La educación es la mejor herramienta para desterrar prejuicios y eso lo sabe bien Dean Gallagher, profesor de inglés y voluntario con Amics de la Terra en la lucha para erradicar a las serpientes invasoras de herradura y escalera que están diezmando la población de lagartijas endémicas de Ibiza.
Su propia labor divulgativa y de ‘cazaserpientes’, sumada al interés de dos familias de turistas para que sus hijos conozcan la realidad de Ibiza, ha dado como resultado un peculiar taller, casi improvisado, en el que niños y niñas británicos, en su mayoría, han aprendido todo lo que hay que saber sobre estos ofidios invasores durante sus vacaciones.
Todo comenzó cuando Gallagher recibió un aviso para retirar cinco serpientes atrapadas en sendas trampas en una localización cercana a Benirràs, en el municipio de Sant Joan.
Dos familias de turistas alojadas en viviendas vacacionales de la zona, tras conocer la realidad de la plaga, pidieron al experto que enseñase a sus niños y niñas la importancia de la campaña para tratar de frenar y acabar con la invasión.
«Me encantó la idea», indica Gallagher, preocupado por el enfoque alarmista que algunos medios británicos han dado a la plaga de Ibiza, «como si las serpientes fueran venenosas o peligrosas para el ser humano».
Al llegar se encontró con un pequeño grupo de niños y niñas con caritas expectantes que, lejos de tener miedo, estaban deseando aproximarse a las serpientes. «¡Incluso tuve que frenarles un poco! Primero tenían que aprender cosas básicas por seguridad, como por dónde hay que agarrarlas o que hay que tratarlas con cuidado, por mucho que sean una especie invasora», comenta Dean Gallagher a Noudiari.
«Si niños de seis, siete u ocho años pueden coger las serpientes sin guantes, estamos mostrando la realidad: que no son peligrosas para las personas o para el turismo», relata Gallagher, que rechaza rotundamente «la histeria, sensacionalismo y otras tonterías que se generan a veces con este tipo de informaciones». «Los niños han entendido que estamos luchando para salvar una especie endémica y que, por desgracia, hay que sacrificar a las culebras para que no se coman todas las lagartijas», remarca.
«Finalmente se han llevado la importante enseñanza de que hay que respetar el medio ambiente y los ecosistemas y también que en otros lugares las serpientes forman parte del medio y sí son peligrosas y no hay que tocarlas. Mi mensaje es claro: respeto a la naturaleza y frenar la importación de especies que no pertenecen a un lugar», subraya el voluntario.
Este taller también destierra otros prejuicios, como que todos los turistas que pasan por la isla lo hacen sin enterarse de cuál es la realidad isleña y solo les interesa el sol, la playa y la discoteca. «Todo esto ha sido por la iniciativa y el propio interés de los padres y madres que querían que aprendieran esta realidad de la isla», insiste el australiano Gallagher.
Los pequeños aprendieron que las lagartijas están en peligro por la invasión de estas culebras pero, al mismo tiempo, que si ven una serpiente en sus casas vacacionales, jardines u hoteles «no tienen que preocuparse porque no son venenosas ni peligrosas», insiste. «Basta con dejarlas en paz o alejarlas haciendo algo de ruido porque son muy sensibles a los sonidos», relata.
Gallagher les explicó cómo manejarlas si han de extraerlas de una trampa. «Tienen dientes y te pueden morder, aunque no sean venenosas, y eso hay que evitarlo, por eso hay que cogerlas de la cabeza y con mucho cuidado», explicó a los niños y niñas.
Así, niñas y niños aprendieron y disfrutaron de un día de vacaciones en Ibiza diferente y que les dejará un recuerdo imborrable.
Una experiencia, en suma, que ha sido tremendamente positiva para familias y pequeños y para el propio voluntario que «recluta» así refuerzos para la protección de la lagartija ibicenca.
El ‘cazaserpientes’ afirma que está más que dispuesto a emprender más actividades como esta con turistas para mostrar a la prensa británica que buena parte de lo que dicen sobre la plaga es falso.
***Las personas que avisten una serpiente pueden avisar a la organización ecologista Amics de la Terra o bien al Ayuntamiento que corresponda o a la Línea Verde del Cofib.