@Noudiari / Han pasado quince años del devastador tsunami que arrasó por completo la isla tailandesa de Phuket y que se cobró la vida de un total de 230.000 personas, entre ellas la del empresario ibicenco Manel Vila.
Estaba de vacaciones en la isla cuando una ola gigante emanó de las profundidades del océano Índico a causa un terremoto de nivel 9. Era el 26 de diciembre de 2004, una fecha que será recordada para siempre por las devastadoras consecuencias de la ola gigante que segó la vida de casi un cuarto de millón de hombres, mujeres y niños.
La identificación del cuerpo de Manel Vila se produjo cinco meses después de desastre, cuando la Agregaduría de Interior de la Embajada de España insistió a los especialistas del centro de que los datos «antemorten» de Vila coincidían con los «posmorten» recogidos en el examen realizado hacía varias semanas a una de las víctimas.
La mujer y la hija de Vila, que estaban con el de vacaciones en la Isla de Phuket cuando se produjo el maremoto, salieron ilesas del maremoto. La desaparición y la muerte de Vila causaron un gran dolor en Ibiza, donde residía el empresario. Era una persona muy conocida y querida en la isla, donde tenía una empresa náutica situada en el puerto deportivo de Santa Eulària, municipio en el que se ofició una misa en su memoria.
Fue una de las catástrofes naturales más mortíferas de la historia, que, quince años después, sigue siendo recordada tanto por la cantidad de víctimas como por los destrozos que causó en un total diez países del continente asiático, especialmente en Tailandia y más concretamente en la isla de Phuket.