Una serie de explosiones de plasma y campos magnéticos procedentes de la corona del Sol en dirección a la Tierra han causado este viernes una tormenta geomagnética que ha propiciado la aparición de una aurora boreal visible desde Ibiza. Este fenómeno ha sido captado por el objetivo de la cámara de Santi Tur en la zona de Corona, exactamente en los acantilados de ses Balandres, desde los que se divisa los islotes de ses Margalides. El autor de las imágenes describe el momento como un «fenómeno fascinante» que ha fotografiado durante años y que, «finalmente, pudimos disfrutar desde la isla».
Estos eventos ocurren cuando las estrellas, por razones que los científicos aún no comprenden, expulsan enormes ráfagas de energía que pueden observarse a cientos de años luz de distancia. Los astrónomos las descubrieron por primera vez gracias al Telescopio Espacial Kepler en 2009, cuya función inicial era muy distinta, la de buscar planetas que giran alrededor de estrellas alejadas de la Tierra, según recoge National Geographic.
Desde el pasado 5 de mayo, los servicios de meteorología de diferentes países han registrado un gran cúmulo de machas solares que han producido varias llamaradas en dirección a la Tierra, aunque ningunas tan potentes como las de este viernes y cuyos efectos han podido ser captados desde la isla y diferentes puntos de España.
La Aurora boreal o polar es un fenómeno en forma de luminiscencia que se observa con más facilidad en el cielo nocturno, generalmente en zonas polares, aunque puede aparecer en otras zonas del mundo durante breves períodos, como ha ocurrido en Ibiza esta pasada noche. En el hemisferio sur es conocida como aurora austral y en el hemisferio norte, como aurora boreal.
Origen
Según la Organización Meteorológica Mundial, las auroras boreales son fenómenos luminosos que aparecen en las capas superiores de la atmósfera en forma de arcos, bandas, o cortinas.
A diferencia de los fenómenos meteorológicos habituales, las auroras se forman mucho más arriba de la troposfera, normalmente a una altitud de entre 90 y 150 kilómetros de la superficie terrestre.
Las auroras se deben a la interacción entre partículas cargadas eléctricamente y eyectadas desde el sol (el viento solar) con los gases enrarecidos de las capas superiores de la atmósfera, y se observan principalmente en arcos próximos a los dos polos magnéticos de la Tierra (los óvalos aurorales).
Pero si la actividad solar es muy intensa, como actualmente, las eyecciones de masa coronal o erupciones solares atmosféricas pueden intensificar el viento solar y alcanzar la magnetosfera de la Tierra, desencadenando tormentas geomagnéticas.
Durante estos fenómenos, el óvalo auroral se ensancha temporalmente, lo que permite percibir auroras desde latitudes más bajas, como ocurrió anoche dando lugares a espectaculares imágenes de auroras boreales en toda España, de Cataluña a Canarias, pasando por Extremadura o Andalucía que fueron captadas por los objetivos de instituciones científicas y aficionados, e incluso se vieron en Mallorca.
Advertencia
El lado negativo de las auroras boreales en latitudes bajas, según ha advertido la Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU.(NOAA, en inglés), es que la tormenta geomagnética extrema que las causa puede perjudicar el suministro energético y de electricidad en diferentes puntos de la Tierra.
«Las tormentas geomagnéticas pueden afectar a la infraestructura en órbita cercana a la Tierra y en la superficie de la Tierra, interrumpiendo potencialmente las comunicaciones, la red de energía eléctrica, la navegación, la radio y las operaciones por satélite», ha detallado la NOAA en un comunicado.
La agencia también ha observado una tormenta de radiación solar moderada que podría exponer a las personas que viajan en avión a un «riesgo elevado de radiación» y podría causar problemas poco frecuentes en las operaciones de los satélites.
A pesar de la gran expectación que generan, las auroras boreales presentan aún muchas incógnitas para la ciencia.
Para ayudar a resolverlas, el próximo lunes comienza una expedición en globo de cuatro científicos españoles con el objetivo de grabar auroras boreales desde la atmósfera, a unos 30 kilómetros de altitud y partiendo del lago helado de Inari (Finlandia).
Grabar desde la atmósfera ofrece varias ventajas; la primera que se sitúa por encima de la troposfera, donde se concentran la mayoría de las nubes, por lo que se podrían obtener imágenes mucho más claras y precisas.
Además, al estar más cerca de la ionosfera (las capas de la atmósfera que están por encima de los 80 km) se podrían obtener mediciones más precisas de las partículas cargadas y de los campos eléctricos asociados con las auroras.
Este año, el Sol registra un máximo de actividad (en un ciclo que se prolonga durante 11 años) y el mes de mayo, por estar cerca del equinoccio, es el momento en el que debido a la posición del eje de giro del planeta se produce una mayor penetración de viento solar en la magnetosfera terrestre.