@Noudiari / Todo tiene un final. Un último adiós. Y hoy es el de Statuas d Sal… Un día triste para la música y para el rock pitiuso. Se despide un grupo con solera y una legión de seguidores tanto en la isla como fuera y que ha sido referente musical de varias generaciones de ibicencos. Y lo hace con un concierto en el recinto ferial (21,30 horas) que se prevé multitudinario. Sus componentes empezaron a tramar la fundación de la banda a finales de 1989. Y en 1990 irrumpían con fuerza y vigor en la escena musical ibicenca. Fue un soplo de aire fresco. Ahora ponen punto y final a una larga y exitosa trayectoria porque prefieren cerrar el círculo antes de dejar morir el grupo, aseguran. «Es un final feliz, consensuado, amistoso y que no está motivado por ningún problema o conflicto entre nosotros», señalan sus componentes después de haber escuchado por la calle, según dicen entre risas, versiones «marcianas» sobre el motivo de la disolución de Statuas.
El jueves era su último ensayo antes de este concierto, y por el resto de los días, según afirman categóricamente mientras niegan futuros reencuentros salvo en el caso de movilizaciones sociales con ánimo reivindicativo y por el bien de Ibiza.
Se citaron en una casa que rezuma música, la del desaparecido promotor musical Toniet Barber, tío de uno de los componentes del grupo, Joan Barber. Perdidos en el campo, en una pequeña montaña entre las carreteras de Sant Miquel y Sant Joan, preparan el concierto de hoy, toda una maratón de más de tres horas ininterrumpidas de música. Ha caído la noche y sigue haciendo mucho calor. Varios de los componentes del grupo se han desprendido de la camisetas paras estar más frescos. Hay química y ganas, se nota. Quieren que el concierto sea de traca y se esmeran.
Entre un mar de cables interpretan canciones de todos sus discos y entre pausa y pausa explican anécdotas del grupo. «Las que se pueden contar», se desternillan. Y es que 23 años de historia dan para muchas. «El 16 de julio de 1996», rememora David Serra, la voz, «actuábamos en el Dr. Music en los Pirineos y Omar y yo íbamos a llegar más tarde que el resto de componentes del grupo. Aterrizamos en Barcelona y fuimos a alquilar un coche, pero los dos nos habíamos dejado el canet de conducir en Ibiza. Llevábamos 15.000 pesetas cada uno y le preguntamos a un taxista qué costaba el trayecto y hasta dónde nos podía llevar con aquel dinero. ‘A mitad de camino’, nos respondió». Un amigo les fue a recoger al punto acordado y llegaron al concierto por los pelos, de pura casualidad. De hecho, fue bajar del coche y subir a tocar. Sin cambiarse ni prepararse lo más mínimo, recuerdan con humor, aunque reconocen que sufrieron lo suyo.
A toda prisa
Tras un concierto en Zaragoza y una animada noche de diversión en la capital aragonesa también tuvieron un problema horario, en esta ocasión matinal. No sonó el despertador y siguieron durmiendo como si nada cuando tenían que tomar un avión de regreso a Ibiza desde Barcelona. Hasta que les despertó por teléfono un representante. Cogieron el coche a toda velocidad bajo una intensa lluvia y, como siempre, consiguieron llegar a tiempo al aeropuerto y subir al avión. Aún no saben muy bien cómo, señala Joan Barber.
Juanma prefiere las peripecias vividas con Remigio en Logroño, a quien cuando menciona se ‘parten’ de la risa el resto de componentes del grupo, un jubilado ocioso al que le preguntaron por un tienda de música y que les llevó, en cambio, por todos los bares de copas y tapas de la ciudad y que les presentó a sus nietas, señalan en tono jocoso, momento en el que, según indican los músicos, dejaron de retener recuerdos, relatan entre carcajadas.
El grupo ha tenido muchos momentos buenos, pero ha quedado alguna espinita clavada, como el hecho de no haber logrado en la Península el éxito y apoyo del público en la misma medida que en Ibiza, lamenta Omar. Coinciden sus compañeros, quienes creen que cuando ganaron el concurso de Sony y llevaban mes y medio viviendo en Madrid tendrían que haberse quedado en la capital española para tratar de abrirse hueco a nivel nacional, donde ya estaban instalados, opina David Serra. Pero regresaron a Ibiza porque en la isla siempre se han sentido «muy cómodos», agrega Omar, y porque había que trabajar puesto que los ingresos generados por la música no eran suficiente. «Tuvimos la mala suerte de coincidir con el peor momento de las discográficas y de la música en general», convienen Fernando y Juanma.
Conciertos especiales
Para los músicos de Statuas no habido un concierto especial por encima del resto, pero se quedan con los de las presentaciones de los discos en general y con el de ‘Frágil’ en particular, cuando reunieron a más de un millar de personas en el DC-10, «que estaba a reventar», recuerda Serra. Para Barber otro gran momento sobre el escenario fue en el concierto celebrado en el Parque Reina Sofía para recabar el apoyo del público ibicenco de cara a su participación en el concurso de Vodafone. «Fue espectacular. Había entrada libre y vimos cómo la gente lo daba todo a cada canción. Además, se aceptaban aportaciones económicas y cuando vimos la cantidad recaudada nos quedamos realmente sorprendidos».
Fernando achaca la despedida del grupo a la madurez adquirida por cada uno de los componentes de la formación y a las circunstancias personales, puesto que con hijos, como tienen dos de los músicos del grupo, y las responsabilidades laborales de cada uno de ellos no es fácil encontrar tiempo para ensayar o viajar de concierto en concierto. De hecho, explican que en las tres últimas semanas han practicado más que en los tres últimos años. David añade que para nada es un adiós a la música y que la cabeza de cada uno de ellos sigue gravitando en torno a la música y generando ideas de todo tipo. Es el final, pero tratarán de que sea «apoteósico», señala Omar y asienten sus compañeros.
A las nueve y media de la noche, cita obligada con la historia musical de la isla en el recinto ferial.