R. Beltrán/ El filólogo Jordi Bilbeny, quien levanta ampollas cada vez que lanza una de sus controvertidas teorías, ha afirmado que el origen del topónimo de las Islas Malvinas se encuentra en los Illots des Malvins, un grupo de dos islotes situados en el estrecho que separa a las Pitiüses.
Según afirma Bilbeny en el artículo que ha publicado en la web del Institut Nova Història, institución de la que es presidente, la expedición dirigida por Magallanes que descubrió estas dos islas situadas frente a las costas argentinas zarpó no desde el puerto de Sevilla, como mantienen la mayoría de historiadores, sino desde el puerto de Barcelona, por lo que las naves iban cargadas de expedicionarios de «diferentes puntos de la Nación Catalana». Esta afirmación, junto a una «gran similitud estratégica» de ambos islotes por estar situados «frente a la costa y cerca de un estrecho» (del de las Pitiüses en un caso y del de Magallanes en el otro) da pie a Bilbeny a asegurar que el origen etimológico de las Malvinas tiene sabor pitiuso.
Otro ingrediente viene a engrosar la lista de razones que esgrime Bilbeny y es que la isla más extensa de las Malvinas se denomina Gran Malvina, al igual que Malví Gran es el nombre que recibe el islote mayor de los Malvins. «Así regresarmos al patrón balear que también se exportaría a los islotes atlánticos», concluye el filólogo, quien no cree en las casualidades.
El catalán, lengua original de El Quijote
Jordi Bilbeny no sólo ha apostado por el origen pitiuso de las Malvinas, que los británicos denominan Falkland Islands dejando atrás cualquier tipo de similitud con els Malvins, sino que se ha atrevido a lanzar otras teorías mucho más osadas. Además de garantizar por enésima vez el origen catalán de Cristóbal Colón, quien sería un noble llamado Cristòfor Colom que partió con sus naves desde Pals de l’Empordà y no desde Puerto de Palos, Bilbeny ha tocado hueso al atribuir la autoría de El Quijote a un autor catalán llamado Joan Miquel Servent. Por supuesto, según su teoría la lengua original de la que está considerada la obra fundacional de la novela española moderna sería el catalán.
El director del Institut Nova Història arrancó exclamaciones de estupor en un curso universitario celebrado en Crespià a principios de agosto, donde presentó sus especulaciones sobre la autoría de El Quijote y fue incluso más allá al apuntar que la versión en castellano no era más que una mala traducción del original. Según Bilbeny, Joan Miquel Servent escondió su nombre real porque era hijo de Miguel Servent, un condenado a morir en la hoguera durante la Reforma de Calvino.
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Quien sabe. Todo puede ser verdad, y no haber pasado.
Lo del Quijote y demás, es sencillo de demostrar: ¿hay pruebas?