Joan Miquel Perpinyà / El turismo se ha gripado. El sector económico del que viven miles personas en Balears y en las Pitiusas, ha pasado a ser, de un día para otro, una fuente de ingresos residual.
En el mes de julio, solo 4 de cada 10 hoteles de Ibiza y Formentera abrió sus puertas y de media, únicamente vendieron 3,5 de cada 10 camas. La ruina absoluta para los hoteleros. Los trabajadores sobreviven gracias al “escudo social” que proporcionan los ERTE, pero la caída de ingresos en las familias es brutal y el invierno se hará muy duro y muy largo.
Los trabajadores sobreviven gracias al “escudo social” que proporcionan los ERTE, pero la caída de ingresos en las familias es brutal y el invierno se hará muy duro y muy largo.
Habremos de consolarnos pensando que este descalabro del turismo no nos afecta solo a nosotros, sino que es global y no se salva ningún país. Ni uno siquiera. Mal de muchos, consuelo de tontos. Si aceptamos esto, convendremos que hemos fracasado a la hora de vender Balears como un destino seguro porque ninguno lo es.
Ni Grecia siquiera, donde la exigencia de una prueba PCR negativa para entrar en el país (algo que España ni siquiera se planteó hacer) y las pruebas aleatorias en los aeropuertos ha conseguido impedir que el número de visitantes se desplome un 80%. Mykonos podrá presumir al fin, aunque solo sea por una vez, de igualar a Ibiza. En la desgracia, claro.
Ni los corredores seguros fueron tales ni las Pitiusas fueron jamás un destino libre de Covid-19.
Ni los corredores seguros fueron tales ni las Pitiusas fueron jamás un destino libre de Covid-19. Nuestras autoridades turísticas mienten más que hablan, como cuando decían que “Winter is better”. ¿De qué? Confundían sus deseos con la realidad, porque de ningún modo se puede afirmar semejante majadería.
Este próximo domingo se acabará la temporada turística y las calles volverán a estar vacías de visitantes. Quedarán los residentes para capear la segunda ola de coronavirus que en Ibiza ya cuenta con más de 500 casos activos, 5 veces más que en marzo, cuando llegamos a 91 casos activos. Los niños volverán a las aulas, a saber por cuánto tiempo porque nadie confía en que los colegios puedan llegar a ser seguros. ¿Lo han sido los hoteles, los restaurantes, los comercios, las escuelas de verano, los autobuses? No se hagan ilusiones.