@B.R./ Con diez años más, Ferrer afrontó el décimo aniversario de la creación del Consell de Formentera, con otra actitud. Con más experiencia a la hora de realizar su discurso, pero aún con nervios. Minutos antes de empezar el acto, Ferrer se estira la americana, se la abrocha y se la desabrocha. A diferencia de hace diez años, el presidente del Consell ha optado por dejar la corbata en casa y es que el sol, aunque va bajando, sigue apretando.
Otra de las diferencias con la ceremonia de hace diez años es el escenario. Esta vez se opta por la moderna sala de plenos, junto al Centro de Día. Atrás quedó la sala de cine, con esos butacones aterciopelados y tan ochenteros.
Ferrer es consciente de la experiencia adquirida en estos diez años y de su evolución. Tras el acto recuerda sus inicios y su vorágine de aquel 2007. “Presentar un partido nuevo a finales de 2006, ganar las elecciones en 2007, tomar posesión como alcalde del Ayuntamiento de Formentera y, al cabo de 20 días, constituir el Consell de Formentera fue algo irrepetible”, rememora.
Se muestra orgulloso porque, al fin y al cabo, el Consell de Formentera nació con Jaume Ferrer y Ferrer aprendió y emprendió su carrera política con el Consell.
De estos diez años, Ferrer se queda con las satisfacciones, con el trabajo hecho hasta el momento para mejorar la vida de todos los residentes de Formentera en el ámbito social, cultural o deportivo. El peor momento, sin dudarlo, dice que son la imputaciones “inmerecidas”. “La primera de las imputaciones fue por poner orden en el tema de los quioscos de playa. Cuando ha habido alguien, siempre gente de fuera, a la que le ha afectado alguna decisión tomada para evitar la actividad que estaba haciendo, siempre hemos acabado en los juzgados. Lo pasas mal porque no es agradable”, señala mientras recuerda también el caso de Punta Prima.
Aún así, el presidente del Consell de Formentera prefiere ver las cosas con la perspectiva del vaso medio lleno: “Quedan las satisfacciones. Siempre lo veo con optimismo”, apunta.
A pesar de esta década al frente del Consell de Formentera, Ferrer es consciente de lo que queda por delante: “Queda mucho trabajo por hacer y nos quedan dos años frenéticos. Vendrán muchos equipamientos a nivel cultural y bienestar social que la gente agradecerá”.
El acto de ayer fue excesivamente sobrio, institucional y comedido, a pesar de que todos los participantes resaltaban en sus alocuciones el orgullo, la felicidad y la satisfacción de conmemorar el décimo aniversario de la creación de la máxima institución. De hecho, el momento más ‘distendido’ fue la actuación de Aires Formenterencs. En ese momento, el senador de Ibiza y Formentera, Santi Marí, cogió móvil en mano y no dejó de grabar la actuación musical con el fin de llevarse algún recuerdo a casa.
Entre los asistentes, los esperados. Y qué diferencia con aquel 10 de julio de 2007, cuando la primera fila de la sala de Cine la ocupaban Francesc Antich, como presidente del Govern balear, Xico Tarrés, recién elegido presidente del Consell d’Eivissa, Ramon Socías, delegado del Gobierno en Balears por aquel entonces, o una joven Francina Armengol, como presidenta del Consell de Mallorca. Aquel 2007 también pudimos ver, en la abarrotada sala, a José Ramón Mateos, a José Juan Cardona, a José Manuel Bar o Josep Marí Ribas ‘Agustinet’, entre otros.
Ayer, por contra, poco menos de medio centenar de personas acudieron al acto institucional en el que la consellera ibicenca de Presidència, Pilar Costa, representó al Govern balear, y el conseller de Hacienda, Gonzalo Juan, al Consell d’Eivissa. De los de hace una década, destacar a Pere Palau y pocos más.
La de ayer fue una celebración para hacer memoria, recordar los tiempos pasados y enfocar el objetivo en el futuro para conseguir más autogobierno: “Si muchas de las competencias que ahora no gestionamos, y que son competencia del Govern balear, las pudiéramos gestionar nosotros, muchos de los problemas que hay ahora no existirían”, señalaba Ferrer.