Formentera ha vivido con crudeza la fuerza de la naturaleza en un miércoles, 14 de agosto, que será recordado por los destrozos causados por el temporal y el milagroso rescate de Xicu Torres Mayans, ‘Xicu des Moliner‘, un pescador local que salió a faenar por la zona de La Mola y que vio atónito como el viento hacía añicos su embarcación.
Logró agarrarse a un trozo de los restos de madera de su llaüt y tuvo la fuerza y la entereza necesarias para poder permanecer casi siete horas flotando en el mar hasta que fue localizado y rescatado por compañeros de profesión, amigos y voluntarios que salieron en su búsqueda y reforzaron el dispositivo dispuesto por Salvamento Marítimo.
El golpe de la DANA que ha padecido la isla se ha saldado sin víctimas mortales, aunque deja tras de sí un reguero de heridos y destrucción pocas veces visto en las Pitiusas. Nueve turistas italianos lograron salvar la vida por los pelos después de que su embarcación arreciara contra las rocas de Cala Saona, empujada por el viento y un mar embravecido que les llevó casi al límite.
Dos de ellos han sufrido heridas graves, uno ha perdido un dedo y otro tiene una pierna destrozada, pero podrán contarlo. Unas 40 embarcaciones que se encontraban ayer fondeadas cerca de la costa de Formentera han quedado seriamente afectadas después de ser empujadas por el mar contra las rocas, pero en todos los casos solo ha habido que lamentar daño materiales y ninguna pérdida humana.
El temporal golpeó fuerte en el mar, pero también tierra adentro, y los destrozos causados por este en Formentera son cuantiosos. Entre las diez de la mañana y las siete de la tarde de ayer, los bomberos de la isla tuvieron trabajo a destajo. Recibieron 20 llamadas y actuaron en un total de 15 servicios.
El más complejo de todos, sin duda, fue el del rescate de los pasajeros y tripulantes del velo, ya hundido, de Cala Saona, tenso y peligroso por las condiciones, por tener que sacar a las personas de la embarcación mientras esta era golpeada una y otra vez contra las rocas, zarandeada por las olas que rompían contra la línea del litoral. Cuatro de ellos fueron evacuados desde tierra y el el resto por mar, en una embarcación ligera.
Para que todo saliera bien, fue imprescindible la colaboración de vecinos de la isla, Policía Local, socorristas del servicio de playas del Consell y del Samu061, que trabajaron conjunta y organizadamente con los bomberos para rescatar a las personas del barco, que, como muchos otros, perdió el gobierno cuando estalló la tormenta, con vientos de más de 100 kilómetros en algunos momentos.
El resto de servicios de los bomberos tuvieron que ver con objetos de fachadas con riesgos de caída o la retirada de arboles tumbados o con peligro de desplome, afectando al tránsito de personas o vehículos, así como un incendio en un poste de luz a la altura de Sa Sequi. El turno de guardia de bomberos, formado por cuatro efectivos, se vio reforzado con otros cinco profesionales que se unieron a los trabajos a pesar de estar de día libre cuando vieron que su presencia era necesaria para cubrir las múltiples incidencias provocadas por el mal tiempo.
En la finca pública de Can Marroig, los árboles afectados por el mal tiempo se cuentan por decenas. El viento los arrancó de raíz o los partió por la mitad, como se aprecia en la imagen que aparece justo debajo de estas líneas. La zona del merendero ha quedado cerrada hasta que se abatan los pinos que hay medio suspendidos sobre su cepa, y en serio riesgo de desplome. En otros puntos, el viento tiró palmeras, como en el puerto de Formentera, una que cayó sobre la acera sin causar daños a nadie, o partió por la mitad una higuera centenaria en una casa de campo, relata Ràdio Illa.
Tras el desastre, toca hacer balance de los daños causados por el temporal, intervenir para evitar vertidos de combustible al mar de entre todas las embarcaciones volteadas y varadas en la costa y limpiar playas que, como la de Cala Saona o ses Illetes, han quedado llenas de restos de trozos de barcos y enseres que salieron volando y han quedado desperdigados sobre la arena.
También cabe tomar medidas, sobre todo para que no vuelva a ocurrir, y esclarecer o preguntarse cómo, con aviso de alerta naranja, los patrones de numerosos barcos no buscaron cobijo en puerto, poniendo en riesgo sus vidas y las de quienes salieron en su ayuda, y permanecieron fondeados a escasos metros de la costa. De haberse prolongado los peores momentos de la DANA, que duraron una hora escasa, el resultado y los efectos podría haber sido francamente mucho más devastadores.
Ibiza y Formentera, así como el resto de Baleares, siguen hoy en alerta naranja o roja (en el Norte de Mallorca), por mal tiempo.