Mientras que los movimientos ecologistas piden cada vez con más fuerza la prohibición de los vuelos de jets privados, la industria aeronáutica sigue tirando millas en dirección contraria: está fabricando nuevos modelos cada vez más grandes, que superan en prestaciones a los que hemos visto hasta ahora por nuestros aeropuertos. Como ejemplo, la reciente venta por parte del fabricante Boeing de un modelo 777X, su nueva generación de jets, que cuenta con 342,7 metros cuadrados de espacio y que, el pasado mes de mayo, adquirió un cliente anónimo para convertirlo en su avión privado. Como señala el periódico alemán Handelsblatt, que se ha hecho eco de esta nueva tendencia en un reportaje publicado esta semana, las dimensiones de este jet «equivalen a casi cuatro veces el tamaño de un apartamento promedio en Alemania».
«Aunque la aviación VIP es una excepción, ha estallado un a carrera por la potencia y el tamaño en el mercado de los aviones privados», señala la publicación alemana. Y no va corta de ejemplos: Honda Aircraft está trabajando en el Honda Jet 2600, un avión privado con capacidad para diez pasajeros y un con una autonomía de casi 5.000 kilómetros. Y la multinacional aeronáutica de origen brasileño Embraer tiene sobre la mesa fabricar aviones para doce pasajeros y con una autonomía de 7.440 kilómetros. Y todos estos aviones, estén ya en desarrollo o sean de momento sólo proyectos y planos, tienen algo en común: sus potentes motores de combustión, responsables, según los movimientos ecologistas, de gran parte de las emisiones tóxicas. «El concepto de climáticamente neutro no se maneja entre los fabricantes», señalan desde el Handelsblatt.
Sin embargo, los movimientos ecologistas no cejan en su empeño de prohibir la aviación privada. La plataforma «Eivissa és Rebel·la», formada por las entidades ecologistas GEN-GOB, Amics de la Terra Eivissa, Extinction Rebellion, Rebel·lió Científica e Ibiza Conciencia convocó el pasado marzo una concentración en el monumento a los Corsarios de Ibiza para exigir el fin de la aviación privada. No es raro que estas concentraciones se den en nuestra isla, si tenemos en cuenta que el aeropuerto de Es Codolar es el tercero de Europa con más vuelos de jets privados, y el primero de España, según la European Business Aviation Association.
Si bien la industria parece tener claro que su negocio no se va a acabar pronto, algunos aeropuertos están dando ya pasos hacia una aviación más sostenible. En esta dirección apunta el anuncio del aeropuerto de Schiphol en Ámsterdam, Holanda, de prohibir los jets privados en un intento por reducir las emisiones contaminantes y los ruidos que genera esta aviación.
«Existe la sensación de que muchos gobiernos europeos están en contra de regular los jets privado, más aún de su prohibición», señalaba al Handelsblatt el director de la patronal alemana de aviación comercial, Andreas Mundsinger, quien indica que no ve con malos ojos el que se creen impuestos especiales para este sector de la aviación: «No nos oponemos a los impuestos, los vuelos serán más caros», señala el directivo. Claro que si uno puede comprarse un avión que es cuatro veces más grande que un piso medio para su uso personal, no parece que subirle las tasas vaya a desanimarle de usarlo.