R. Beltrán/ La Stiftung Warentest, un organismo alemán similar a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) española, ha realizado un estudio de 36 sales de mesa de todo el mundo, entre las que se encuentra la sal de Ibiza. Los resultados, no obstante, no son nada halagüeños para el condimento extraído de las salinas de la isla.
Según el informe emitido por esta entidad, los encargados de analizar la sal ibicenca “sólo encontraron una pequeña fracción de los anunciados 80 minerales y oligoelementos” que afirma contener. El condimento de Ibiza, que ha alcanzado una fama mundial debido a su buen sabor, su altísima calidad y sus propiedades saludables, se obtiene por la evaporación natural del agua del mar debido a la incidencia del sol. Según la página web de la empresa que la comercializa, esta sal premium “contiene 80 tipos de minerales y oligoelementos procedentes del mar que son de vital importancia para nuestro organismo”. Además, la empresa Sal de Ibiza incide en que estos compuestos se encuentran en la sal “en su estado natural y así pasan a ser plenamente aprovechados por nuestro organismo”.
Sin embargo, la Stiftung Warentest asegura no haber detectado la presencia de estos oligoelementos y minerales en la sal ibicenca, a pesar de que Sal de Ibiza asegura que la estructura del cristal de sal marina “posibilita no sólo una mejor absorción de los minerales y oligoelementos contenidos en la sal, sobre todo, una mayor interacción con el resto de los nutrientes que son absorbidos por nuestro organismo”.
La sal rosa del Himalaya, la sal persa azul y la de Kalahari, otras de las cuestionadas
El resto de sales analizadas por los expertos de esta organización de consumidores alemana, que goza de un enorme prestigio en su país por tratarse de una entidad independiente con una antigüedad de casi cincuenta años, tampoco salen bien paradas de este estudio. Las 36 sales analizadas se componen “del 93% al 99,9% de solución salina”, es decir, no difieren prácticamente en su composición ni en sus cualidades, ya que el porcentaje de elementos particulares que debería contener cada sal es ínfimo e inapreciable.
Entre las sales estudiadas por la Stiftung Warentest se encuentran la sal rosa del Himalaya, la de Kalahari, la flor de sal de Es Trenc y de Guérande, la sal persa azul (cuya coloración azul Prusia proviene, según este organismo, de tintes “que no provienen de ningún alimento»), así como otras sales de mesa más corrientes, no consideradas de calidad gourmet, como son la sal con flúor y yodo que comercializa Lidl bajo su marca y la de otra cadena de supermercados alemana llamada Edeka. Según las conclusiones de este estudio, las propiedades de este condimento varían muy poco entre una marca y otra, ya sea premium o una sal de mesa corriente y aunque los precios varíen de los 3 céntimos a los 6,65 euros por cien gramos.
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Ya tiene consumo una pista para intervenir en un producto que usa el nombre de Ibiza y esta engañando en su etiqueta con los componentes que contiene.