La lucha contra las serpientes invasoras de Ibiza tiene algunos héroes. Uno de ellos es Dean Gallagher, medio australiano y medio británico, de 43 años y profesor de inglés en la conocida academia Big Ben de Ibiza, que es voluntario y retira serpientes de trampas propias y ubicadas en terrenos por toda la isla.
Solo desde el mes de mayo de este año, este voluntario ha retirado unas 365 serpientes de las trampas y ha salvado a otras tantas lagartijas y geckos que estaban a punto de ser devorados por los ofidios. Prácticamente cada día acude a viviendas donde han capturado serpientes para retirarlas de las jaulas/trampa. Mientras habla con Noudiari y en apenas unas horas tiene que acudir a una casa de Cala Llonga y a otra de Portinatx donde han cazado dos ofidios, uno de ellos de gran tamaño.
Totalmente volcado en la causa, alerta de que no solo es un problema de primer nivel en el plano medioambiental, ya que amenaza a las lagartijas endémicas ibicencas, sino que también está empezado a ser un problema turístico.
“Hace poco visité una villa que estaba alquilada por una familia británica con niños pequeños y que estaba aterrorizada al encontrarse serpientes en su jardín. Fui allí a explicarles que no son venenosas pero es lógico que se asusten porque no están acostumbrados este tipo de animales y no esperan encontrarlos en Ibiza”, relata a Noudiari.
Él, criado en Australia y amante de la fauna, está habituado a tratar con todo tipo de animales y manipula a las serpientes con enorme seguridad. “Estoy acostumbrado a lidiar con reptiles y serpientes”, subraya.
“Hay que tener mucho cuidado al manipularlas. A veces te muerden y hay que llevar siempre guantes y estar protegidos”, indica. Aunque no sean venenosas, pueden hacer daño.
No le asusta incluso manejar a ofidios de gran tamaño. Ha llegado a atrapar ejemplares de 1.84 metros, en este caso de un macho de culebra de herradura. También ha retirado una culebra escalera que medía 145 centímetros. Y es que las serpientes son cada vez más grandes y se hacen fuertes en Ibiza a medida que conquistan más terreno y estabilizan la población en la isla.
Gallagher reconoce que, como amante de los animales que es, le da una enorme pena tener que acabar con las serpientes, unos seres «bellísimos y fascinantes» pero que en Ibiza se han convertido en una plaga terrible que hay que erradicar.
Una vez más son los humanos los que desequilibran los ecosistemas porque hay que recordar que estas serpientes llegan a Ibiza principalmente en olivos ornamentales procedentes de la península para decorar jardines de grandes mansiones, hoteles o locales de restauración.
Todas las serpientes que atrapa Dean Gallagher quedan registradas en el Consorci de Recuperació de Fauna de les Illes Balears (COFIB). Aunque Gallagher matiza que no todas las serpientes que se atrapan en Ibiza quedan registradas, ya que hay gente que se las encuentra en sus terrenos y las elimina, sin registrarlas. Es decir, que hay muchas más de lo que muestran los registros oficiales.
Él colabora con Amics de la Terra y con Timotheus (Tim) Freytag. Este último es uno de los grandes promotores de la campaña contra las serpientes en Ibiza. Cuenta con una página muy activa en Facebook donde comenta novedades: Snakes on Ibiza no thank you – Serpientes en Ibiza no gracias, donde se puede contactar con él y recabar más información.
Gallagher especialmente agradecido no solo a Freytag sino con Alejandro Macías, especialista en trampas de serpientes contratado por la Federación Balear de Caza y por el Consell de Ibiza para erradicar serpientes, que les ha ofrecido formación sobre cómo manipular las trampas con seguridad. «Hay muchos voluntarios, no estoy haciendo esto solo ni mucho menos. Es muy importante subrayar eso», relata el australiano. «Es fundamental que venga gente joven, como Cristian Cardozo, para así asegurarnos de que hay relevo y concienciación entre los más jóvenes», añade.
Cristian Cardozo, otro de los voluntarios que retiran serpientes de las trampas, manipula un ejemplar con guantes y mucha precaución.
Por su parte, Timothy Freytag explica a Noudiari que realmente el objetivo de todo esto «es alentar a todos los propietarios de viviendas y residentes para que instalen trampas para capturar serpientes en sus hogares y casas. De esta manera lograremos salvar a la lagartija y a otras especies amenazadas».
Por ello venden las trampas a precio de coste, es decir, a 35 euros con el ratón incluido, para fomentar que cada vez más gente tenga una en sus casas. «Es importante que en esto esté toda la isla unida y trabajemos juntos para erradicar la plaga», subrayan ambos.
Los voluntarios como Freytag se ocupan de asesorar a las personas que se animan a participar en la campaña de erradicación y a vigilar las trampas propias y ajenas, de forma no les falte agua y comida a los ratones que hacen de cebos. Hay que remarcar que la serpiente cazada nunca mata al ratón, ya que hay una separación entre el habitáculo de los roedores y la zona donde queda atrapado el ofidio. Incluso cuidan de que los ratones tengan compañeros/as y también de que críen, para “asegurar la cantera”, bromea Gallagher.