@Pablo Sierra del Sol / El Ayuntamiento de Sant Antoni se marca como objetivo a medio plazo convertir el West End en una Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE). El nuevo horario que se aplicará a las terrazas del barrio más bullicioso de Sant Antoni (el cierre se adelantará a medianoche) es el primer paso. En caso de optar por la declaración de ZPAE, el equipo de Gobierno adquiriría como Administración la obligación de controlar y tomar medidas para que la las calles señaladas acaben cumpliendo los niveles máximos de ruidos estipulados por ley: 65 db durante el día y 55 a partir de medianoche. Esta medida haría fuertes a los vecinos frente a la problemática, ofreciéndoles un mecanismo para que pudieran ganar las demandas que presentaran contra los establecimientos que sobrepasaran los niveles de ruido aceptados o, incluso, contra el propio Consistorio.
No hay precedentes de ZPAE en Ibiza y en el conjunto de Baleares apenas se ha desarrollado este mecanismo que pondría en marcha Sant Antoni. Para ello se ampararía en la Ley autonómica que permite declarar como zonas acústicas de protección especial las áreas donde se realizan actividades recreativas. Este texto permite incluso actuar independientemente de si las empresas de ocio establecidas en la zona respetan los máximos establecidos.
«Hay que conciliar usos residenciales y usos turísticos. El ruido en el casco urbano es un problema heredado al que nadie ha querido meterle mano hasta ahora. Tenemos un elefante en el salón que nadie parece ver. Todos los informes que se han encargado en los últimos años son partidarios a tomar medidas al respecto. El sector empresarial que trabaja en el West tiene que hacer un esfuerzo para solucionar el problema: tiene el mismo derecho el vecindario a poder descansar que los empresarios a desarrollar su labor comercial», explica Pablo Valdés, teniente de alcalde y concejal de Medio Ambiente.
En las últimas mediciones nocturnas realizadas en el West se han llegado a registrar medias de 100 db. El tripartito que forman PSOE, Reinicia y PI ha invertido este año 20.000 euros para elaborar un mapa de ruidos centrado en calibrar la contaminación acústica de su casco urbano. Cuando la alianza postelectoral asumió el gobierno de Sant Antoni se encontró con un un mapa de ruidos encargado por el PP en diciembre de 2014. Según informan desde el Ayuntamiento, este proyecto elaborado mientras Pepita Gutiérrez era alcaldesa se pagó con reparo en 2015 porque no tuvo registro de entrada municipal.
El tripartito argumenta que no pudo utilizar los datos que contenía el primer informe «al estar enfocado a problemas que se dan durante todo el año derivados de infraestructuras: carreteras, metro, ejes ferroviarios, aeropuertos…» Además, las sonometrías iniciales tampoco habrían tenido en cuenta la orografía del terreno.
Las mediciones se hicieron a través de siete estaciones fijas que estuvieron funcionando 24 horas en diferentes lugares del casco urbano: West End, Caló des Moro, ses Variades, sa Punta des Molí… Además, en el barrio del West se situó una estación especial que estuvo en marcha durante una semana entera. Por otro lado, también se registraron 105 mediciones de quince minutos a través de un sonómetro portátil que transportaba un operario de Cecor, la empresa que se ha encargado del estudio.
Recogidos los datos de las sonometrías, se realizó una simulación para conocer los efectos sobre el ruido que tendría la retirada de terrazas a medianoche. El global de vecinos que reciben más de 55 db bajaría un 10 por ciento solamente, pero los niveles máximos se reducirían entre un 15 ó 20 por ciento. «No sería una mejora sustancial, pero es una vía para empezar a resolver el problema. Sant Antoni tiene una problemática muy especial, que se da en los meses de verano y se circunscribe a varias áreas concretas, especialmente al barrio del West End y relacionado con el sector del ocio», dice Valdés.
El West es la única zona del casco urbano donde hay terrazas abiertas de madrugada. La zona del paseo marítimo y de ses Variades también registran niveles anómalos de ruido, pero sus establecimientos se ven beneficiados por su horario de actividad, que concluye a medianoche. En el caso del Ibiza Rocks, los conciertos también acaban a las doce. «El pasado verano incluso modificaron el horario de los conciertos para que terminaran antes. Parece que están comprometidos a arreglar el problema de la contaminación acústica. Los propietarios se han presentado en el ayuntamiento en distintas ocasiones y han mostrado su interés en colaborar comprando la tecnología necesaria para atajar el problema», comenta Valdés. El teniente de alcalde de Sant Antoni cree que a ese cambio de actitud han ayudado las sanciones que se le han impuesto a este establecimiento. Este verano se paralizó la actividad musical del Ibiza Rocks el 14 de septiembre por exceso de ruidos.