El obispo de Ibiza, Vicente Ribas (Sant Antoni, 1968) lleva dos meses en el cargo y todavía echa de menos Santa Eulària, la que fue su parroquia durante los últimos 13 años. En esta entrevista manifiesta su esperanza de celebrar una Semana Santa ‘normal’ con procesiones del Santo Entierro (después de tres años sin ellas), explica la postura de la Iglesia sobre papel de la mujer, relata los efectos de la pandemia en la labor del clero o habla de su preocupación por la juventud de Ibiza, a la que ve, en parte, perdida y encerrada tras las pantallas de móviles y ordenadores.
Se le nota afectado al explicar cómo vivió los días en los que salieron a la luz los casos de abuso sexual cometidos presuntamente por un sacerdote entre los años 1990 y 2008 en la Diócesis de Ibiza. Fue «lo más terrible» de su vida sacerdotal, afirma Ribas, que explica que habló con algunas de las víctimas, a las que recomendó acudir a la Justicia. El sacerdote acusado de los presuntos abusos fue apartado de sus funciones tras una investigación eclesiástica y pidió regresar a Galicia, de donde es natural, a la espera del juicio y «para no hacer más daño».
—Estuvo usted como párroco en Santa Cruz; después nueve años llevando tres parroquias: Sant Miquel Santa Gertrudis y Sant Mateu…
—Para mí los años en Sant Miquel, Santa Gertrudis y Sant Mateu fueron los mejores de mi vida. Después estuve 13 años en Santa Eulària y… cada vez que lo pienso, me emociono. Cuando voy a Santa Eulària después estoy dos días mal, la echo muchísimo de menos [se le humedecen los ojos]. En una comunidad parroquial tienes a la gente al lado… ¡Acostúmbrate a la soledad del obispo!, me decían. Yo voy a intentar ser como un párroco porque en Ibiza nos conocemos todos. Subo y bajo andando a Dalt Vila y no te puedes imaginar la cantidad de gente con la que me paro a hablar por el camino. Salgo a las 10 de casa y tardo una hora en llegar aquí [al Obispado].
—Después de 60 años con obispos de fuera de la isla, la Diócesis cuenta ahora con un ibicenco en el cargo. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene eso?
—Todos saben tus limitaciones. Somos humanos y, a veces, hay enfadados durante la vida o algún encontronazo y eso está ahí. Intento tratar a todo el mundo por igual pero con unas personas tienes un trato más fácil que con otras.
—¿Y cómo acogió usted la llamada para ocupar el cargo?
—Pedí un tiempo para pensármelo. Me ha costado mucho…
—¿No era casi natural ese paso después de su etapa, primero como vicario general, y después como administrador diocesano?
—Mucha gente me lo decía, pero yo, después de tener varios obispos de fuera, veía como más ‘normal’ que siguiese esa línea. Pero cuando te encuentras ahí… es que es un cambio para toda la vida. No quiero hacerlo mal ni perjudicar a nadie. A veces tienes dudas pero Dios te da la luz. Cuando me he preocupado por algo me han dicho: tú tranquilo que Dios te dará la gracia para cada momento, no te pongas nervioso. Y es así.
—Los cambios, algunos importantes, que hizo dentro de las parroquias tras ser confirmado como obispo no gustaron a todos.
Esos cambios estaban muy hablados dentro del Colegio de Consultores, que conforman un grupo de sacerdotes. Al final firmo yo y el responsable último soy yo, pero eso es algo que está muy hablado. Ha habido gente a la que le he propuesto hacer un cambio y me ha dicho que no. Me ha dado sus razones, se han entendido y no se ha hecho el cambio.
—Está casi recién llegado de Roma ¿cómo ha vivido ese encuentro con el Papa Francisco? [tiene una foto enmarcada en la mesa de su despacho]
—Me fui con una gran paz porque nos dijo unas cosas tan sencillas… Nos pide que acompañemos a la gente. Nos dijo que no estuviésemos encerrados en nuestros despachos y utilizó una palabra muy argentina que es callejear. A los obispos nos pidió que callejeemos, que acompañemos a la gente, que seamos cercanos y accesibles. Si nos hubiese pedido hacer un tratado sobre Teología o algo así me habría ido asustado pero nos pidió algo sencillo.
—¿Pide el Papa Francisco una iglesia con menos boato y más sencilla?
