@Pablo Sierra del Sol / El Ayuntamiento de Sant Antoni está preparando un decreto municipal que modificará parcialmente la ordenanza que ha elaborado este invierno para limitar el horario de las terrazas del centro de la localidad. El objetivo de esta la norma es paliar el problema histórico del ruido en las calles del West End, corroborado en el mapa acústico que encargó la concejalía de Medio Ambiente a una empresa externa meses atrás, y que ha ido deshabitando el corazón de Sant Antoni, donde apenas residen aún 150 vecinos.
El borrador original de la ordenanza redactada desde el departamento de Urbanismo adelantaba el cierre de las terrazas a las once de la noche. Después de pulsar la opinión de los empresarios del West y el Passeig de ses Fonts (las dos zonas más afectadas al concentrar la mayor parte de la oferta de madrugada), el Consistorio relajó la restricción: hasta medianoche, en el caso de los negocios con licencia de actividad musical, y hasta las dos de la mañana, para los establecimientos sin permiso para programar música.
Ahora, el decreto que tiene previsto aprobar el equipo que encabeza Pep Tur, Cires, en el pleno de abril añadirá otra modificación importante: los pubs o cafés concierto con ese tipo de licencia de actividad que apaguen la música a medianoche podrán mantener su terraza dos horas más.
Sin embargo, la opinión mayoritaria del empresariado de la zona es contraria a los planes del tripartito que gobierna Sant Antoni desde la primavera de 2015. Varios defienden que recoger antes las terrazas «no acabará con el ruido porque la gente que estaba sentada en las mesas de los bares no lo generaba» y añaden, igual que Pepe Sala, jefe de la oposición popular en el pleno municipal, que esos espacios «serán ocupados por la prostitución y la delincuencia que están presentes en el barrio desde hace años». Todos los consultados coinciden en que el nuevo escenario significará una mengua «importante» en su volumen de negocio.
Juanjo Ferrer: «No hemos aguado la ordenanza»
Juanjo Ferrer, segundo teniente de Alcalde y concejal de Urbanismo de la localidad, no cree que la concesión de dos horas más altere el espíritu de la ordenanza. «No la estamos aguando. Simplemente la adaptamos porque no queremos perjudicar a nadie. No estamos en contra de la existencia de las terrazas, pero queremos mejorar las condiciones de vida de los vecinos del centro del pueblo. El interés general debe estar por encima de los particulares», explica Ferrer, que asegura que otros puntos como cambiar las sombrillas y toldos de la zona del Passeig de ses Fonts, actualmente anclados al suelo y que pasarán, a partir de 2018, a ser portátiles, no se van a tocar, aunque se les dé un año de margen a bares, cafeterías y restaurantes para adaptarse a las nuevas reglas.
El político de El Pi, que está a punto de cumplir sus dos primeros años en el equipo de gobierno tras pasar cuatro como azote de Pepita Gutiérrez en la oposición, considera que la restricción de horario «sí reducirá el ruido, sin eliminarlo del todo, pero consiguiendo mejorar de forma importante un problema que hay que atajar». «Además», añade Ferrer, «en la elaboración de la ordenanza hemos contado en todo momento con la opinión de los empresarios. Su voz ha sido importante y nos han llegado muchas propuestas y sugerencias de su parte».
Un West End más seguro
La comunicación no ha sido tan fluida con asociaciones de vecinos y otros colectivos sociales, a los que Ferrer anima «a participar más en este tipo de procesos porque entre todos debemos cambiar la imagen de Sant Antoni para conseguir un pueblo que sea más habitable». El concejal de Urbanismo transmite calma cuando se le pregunta por la inseguridad que, según algunos empresarios y el PP portmanyí, causará la retirada de las terrazas: «Esos espacios no van a ser un foco de problemas. Las actividades ilegales, como la venta de droga, y otras que son alegales, como la prostitución, precisamente se aprovechaban de la presencia de las terrazas que aguantaban abiertas hasta altas horas para socializar su actividad».
El insularista dice no tener dudas de que las calles del West tendrán más presencia policial esta temporada (una demanda habitual de los empresarios de la zona). Aunque el retén de la Policía Local no está previsto que se traslade al centro del pueblo antes de verano, Ferrer asegura que desde la concejalía de Gobernación se harán todos los esfuerzos posibles para que las ordenanzas municipales sean vigentes en un barrio donde su cumplimiento ha brillado por su ausencia durante décadas.
Se pone una norma razonable y se hace cumplir a rajatabla y a todos por igual. ¿Es tan difícil?
La concejalía de gobernación está más preocupada por sembrar el desorden en recursos humanos, el rencor y las vendettas que en hacer esfuerzos como los que apunta el señor de la gestoría.
Jajajaja! Vaya tela! Llegan estos a reírse de la policía y a poner cargos de confianza de manera ilegal y ahora nos viene con estas.
Quina poca vergonya teníu. Heu convertit l’ajuntament en una casa de p….
Ya van bajando del carro.
«hasta las dos si apagan la musica».
La mayoria de los bares estan insonorizados, si se hacen
las cosas como Dios manda, no se tiene que escuchar la
musica fuera del local.
Que se sancione duramente al que tenga las puertas
abiertas y ya esta.
Pero para eso tiene que haber Policia Local y asi como
los van tratando y «mandando», sera dificil.
Yo soy un afectado por los ruidos, y esto ya es ridiculo, como si fueran a apagar la musica. y la policia brilla por su ausencia..
¿Como queréis que haya policía si se dedican a reírse de ellos y a atacarlos?
Los pocos que habían se están yendo a otros municipios.