La UD Ibiza y el Málaga han dicho adiós a la categoría en un partido malo y aburrido que ha terminado en tablas (1-1). Appiah, en el minuto 62, ha vuelto a poner en evidencia la fragilidad defensiva del cuadro insular, y tras abrirse hueco por la frontal del área se ha sacado un zapatazo raso y ajustado al palo izquierdo de Germán Parreño, que nada ha podido hacer para evitar el gol. En el 89, Juan Ibiza, en una acción a balón parado, ha logrado el tanto del empate.
Con este encuentro se pone punto y final a la pésima campaña cuajada por el equipo ibicenco, que ha sido una caricatura desde el inicio al final de la Liga, que se le ha quedado grande y en la que en ningún momento ha dado la talla, sobre todo en los importantes.
La llegada de Lucas Alcaraz al banquillo de Can Misses solo ha servido al final para maquillar mínimamente la mala construcción de la plantilla, que desde las primeras jornada del campeonato evidenció graves carencias. Ni los fichajes realizados por la dirección deportiva ni los que trajo la directiva por capricho propio han dado resultado.
Se ha visto que traer dinosaurios como Nolito o Koke, a los que les queda el nombre y poco fútbol, no da resultado. Y si a eso le unes jugadores sin experiencia, con poco recorrido o ninguno en el fútbol profesional, el golpe puede ser duro.
Todo esto queda atrás. El Ibiza baja a Primera RFEF y ahora, si quiere volver a subir, tiene la complicada tarea de dar con la persona adecuada para constituir una plantilla competitiva y la obligación de dejarla trabajar sin injerencias en su parcela. De lo contrario, cabe la posibilidad de que, un escalón más abajo, vuelva a pasar lo mismo que ha ocurrido este año.
Lo que nadie puede quitarle al club, eso sí, es el mérito de haber sido el primero de toda la isla en alcanzar el fútbol profesional, la Segunda A, de la que la afición insular ha podido disfrutar dos temporadas. O al menos una, la primera, porque la segunda no ha sido nada placentera para el respetable.
Desde hoy queda sin efecto, además, el controvertido convenio de cesión de las instalaciones municipales de Can Misses, que vuelven a ser de uso público y no privado, como ha ocurrido con parte de ellas, algo que ha convertido los dos últimos cursos deportivos en una batalla entre la UD Ibiza y otros clubes como el CD Ibiza, el Club Atletisme Pitiús y los de rugby, que se quedaron sin campo donde jugar ni entrenar en el municipio.
Un desaguisado en toda regla al que hay que poner orden para devolver la paz al deporte municipal, que jamás antes había vivido un enfrentamiento de estas dimensiones.