R. B./ La asociación Oceana, la mayor organización internacional centrada en la conservación de los océanos y su ecosistema, ha tenido acceso a un informe realizado por OceanSnell que revela el devastador impacto de las anclas sobre la posidonia en el Parque Natural de ses Salines (accede aquí al documento completo). En concreto, esta empresa de consultoria medioambiental marina cifra en un 20% el retroceso que han causado las embarcaciones que fondean ilegalmente sobre esta pradera, que es un hábitat protegido por la Unión Europea por su declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1999.
Siete biólogos marinos han sido los encargados de peritar el estado de la Posidonia oceanica entre Punta Pedrera y s’Espalmador, para compararlo con el que presentaba en 2008 según los informes del proyecto LIFE, financiado por la Unión Europea y el Govern balear. Las conclusiones que arroja el trabajo de estos científicos resultan alarmantes: la pradera ha mermado entre un 16% en las zonas en las que mejor se conserva y un 44% en las más castigadas por estas prácticas ilegales.
Las cicatrices de las anclas sobre la posidonia
«La elevada presencia de mata muerta de posidonia y el descenso de la cobertura en todas las zonas es consecuencia directa del fondeo de embarcaciones sobre las praderas», concluyen los científicos, quienes han basado su investigación en «la presencia de gran cantidad de marcas de garreo de anclas de embarcaciones, los bloques de pradera arrancados, la distribución en manchas y localización de las zonas de mata muerta, así como el elevado número de embarcaciones que fondean en estas zonas durante la época estival».
El impacto de las marcas de garreo, es decir, los surcos que dejan las anclas sobre el fondo marino, se estima en alrededor de 11.000 metros cuadrados, ya que se contabilizaron hasta 209 huellas de este tipo, algunas de ellas de hastas 344 metros.
Las boyas ecológicas y la regulación de los fondeos
En conclusión, Oceana apremia al Govern a que ponga en marcha con la mayor rapidez posible el proceso de instalación de boyas ecológicas, «ya que son el único modo posible de permitir la presencia de un número controlado de embarcaciones de todas las esloras sin dañar las praderas». Esta petición discurre en paralelo con la formulada de forma reiterada por el Consell Insular de Formentera, que ayer mismo denunció que el Govern estaba «dilatando» el proyecto de regulación de fondeos ecológicos y respetuosos con el Patrimonio de la Humanidad.
El Consell subrayó la el «grave perjuicio» que la situación actual ”está causando ua los fondos marinos y en especial a las praderas de posidonia” e insistió en “la necesidad de regular y reordenar de forma urgente” el fondeo de embarcaciones de recreo en esta zona.
Opinión: Ni todo el monte es orégano ni todo el mar posidonia, por Rebecca Beltrán