Joan Miquel Perpinyà / Únicamente el 2,4% de la población de Balears ha resultado afectada por el coronavirus y por tanto, pese a que somos un rebaño numeroso, dócil y obediente, carecemos de la inmunidad de grupo que nos garantizaría el hecho de que el 60% de las cabezas lanares hubiese resultado infectada. Eso no sucede en ningún lugar de España, donde de media el 5% de los habitantes presentan los anticuerpos del Covid-19, según un informe encargado por el Gobierno.
Esta es una noticia que debiera
alegrarnos, porque significa que muy pocos han resultado infectados;
pero cuidado, porque el mismo dato también alerta de que seguimos
potencialmente a merced del patógeno. Como en las Pitiusas
habitualmente vamos por libre, estamos en mejores circunstancias que
el resto del país y los casos activos son pocos y bajando, pese a lo
cual debe usted seguir atemorizado y temiendo que el resto de la
humanidad puede infectarle del mortal virus.
Lo mejor es quedarse en casa y si no
tiene usted más remedio que salir a la calle, hágalo con mascarilla
y pasando de todo el mundo. Tiene enormes ventajas, porque
enmascarado es difícil que le reconozcan a uno y le evita tener que
saludar, algo que siempre es un incordio y más a según quién.
Si quiere usted ir a Palma en avión y puede usted demostrar documentalmente que está en condiciones de hacer uso de su libertad de movimiento, sepa que igual coincide en el avión con gente que se halla en iguales circunstancias que usted y, por tanto, tiene usted a su lado, delante y atrás a otros pasajeros. En ese caso y aunque todo el mundo lleve mascarilla, haya rellenado un formulario negando haber estado enfermo en toda su santa vida y les hayan tomado la temperatura para comprobar que nadie tiene fiebre, grábelo en vídeo y súbalo a las redes sociales, denunciando que la aerolínea en cuestión no respeta la distancia de seguridad. No vaya usted a bajarse del avión atestado de personas aparentemente sanas para evitar el riesgo. Con poner el grito en el cielo y fingir estar alarmado, será suficiente. ¡Que se bajen ellos!
No vaya usted a bajarse del avión atestado de personas aparentemente sanas para evitar el riesgo. Con poner el grito en el cielo y fingir estar alarmado, será suficiente. ¡Que se bajen ellos!
Es preciso no solo comportarse como un auténtico cordero lechal, sino que es imprescindible exigir que el resto también lo haga. Obedecer y creer ciegamente lo que digan las autoridades políticas sin cuestionarlo jamás. ¿En qué rebaño estaríamos, si no? Piense que el mismo Govern balear que admite en el Parlament una reducción de la recaudación de más de 500 millones de euros y un incremento del gasto imprevisto de 300 millones, anuncia al día siguiente que moviliza 3.500 millones para reactivar la economía. Esa cantidad es el 60% del presupuesto de la Comunidad Autónoma. ¿De dónde piensa sacar esa ingente cantidad de recursos? ¡Qué mas da! La presidenta socialista Francina Armengol y sus socios de Unidas Podemos y Més per Mallorca ya tienen el titular y así iremos tirando hasta que se pueda. Ellos son los pastores del rebaño.