@Noudiari / Las campanas de la iglesia de Sant Llorenç de Balafia repican sin cesar mientras arranca la procesión. Los fieles, una vez concluida la misa oficiada por el obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, llevan a cuestas la imagen de su santo patrón, representado con una palma y una parrilla, símbolos de su martirio.
La procesión, que forman otras seis figuras más, tres de la Virgen María y el niño, otra de Jesús, un monaguillo y, una vez más, el santo, vistiendo la dalmática propia de los diáconos, dan una vuelta completa alrededor del recinto antes de regresar a la iglesia.
Tras el acto religioso, llega otro tipo de desfile, esta vez de carros. Son diez en total y en los tres primeros los niños pueden subirse y participar en el recorrido. El que más curiosidad despierta es el último carro, conducido por una pareja y tirado por un diminuto poni blanco.
Finalmente, el ball pagés, con la Colla de Labritja, en una plaza de la iglesia abarrotada de gente, puso fin a los actos de la mañana. Eso sí, no podían faltar los típicos bunyols y orelletas, que endulzaron la jornada a más de uno. Por la tarde continua el día grande de Sant Llorenç con una fiesta infantil y la actuación de la Orquesta La 22 de Formentera.