingo, en dos pases: uno a las siete de la tarde y otro a las nueve de la noche.
Elías Vivancos, el mayor de los hermanos, nos atiende y explica qué se encontraran todos aquellos que se acerquen a Can Ventosa este domingo.
-Explícanos, ¿qué es ‘Aeternum’?
-Yo lo definiría como una mezcla de virtuosismo, más espectacularidad, más entretenimiento. Combina elementos coreográficos de flamenco, danza, claqué, street dance, artes marciales… Cuenta con una música que ha compuesto Fernando Velázquez, el autor de la banda sonora de ‘Lo imposible’, también suena rock clásico, y nosotros mismos tocamos instrumentos.
Creo que ‘Aeternum’ es la aportación a nuestra forma de entender qué debe ser un espectáculo. De pequeños nos criamos en grandes ciudades y de cada sitio nos empapamos de su tradición cultural. Nuestro trabajo es un producto de todo lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida.
-Este espectáculo lo habéis presentado en polideportivos y grandes recintos. ¿Qué supondrá encajarlo en un lugar tan pequeño como es el escenario de Can Ventosa?
-No tiene nada que ver actuar ante un auditorio grande que ante otro pequeño. Cada cosa tiene sus ventajas. En un auditorio pequeño llegas más fácilmente al público, estableces un tipo de comunicación muy especial, más íntima. Pero actuar, por ejemplo, en el polideportivo de Paris-Bercy ante 15.000 personas en un chute de adrenalina brutal.
-Los Vivancos mezclais flamenco con artes marciales, hip-hop, tecnología… Es una mezcla muy abigarrada. ¿Cómo surgió vuestro estilo? ¿Por qué decidísteis que el sello de los Vivancos sería este?
-Nunca habíamos trabajado juntos y cuando decidimos hacerlo tuvimos el reto de ilustrarlo, de plasmarnos de alguna manera. Cada uno de nosotros había crecido artísticamente por su cuenta pero cuando nos juntamos para montar el primer espectáculo nuestro estilo surgió por sí solo. No tuvimos que forzar nada. Los lenguajes surgieron de forma natural. El sello Vivancos es éste.
-Supongo que girar por todo el mundo con todo este tinglado a tus espaldas debe ser muy complicado, y máxime cuando hay que cuidar aspectos técnicos, de intendencia, producción…
-Efectivamente. Esto es algo que hemos aprendido a golpes, durante estos seis años que llevamos de gira. Al principio sólo pensábamos en el apartado artístico, pero luego nos dimos cuenta que girar con un espectáculo lo es todo: producción, técnicos, equipo… Un millón de detalles. Así, con ‘Aeternum’ queríamos hacer un espectáculo que se pudiera montar en un solo día. Hemos conseguido algo grande pero, a la vez, manejable. Por ejemplo, el mismo domingo, después de actuar en Eivissa, nos vamos a Londres.
-¿’Aeternum’ es un espectáculo muy exigente para vosotros?
-Es muy duro. Hay un momento en el que estamos colgados cabeza abajo, agarrados a unos hierros, y es demoledor. Trabajar con estos espectáculos te obliga a cuidarte mucho, tanto la alimentación como en la constancia del trabajo físico. Debemos trabajar mucho en el gimnasio y en la práctica de la danza, lo que es muy complicado cuando estás en gira y te pasas el día en el avión.
-Cuéntanos tu momento favorito del espectáculo.
-Hay un momento en el que los siete bailamos con los ojos vendados y tenemos unos bastones de artes marciales en las manos. Es muy complicado y exige una gran concentración. También hay un momento en el que tocamos instrumentos musicales y, a la vez, bailamos. Son números que exigen un gran trabajo, mucha disciplina y una gran concentración. Pero, por mucho que lo explique, lo mejor es que lo veais en directo.