La Ruina, uno de los podcast más famosos de España en el que invitan a personas conocidas y público asistente a relatar anécdotas bochornosas, ha recogido en su capítulo 220, de hace solo unos días, una historia sucedida en Formentera que ha congelado la sonrisa a los escuchantes pitiusos, ya que, lo que parece una historia divertida y estrambótica, esconde una grave infracción medioambiental.
La Ruina se emitió desde Barcelona con Ignasi Taltavull y Tomàs Fuentes, que son sus presentadores, y contó con Aníbal Gómez como invitado. Se trata de un cómico español muy famoso por formar parte del dúo Ojete Calor (Mocatriz) con Carlos Areces.
A lo largo del programa invitan a varias personas a contar sus historias bochornosas y una de ellas, que aparece para contar su ruina en el minuto 24.33 del vídeo adjunto, explica que en 2021 se embarcó en el velero de su amigo para pasar todas las vacaciones en Baleares con su familia.
Lo cierto es que la anécdota ibicenca que recoge puede parecer cómica para quien no sepa que está completamente prohibido hacer lo que hacen y las consecuencias que eso tiene.
Así, relata que en un momento dado, cuando estaban en una cala de Formentera paradisíaca, se dieron cuenta de que la sentina de aguas fecales rebosaba al percibir un olor nauseabundo. El agua sucia había desbordado el depósito y un hilo de agua pestilente subía hasta la cubierta. En total, 70 litros de excrementos en el depósito que no daban más de sí.
El hombre relata que se dieron cuenta de que estaba desbordada y decidieron soltar la carga allí mismo, en mitad de las aguas cristalinas de Formentera, desatascando la salida de la sentina, que parece que estaba atascada, con lo primero que encontraron: un flexo. Para ello, tuvo que bucear a pulmón bajo el casco del barco.
En el mismo relato explican que la llave para activar la salida de fecales solo se puede activar a determinadas millas de la costa.
La historia, sin embargo, se centra en que, finalmente, y tras muchos intentos el hombre consiguió desatascarlo pero su amigo tenía activada la descarga en ese momento, de modo que le cayeron encima los 70 litros de excrementos y, además, recibió el impacto de los peces que se abalanzaron contra la masa fecal.
Hay que recordar que varios vertidos fecales de barcos de recreo han obligado a cerrar playas de Formentera en el pasado a causa de la presencia de bacterias de excrementos en el agua. Estos vertidos afectan también a las praderas de posidonia oceánica.
La descarga de aguas fecales está prohibida cerca de la costa y solo se permite bajo ciertas condiciones.
Para poder descargar aguas sucias en el mar hay que alejarse a 4 millas de la costa (más de seis kilómetros) solo si el buque dispone de un equipo para desmenuzar y desinfectar el agua. Hay que ir a más de 12 millas (más de 22 kilómetros mar adentro) si el buque no dispone del equipo. En todo caso, hay que asegurar que la descarga no produzca sólidos flotantes ni decoloración de las aguas.
Pero es que en áreas especialmente protegidas, como es el Parque Natural de Ses Salines de Ibiza y Formentera y el Espacio marino de Formentera y del sur de Ibiza ZEPA ES0000515 la descarga de aguas sucias está completamente prohibida, incluso tratadas, y debe hacerse uso exclusivo de tanques de retención y vaciado en puerto.
Las aguas sucias que no cumplan las condiciones anteriores deben retenerse en el barco, para su descarga en puerto o en una instalación de recepción autorizada
En España, la gestión de las aguas sucias (fecales) generadas por embarcaciones de recreo está regulada por el Convenio MARPOL (Anexo IV) y el Real Decreto 1381/2002, que adapta la normativa internacional a la legislación española.