Los planes de asentar a la UD Ibiza en el fútbol profesional en su segunda temporada en la división de plata del fútbol nacional se desmoronan con el paso de las jornadas. El primer equipo de la entidad vive una crisis sin precedentes desde que su presidente, Amadeo Salvo, se pusiera al frente del proyecto. Tras 18 partidos, el conjunto ibicenco ocupa la última posición de la tabla clasificatoria. No ha sido capaz de ganar más que tres partidos en esta competición hasta la fecha, ha empatado otros tantos y ha perdido doce. Las cosas pintan mal.
Y es que estos números abocan irremisiblemente al equipo al descenso si no se corrigen de inmediato. Dentro de todo lo malo que envuelve esta situación, queda un halo de esperanza: la Segunda División es un campeonato muy largo, tiene 42 participantes, y queda margen, tiempo y puntos para salir del atolladero. Todas sus posibilidades, no obstante, pasan por una reacción inmediata que no puede dilatarse más.
Los dos próximos partidos que afronta la UD Ibiza se presentan como dos finales por la supervivencia en toda regla. Ambos se jugarán en el estadio de Can Misses, el jueves ante el Racing de Santander (18,30 horas) y el domingo ante el Málaga (14 horas). Dos rivales que como el Ibiza se mueven en la cuerda floja en un arriesgado ejercicio de funambulismo sin red de protección donde un traspiés puede acarrear consecuencias fatales.
Desde que empezara la temporada en curso, el club no ha tenido una semana de calma. Las cosas empezaron a torcerse desde muy pronto y los malos resultados se han cobrado la cabeza de dos entrenadores hasta el momento, la de Javier Baraja, quien empezó la campaña como técnico de la UD Ibiza, y la de Juan Antonio Anquela, sucesor del primero y que solo estuvo cuatro partidos al timón de la nave.
Ahora ha llegado al club Lucas Alcaraz, un entrenador con experiencia en la categoría pero que en su debut, ayer, en el campo de La Romareda, encajó su primera derrota al frente del cuadro insular, 1 a 2. Los problemas del equipo, sin embargo, no parece que procedan del banquillo, sino de plantilla y los futbolistas que la forman. Ni los que estaban y siguen ni los que han llegado esta temporada están dando su mejor versión y este está siendo el gran lastre del conjunto en lo que va de ejercicio.
Se pone en duda la planificación deportiva llevada a cabo por el nuevo director deportivo, Miguel Ángel Gómez, que tiene un contrato de larga duración pero en su primera temporada en el club no está obteniendo los resultados exigidos y se ha convertido en el señalado por la afición. Los seguidores del club ibicenco la han tomado con él y en la última derrota del equipo en casa, ante el Andorra, le pidieron que dimitiera.
Él ya dijo que no tenía intención de marcharse y será complicado que lo haga, al menos renunciando a la totalidad del contrato que tiene firmado con el club. Cuestionado sobre los reproches de los aficionados en la rueda de prensa del nuevo entrenador, Miguel Ángel Gómez declaró que mucho había tardado el público en apuntarle como responsable de la situación que vive el club, unas palabras que no han sentado nada bien a la afición celeste.
Al Ibiza le restan tres partidos para que finalice la primera vuelta del campeonato, los dos mencionados anteriormente en casa y un tercero en el campo del Albacete. Si la salvación pasa por sumar entre 22 y 25 puntos por vuelta, al equipo de Vila, con 12 nada más, solo le valdrían tres victorias seguidas para acercarse a estos números. Ese sería el mejor escenario posible antes de que se abra el mercado de invierno y permita a la entidad reforzar una plantilla que en esta parte de la competición se ha mostrado endeble.
En el club se baraja la posibilidad de dar varias bajas, de deshacerse de algunos futbolistas con poco protagonismo y bajo rendimiento para hacer hueco a nuevas incorporaciones en una plantilla que parece excesivamente larga, en la que hay 27 jugadores. Después, si esto ocurre, habrá que ser hábil a la hora de fichar para que no ocurra lo mismo que cuando se confeccionó el plantel. Porque de ahora en adelante cualquier paso en falso será determinante para el futuro inmediato del club, al que no le queda margen de error debido a los guarismos que esgrime a estas alturas del curso deportivo.
El mercado de invierno no es la panacea a todos los males, pero se vislumbra como la oportunidad de paliar la debilidad del conjunto ibicenco, frágil en defensa (el que más goles encaja, 27 en 18 partidos) y poco acertado en ataque (12 goles nada más, el segundo menos realizador de todos por delante de su próximo rival, el Racing, con nueve).
Así las cosas, la UD Ibiza afronta en las próximas semanas el momento más importante desde su llegada al fútbol profesional, tanto en el terreno de juego como en los despachos, donde las cosas deben de hacerse bien de una vez por todas para que la permanencia no se convierta en una quimera antes del comienzo del año nuevo y el club tenga que transitar por la segunda parte del torneo como un grupo desahuciado.
Igual es hora de ir diciendo adiós a Coke, Zé Carlos, Gálvez, Álvaro García, Azeez, Nolito, Miki Villar, Castel, Darío y Armando. Algunos traspasados, otros cedidos, otros rescindidos. Pero estas 10 bajas creo que son las mínimas. Los únicos intocables son Fuzato, Appin, Isma Ruíz, Ekain y Herrera.
Que ha habido una pésima planificación deportiva: SI
Que hay que hacer remodelación profunda de la plantilla: SI
Que se han largado jugadores importantes (como Javi Lara o incluso Jémez): SI
Que hay muchos jugadores que no dan la talla: Si, demasiados
Como el comentario anterior, si que hay jugadores que están dando la cara, pero también añadiría a Goldar, Juan Ibiza y Suli
O mejoramos ya, o el año que viene a 1º RFEF