@LauraFArambarri / Llorenç Gil, profesor del Departament de Biologia de la UIB, lanza un mensaje positivo después del desastre que causó hace una semana el cap de fibló en Sant Antoni: «Aunque hayan sido miles de árboles derribados, el pino se recupera muy rápidamente en Ibiza. Le cuesta sus años pero se recupera, mucho mejor que en Mallorca».
Sin embargo, el experto sí que alerta sobre el peligro de plagas e incendios que puede suponer no retirar el máximo de árboles. «Lo más adecuado es llevar los troncos a aserraderos para convertir la madera en serrín, para hacer compost o emplearla para combustión en chimeneas y hogueras. Es importante sacarlos de allí por el riesgo de plagas: al haber más madera muerta hay más insectos que se alimentan de esta y que pueden afectar a pinos que hayan quedado en mal estado; que hayan quedado un poco ‘tocados'», alerta.
«Esa madera se está secando, con lo que el riesgo de incendio la próxima temporada es muy alto. De cara al verano siguiente todo eso va a ser material que va a prender fácil, material seco. Estás dejando ahí un fogueró«, advierte el biólogo.
Por otra parte, tanta madera en el suelo impide el crecimiento de otras plantas por lo que no es positiva para el ecosistema. «Si los retiras, al menos evitas una parte importante de esos problemas», apunta Gil.
El experto es positivo con sus previsiones de recuperación, siempre que se hable de pinos: «La cosa cambiaría bastante si además de pinos hubiese arrancado sabinas. Las sabinas tienen un crecimiento más lento y ahí podría haber un problema de pérdida de biodiversidad. Pero si no han caído las sabinas, el pino volverá a germinar».
Gil subraya que Ibiza tiene más ventajas de cara a la recuperación que Mallorca por su suelo. «El suelo arenoso le va muy bien al pino. He visto incendios recuperarse en Mallorca sobre arcilla y en Ibiza sobre arena y se recupera muchísimo mejor en Ibiza», asegura.
«No tan grave como un incendio»
A pesar del desastre, las consecuencias de un incendio que arrasara con una superficie similar de árboles habrían sido mucho más devastadoras. «Hay que pensar que al menos ha quedado la parte arbustiva y que seguirá protegiendo el suelo. En un incendio, uno de los problemas es la cantidad de suelo que se puede perder».
El experto no se atreve a asegurar que algo esté cambiando en la climatología balear pero sí cree, según su experiencia, que este tipo de fenómenos y borrascas fuertes y violentas «son cada vez más frecuentes en las islas».