—Benedicto también era muy sencillo y muy cercano. Y también Juan Pablo II. Todos son de familias muy humildes. El Papa Francisco es muy cercano. En el encuentro que tuvimos estaba establecido que los obispos le saludasen por orden de ordenación, así que yo era el último en saludar por ser el más reciente y, además, de la diócesis más pequeña. Me presenté como Vicente Ribas, obispo de Ibiza, y le salió una sonrisa. Me dijo: ¡hombre, de Ibiza! Estuvimos hablando y tuve la sensación de que yo no era alguien desconocido para él y de que la realidad de la diócesis no es algo desconocido para él. Le hemos mandado un informe de la diócesis y lo conoce. Nos habló del turismo, de nuestra realidad y esto nos da mucha paz.
—Tanto en su ordenación como en sus formas se le ve a usted en sintonía con esta tendencia de menos boato.
—Lo que me pide la gente es que no cambie. Me han elegido para ser obispo tal y como yo soy y así lo intentaré. A mis amigos y a la gente de las parroquias siempre les digo que me digan cuando me equivoco o cuando no veo la realidad, por eso tengo gente alrededor de la que me fío.
—¿Cree que esta Semana Santa podrán vivir unas celebraciones normales? ¿Volverán las procesiones?
—Nos gustaría salir en procesión, aunque tal vez no pueda ser como en otros años. Piensa que hace tres años que no se ha salido en procesión en la ciudad de Ibiza: uno porque llovió y los dos de pandemia. En Santa Eulària tal vez no sea prudente que se pongan 20 o 25 personas debajo de un paso y todo tapado con telas, como suele ser, pero sí se puede sacar la imagen en andas con los palos y mascarilla al aire libre. En otros sitios a todos los cofrades se les va a pedir el certificado Covid y mascarilla, incluso por debajo del capirote para poder participar en la procesión. Esto es lo que estamos hablando y todo se hará en diálogo con las cofradías.
—¿En qué situación están las cuentas de la iglesia en Ibiza? ¿El presupuesto anual se ha visto afectado por la pandemia?
—Lo hemos notado, claro. Eso sí, la gente se ha volcado para ayudar a Cáritas parroquial. Es más lo que hemos recogido para la caridad que lo que se recoge para el mantenimiento y sostenimiento normal de la parroquia. Dime qué empresa dedica la mitad de sus beneficios a obra social. Más de la mitad de nuestros recursos son para Manos Unidas, Cáritas… Además, aunque ya no tenemos misioneros ibicencos, se siguen enviando recursos a los proyectos que ellos hicieron.
—¿Ha afectado mucho el coronavirus a la asistencia a las iglesias?
—Hay mucha gente mayor, gente que tiene miedo… En lo peor de la pandemia he dicho lo que en la vida me hubiese imaginado decir: no vengáis a misa.
—Y menos bodas, bautizos y otras celebraciones…
Lo único que no han descendido son los entierros. Ha sido muy duro acudir a los cementerios acompañando a los hijos de un fallecido por Covid. A veces con un solo hijo o dos, sin poder asistir siquiera toda la familia más cercana. Un día enterré a dos personas: a un matrimonio. Y los hijos infectados y de cuarentena… Imagínate no poder despedirte de tus padres. Y si era preciso un sacerdote acudía con toda la protección necesaria a dar la extremaunción. Durante la pandemia han fallecido muchos sacerdotes por Covid en el mundo al acompañar a enfermos.
—¿Qué necesidades tiene la iglesia de Ibiza? ¿Hay sacerdotes y monjas suficientes?
—Viendo cómo están otras diócesis, no estamos mal. La media de edad del clero de Ibiza es de unos 50 años pero hubo un problema en Ibiza y es que durante 20 años no hubo ordenaciones. Hay un corte generacional. Nos falta la generación de personas que ahora tendrían 60-70 años.
¿Por qué no hubo ordenaciones?
Fue con todo el boom del turismo. Ahora tenemos dos seminaristas y hay varios jóvenes que se lo están planteando muy seriamente. Por otra parte, las Carmelitas se fueron de Sant Elm pero vino la congregación del Verbo Encarnado; se fueron las Hijas de la Caridad de Formentera pero han venido también las religiosas del Verbo Encarnado y aquí atienden la residencia de los sacerdotes mayores. Y estamos buscando una comunidad para la residencia Reina Sofía. Estuvieron las Hijas de la Caridad desde que se fundó, después estuvieron de la Congregación de Marta y María y ahora estamos en diálogo con congregaciones más jóvenes que tienen más vocaciones para que venga alguna. La atención a los mayores es muy importante y creemos que es bueno que vean que hay alguien que está siempre con ellos.
—¿Cuáles son sus objetivos o proyectos a corto, medio y largo plazo?
Evangelizar es la misión que nos ha encomendado Jesús. Para eso estoy aquí. Hay gente que no conoce la iglesia, otra que por alguna cosa se ha alejado, y hay gente a la que hay que continuar manteniéndola y cuidándola. Es misión nuestra acercarnos y acompañarlos a todos ellos en sus alegrías, penas y dolores, en sus vidas. Iluminar sus vidas desde el evangelio, que es una buena noticia para todos.
