@D.V./ Dicen que, según la teoría cuántica, existen universos paralelos en los que suceden las cosas que podrían haber sucedido pero que nunca sucederán -al menos en nuestro mundo-. Si eso fuera cierto, puedo asegurar que en este universo cuántico los Statuas d Sal han triunfado en toda España, han realizado una larga gira de despedida y después de tocar en el Palacio de Deportes de Madrid ayer volvían a Eivissa para realizar su último concierto. Pensaba esto cuando esta noche, en el concierto, escuchaba temas como ‘Bruno’, ‘Isla’ o ‘Imbécil’. Statuas tienen canciones de sobra que, más allá del éxito de ‘Merengue’, demuestran su indudable talento y que deberían haber certificado su éxito en las radiófórmulas de ámbito estatal. Además, cuentan con un directo irrebatible, incontestable. Después de tantos años juntos se conocen a la perfección y suenan como un tiro. Ajustados, desbocados pero coordinados, con todas las piezas encajadas pero sin perder el punto de locura que debe tener siempre el rock.
Dicho esto, es redundante afirmar que el concierto de despedida -la Klosing Fiesta- de Statuas d Sal fue un acontecimiento extraordinario: musical y emocionalmente. Después de 23 años de carrera, los Statuas se despedían de un público que año a año, disco a disco, no ha parado de crecer y que les ha convertido en casi una seña de identidad ibicenca. No fue sólo la despedida de David Serra, Omar Gisbert, Joan Barbé, Juanma Redondo o Fernando Hormigo, sino que también pasaron por el escenario todos los excomponentes del grupo, los músicos que han colaborado por el camino, amigos, colaboradores… en definitiva, los compañeros de viaje y toda esa gran familia que ha conformado los Statuas.
Tres horas de ‘hits’ emocionales
El concierto se planteó como un repaso exhaustivo a toda la carrera del grupo. Sonaron 32 canciones y el repaso empezó por ‘Estatua de sal’ que, según David Serra, era como una tarjeta de presentación. Después, ante el público que abarrotaba el espacio habilitado junto al Recinto Ferial, sonaron ‘Hoy por hoy’, ‘Mejor mojar’, ‘Payaso’…, se alternaron los momentos más íntimos con los temas más acelerados, hubo un momento de concierto acústico y tras un bis se atacaron tres temas que elevaron aún más la temperatura en el recinto: ‘Lo que hay que ver’, ‘Imbécil’ y ‘La cura’.
Después de casi tres horas de concierto y del cansancio se acumulaba en las piernas del público, la audiencia estaba enchufadísima, en órbita, y dispuesta a disfrutar hasta la última gota los últimos minutos de la vida de Statuas de Sal. David Serra se dirigió al público y confesó que, pese a todas las emociones, la disolución no tenía marcha atrás: “La decisión está tomada”, agradeció el apoyo del público y atacó los dos últimos temas: ‘Merengue’, la canción emblemática del grupo -que sonó realmente bien- y ‘Frágil’, que puso a prueba las cuerdas vocales de Serra y que marcó el punto y final definitivo a esta historia.
Todo salió a pedir de boca. Fue la despedida soñada. Statuas d Sal nos ha dejado grandes momentos. Bon vent i barca nova.