Lluis Prats Sánchez (Sant Antoni de Portmany, 1984) es neurólogo vascular en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, y coinvestigador principal en un estudio sobre el ictus que ha descubierto relaciones entre los que cuentan con un peor pronóstico funcional con algunas bacterias de la microbiota, que es el conjunto de microorganismos del intestino. Este trabajo de la ‘Fundació Institut de Recerca Hospital de Sant Pau‘ y que involucra a las empresas Novogene y Microomics Systems, comenzó a finales del 2019, y aunque el covid complicó un poco las coses, ha seguido adelante, y ampliando el número de muestras recogidas.
«Lo que hemos podido ver es que hay siete especies bacterianas que están muy asociadas a los ictus más graves, tanto en la fase aguda, es decir, durante el primer día de ingreso, como en los tres meses de seguimiento. Así, detectando alguna de estas bacterias en el paciente, ya podemos saber que el paciente puede sufrir un mal desarrollo de esta enfermedad», detalla Prats durante una conversación con Noudiari.
También comenta que, por el contrario, hay otras bacterias que están asociadas a un buen pronóstico del ictus, que indican que la evolución neurológica del paciente durante los tres meses de seguimiento será más óptima. Para este tipo de complicaciones hay varios tratamientos en fase experimental, pero este estudio se dedica específicamente a observar y explorar las muestras fecales que se recogen de aquellas personas que han sufrido un ictus, para ver qué está pasando realmente. «Nuestra idea de futuro es hacer un ensayo clínico, investigar qué tratamientos pueden modificar la microbiota. Buscaríamos modificar el ambiente microbial de cada paciente de manera personalizada, para que tenga microbios más saludables y pueda, así, mejorar su pronóstico», añade Prats, que apunta que este es un objetivo a años vista.
Este proyecto está financiado a través de dos becas FIS (Fondo de Investigación en Salud), que son otorgadas por el Estado. Cabe destacar también el papel de Israel Fernández, un doctor de biología que ha recibido la financiación correspondiente a la parte del estudio que analiza las muestras de pacientes de un ictus isquémico, mientras que Lluis Prats se encarga de la parte de los ictus hemorrágicos. El primer caso se da cuando un coágulo de sangre tapa una arteria, y en el segundo se rompe una arteria, se produce lo que se conoce como derrame cerebral.
«Cada vez más es más claro que cada enfermedad se corresponde con un tipo de microbiota especial, y esta es algo fácilmente moldeable», agrega el entrevistado, que destaca que este es precisamente el motivo por el que la microbiota está ganando interés en el ámbito médico. «Así que nosotros decidimos investigar qué pasa con los pacientes, porque a veces dos personas que han sufrido un ictus muy parecido, con las mismas características en las lesiones isquémicas vistas por TAC craneal o resonancia magnética cerebral, tienen una evolución muy diferente, y pensamos que tal vez la microbiota podía ser una explicación», explica Prats.
Muestras recogidas hasta el momento
En el estudio preliminar se recogieron 89 muestras de ictus isquémico y 26 de ictus hemorrágicos. Asimismo, se realizaron 12 controles, es decir, se exploraron las muestras de 12 personas sin antecedentes por ictus, para poder comparar con las muestras de aquellos que sí lo han padecido. Actualmente los encargados del estudio cuentan con un total de 250 muestras, por lo que el número ha aumentado considerablemente. El neurólogo portmanyí comenta que están encontrando algunas diferencias entre sexos, que «es algo que tiene mucho sentido, porque un ictus en una mujer generalmente es más grave, y la evolución neurológica también es peor que en un hombre». «Las mujeres de per se evolucionan peor, y hay diferencias con los hombres porque la mujer come diferente, tiene un ritmo intestinal diferente y las hormonas también influyen mucho en la composición microbiana». Cabe destacar, además, que una manera de prevenir el ictus es no fumar.
En cuanto a las franjas de edad, Prats señala que estos episodios cerebrales, en personas de menos de 44 años, son más frecuentes en mujeres, mientras que por encima de dicha edad ocurre más en hombres. Además, a partir de los 80, los ictus son, de nuevo, más frecuentes en las mujeres. En parte porque los hombres suelen vivir menos años.
Profesionales implicados
En el hospital barcelonés de Sant Pau hay cinco neurólogos dedicados a ictus y unas 50 personas del personal de enfermería, incluyendo a los auxiliares, que ayuda a recoger muestras para este estudio en planta y en la Unidad de Semicríticos. También hay unas siete personas en el grupo de informáticos y genética, del que se encarga principalmente el biólogo Israel Fernández.
Debido a que hay partes del análisis que no se pueden llevar a cabo en el centro hospitalario de la capital catalana, se envían las muestras fecales a Novogene, una empresa extranjera que hace análisis a nivel mundial. «Allí realizan un estudio especial, nos dicen todas las especies bacterianas que tiene cada persona y nos entregan una base de datos con todo esto indicado», expone el entrevistado. Finalmente, para hacer el análisis bioinformático de las muestras, hace falta un ordenador especial, una ‘supercomputadora’ que se encuentra en el Institut de Recerca del Hospital del Mar (Barcelona), a través de la empresa Microomics Systems.