—¿Cómo se plantea recuperar a la gente y, en concreto, a la juventud que se ha alejado de la iglesia?
—En las dos horas y media que estuvimos con el Papa nos transmitió su preocupación por la descristianización de Europa y de España. Nos preocupa porque el evangelio y la fe cristiana bien vividos son algo importantísimo para nosotros. A veces vemos a la juventud infeliz, triste, sin ilusión. Cuando quitamos a Dios de nuestras vidas ese hueco lo llenamos con otras cosas. No nos damos cuenta de que esas cosas materiales no dan sentido a la vida. Vemos problemas como el fracaso escolar, jóvenes muy individualistas que no se comprometen o que están pendientes del móvil todo el rato. Hay padres que nos dicen que sus hijos están encerrados todo el día en la habitación con el ordenador, que no se comunican y eso es preocupante.
Me pregunto si el día de mañana tendremos en la iglesia a personas como las que están ahora implicadas en Manos Unidas o en Cáritas, haciendo esa gran labor. Son personas que han vivido una profunda experiencia de fe y de vida de parroquia y se sienten llamados a compartir su vida, su tiempo y sus bienes con los más necesitados. ¿Esto el día de mañana lo tendremos? A ver, la vida da muchas vueltas. Los jóvenes son jóvenes. ¿Sabes qué dice mi madre? Que enseña más la vida que padre y madre. Hay gente que se ha alejado pero, al final, regresa, porque encuentra un sentido en la Iglesia.
—Muchas mujeres jóvenes se han alejado de la iglesia al ver que no hay una evolución con respecto al papel de la mujer, que siguen sin poder acceder al sacerdocio…
—Hay que mirar cómo está la mujer en países que no son de tradición católica o de raíces cristianas. Hay una diferencia abismal porque nosotros partimos de una idea fundamental: la de que todos tenemos la misma dignidad. No hay nadie por encima de nadie. Todos somos personas y todos somos hijos de Dios. No es más importante el hombre que la mujer o la mujer que el hombre. Después cada uno tiene sus funciones y, dentro de la iglesia, nos dijo el Papa que la mujer ha de tener un gran protagonismo y lo tiene. La experiencia que yo tengo en las parroquias es que mandan las mujeres porque los curas hacemos lo que nos mandan las mujeres.
—Lo que es evidente que son las que sostienen en todos los sentidos las parroquias, empezando por el hecho de que la mayoría de feligreses son mujeres.
—Catequistas, casi todas mujeres; voluntarias de Cáritas, el 80 por ciento mujeres; las que vienen, las que leen, los coros… las de Manos Unidas… El Papa nos dijo que hay temas que se tienen que consultar a la mujer. La mujer tiene una sensibilidad especial de madre que no tenemos los hombres. Muchas veces ellas dan la solución al problema por la sensibilidad que tienen y que no tenemos los hombres. Yo no puedo hacer muchas cosas que tú puedes hacer o yo tengo la sensibilidad que tú tienes.
—Entonces ¿por qué una mujer no puede tener esa misión sacerdotal?
—El ministerio es algo que nosotros no podemos cambiar porque está instituido así por Jesús. El sacerdocio es de institución divina y no se puede cambiar. Otras cosas son eclesiásticas como el celibato de los curas. Eso se puede cambiar algún día. El señor siempre estaba rodeado de hombres y de mujeres, pero para esa misión fueron los doce y los doce eligieron a otros varones. Pero dentro de la familia quien transmite la fe son, la gran mayoría de las veces, las mujeres, las madres, las abuelas. ¿Tomar responsabilidades? Eso es una cosa que cada vez se ha de tener más en cuenta y que haya mujeres en todo aquello que se pueda. El Papa está poniendo a muchas mujeres en el Vaticano y en las diócesis, otra cosa es la celebración de los sacramentos.
—El hecho de que una mujer no pueda ser lo que usted es…
—Pero yo tampoco puedo ser lo que tú eres, yo no puedo ser madre. Son funciones distintas. Yo por ser cura no voy a ser más importante que una catequista. Cada uno tiene su función, no es una lucha. Presido los sacramentos y los celebro pero todos tenemos una misión compartida en la iglesia. No veo que yo sea más importante que Luisa, que viene a hacer la lectura.
—La falta de vocaciones ha hecho que muchas mujeres desempeñen de facto tareas de eucaristía o actúen como monaguillas en parroquias desatendidas y el papa Francisco incluso lanzó un motu proprio para que lo hicieran de manera reconocida y regulada.
