La UD Ibiza necesita un milagro para seguir en la órbita del fútbol profesional o, lo que es lo mismo, sumar en 21 partidos que quedan para que acabe la Liga alrededor del doble de puntos que ha logrado en la primera vuelta del campeonato de Segunda División, la cual ha cerrado con solo 16. A los malos resultados en el torneo ligero cabe añadir la pronta eliminación de la Copa del Rey a manos del último clasificado del Grupo ! de Primera RFEF, el Ceuta, 3-2, para ver la endeblez de un proyecto que apunta al fracaso si no corrige errores.
Los problemas en el club insular tras su primera temporada en Segunda empezaron a verse a las primeras de cambio. En las primeras jornadas de la competición el equipo evidenció carencias de peso que le han impedido ser un equipo competitivo. De hecho, a día de hoy ocupa la última plaza de la clasificación. Muchos de los fichajes realizados por la dirección técnica han resultado un chasco en el campo. Su rendimiento dista mucho del nivel que se requiere para mantener la categoría.
Revertir esta situación en el mercado de invierno se antoja como una tarea harto complicada. Primero porque los jugadores con cierto cartel que podrían mejorar la plantilla ibicenca no ven la UD Ibiza como un destino atractivo, ni por el lugar que ocupa en la clasificación ni por el ambiente que se respira en la entidad, donde los nervios están a flor de piel y la afición pide la cabeza del director deportivo, Miguel Ángel Gómez, blanco de todas las críticas por la pésima planificación llevada a cabo.
Además, para que lleguen nuevas piezas para el tablero futbolístico del conjunto de Can Misses, primero tienen que producirse salidas que aligeren la masa salarial y generen recursos económicos para reforzar una plantilla en la que, a día de hoy, no hay hueco, no cabe nadie más. Con 27 fichas dadas de alta, no hay sitio para nuevas incorporaciones.
Del trabajo de la directiva en los próximos días y de su presidente en particular, Amadeo Salvo, que interviene de todas las parcelas y decisiones de la entidad, desde las más importantes a las más insignificantes, depende el futuro inmediato de la UD Ibiza. Se enfrenta tanto a la pérdida de la categoría como a la rescisión del contrato de cesión de las instalaciones municipales cedidas en exclusiva por el Ayuntamiento de Ibiza, que está supeditado a la permanencia del club en el fútbol profesional.
Afición
Sigue habiendo un núcleo fuerte de aficionados que no se pierde un partido. Sin embargo, la afluencia de público al campo de Can Misses ha descendido de forma alarmante desde la temporada pasada a la actual. Los malos resultados tienen parte de culpa, pero no toda. El club no ha tenido mano izquierda en algunos aspectos cruciales para aglutinar una masa social de peso.
Se ha generado enemistades con otros clubes de diferentes especialidades, tanto de fútbol como de atletismo y de rugby, y no ha medido las consecuencias de ello, puesto que le han restado simpatías y seguidores.
La carencia de habilidades comunitarias se suma, por tanto, a la mala marcha del equipo en la Liga como causa de un descenso en la entrada. Aunque la UD Ibiza presume de tener 4.000 abonados, si no consigue que estos acudan al campo ni regalando prácticamente la entrada a una parte de ellos, el proyecto pierde fuelle y fuerza y no contribuye a un clima propicio para sacar adelante los partidos de casa.
El técnico
Lucas Alcaraz es un técnico experimentado, el cuarto que se sienta en el banquillo del Ibiza esta campaña. Con los mismos recursos que sus antecesores, el equipo ha experimentado una leve mejoría en cuanto a juego. Aunque es cierto que hacerlo peor era complicado, es la última esperanza a la que se agarra el club para conseguir lo que hoy parece imposible: la salvación.
Da la impresión de que a poco que se acierte con los refuerzos, Alcaraz mantendrá al equipo vivo durante muchas jornadas, que es de lo que se trata ahora, de no perder distancia con los rivales que le preceden en la clasificación para llegar con opciones a la parte final del torneo, donde se decide todo.
Con la llegada del nuevo técnico se ha visto por primera vez en esta campaña a la UD Ibiza con una hoja de ruta clara en el campo, Antes, parecía que no había plan, que los jugadores hacían la guerra por su cuenta y riesgo sin un manual colectivo que rigiera el devenir del grupo. Y eso lo ha conseguido sin casi tiempo de haberlo preparado, con lo que la figura del entrenador, a poco que responda la directiva y la dirección deportiva en el capítulo de fichajes, se presume vital para alcanzar un objetivo que a día de hoy se vislumbra casi imposible.
Segunda parte
El inicio de la segunda vuelta de la competición se presume también como clave del éxito, la supervivencia, o del fracaso, el descenso. El calendario supone un verdadero reto para el Ibiza en este inicio de año, en el que se enfrentará, por este orden, a Eibar, Las Palmas. segundo y primero, respectivamente, Granada, sexto, y Cartagena, octavo, antes de recibir en casa al Lugo, decimonoveno y uno de los rivales de su Liga, de la que se juega en las catacumbas de la clasificación.
Si el Ibiza consigue ganar a alguno de los cuatro primeros adversarios a los que se enfrentará en las primeras jornadas del año, la forma de ver las cosas lo cambiaría todo, y más en un deporte que oscila tanto como el fútbol, que depende de rachas y dinámicas y en el que recuperar un mínimo de aliento en un momento determinado puede marcar el camino y suponer un punto de inflexión. Necesita hacerlo el Ibiza para volver a creer en sí mismo y para que la afición vuelva a creer en él.