—En determinadas comunidades que no tienen sacerdote hay religiosas o una catequista que llevan la celebración dominical en ausencia de sacerdote y hacen toda la liturgia pero no hay consagración… En Rusia durante el comunismo las que mantuvieron la fe fueron las abuelas.
—¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades de la Diócesis de Ibiza?
—La fortaleza es la gente de las parroquias, que son el alma de los pueblos. Un dia de Corpus en Santa Eulària vi a la policía en una casa abandonada, me acerqué. Habían encontrado a una persona muerta y no sabían quién era. Al momento, nosotros, en la parroquia, supimos quién era y quién era su familia. No es un DNI. Es una persona que, para nosotros, en la iglesia, es importante.
—¿Y las debilidades?
—Que los jóvenes implicados y comprometidos con las parroquias se marchan a estudiar fuera de Ibiza y muchos ya se quedan a trabajar fuera. Una riqueza de gente de las parroquias que ya no están aquí. Teníamos, por poner un ejemplo, un grupo de guitarras en la parroquia de Santa Eulària y se nos han ido todos. Hay que volver a empezar de cero.
—Uno de los sacerdotes de la Diócesis fue apartado de su cargo en marzo del año pasado tras salir a la luz que había cometido presuntos abusos sexuales a menores y mayores de edad en diferentes momentos y parroquias de Ibiza desde los años 90 hasta bien entrados los años 2000. ¿Cómo ha vivido este caso?
—Para mí ha sido lo más terrible de mi vida. Muy duro. Un antes y un después en mi ministerio. Me tocó vivirlo muy cerca. Lo que he tenido que hacer, lo que he tenido que vivir, lo que he tenido que escuchar… Llegué a tenerle pánico al teléfono. Eran días de no dormir, de estar muy triste.
—¿Por qué el pánico al teléfono?
—Eran tantas llamadas… Fueron unos días tristes y duros. Es una persona en la que todos confiábamos mucho. Lo conozco desde que yo era un joven de confirmación en Sant Antoni. Lo conozco de toda la vida, le pedíamos consejo y siempre ha sido una persona muy cercana.
—¿Ha sido un shock?
—Sí.
—En marzo de 2021 salió el primer caso pero ¿usted conocía previamente estos hechos?
—Llevábamos muchos meses con este tema. Lo estábamos mirando hacía mucho tiempo.
—Pero ¿tenían conocimiento de algún caso antes de que apareciera este primer testimonio?
—Tuvimos conocimiento de este caso a raíz de unos comentarios que aparecieron en redes sociales. Antes aquí no había habido ninguna denuncia y no sabíamos nada. Esto de la pederastia es una lacra de nuestra sociedad. Donde más ocurre, desgraciadamente, es dentro de las familias. Hay chicos que han sufrido abusos dentro de la familia y los miembros no se han enterado hasta un montón de años después. Conozco casos cercanos y he acompañado a gente que ha sufrido mucho. ¿Cómo van a denunciar a un padre, a un hermano o a un abuelo? Intentan solucionarlo para que eso no se repita pero sin hacer más daño. Ha sido un tiempo muy duro y doloroso. A todos aquellos que se han acercado a nosotros a hablar y a contarnos les hemos atendido a todos lo mejor que hemos podido.
—¿Cuántas personas se han acercado a contar su caso?
—No sé, varias personas se han interesado. También hay gente que ha venido a decirnos que “esto no podía ser” después “de todo lo bueno que les ha hecho en su vida, todo lo que les ha ayudado” [el sacerdote denunciado].
—Pero ¿cuántas presuntas víctimas?
—Ha habido varios pero no lo puedo revelar. Varias personas han hablado conmigo. Les he dicho que tienen que poner una denuncia al ser mayores de edad. Si fueran menores de edad iría yo y la pondría. Soy partidario de que, si hay una cosa que no está bien, hay que actuar enseguida y evitar el daño que se pueda hacer. Esto es una lacra y me duele cuando la Iglesia sale constantemente en las portadas un día y otro día y esto no se da, por ejemplo, en otras personas, ámbitos y colectivos en los que hay muchos más casos que en la iglesia. Estadísticamente donde menos se da es en la iglesia. Desgraciadamente se da mucho más en la familia, en clubes deportivos…
—Hay que entender que es más doloroso e impactante para la sociedad que se den casos en una institución religiosa que proclama unos valores cristianos.
—Nosotros decimos: la iglesia es santa y pecadora. Es santa porque es una institución divina pero es pecadora porque está formada por hombres. Los hombres somos frágiles y débiles, somos pecadores. Siempre recuerdo esa escena de la Biblia en la que arrojan a una mujer a los pies de Jesús y le dicen maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio. La ley de Moisés dice que tiene que morir lapidada. ¿Tú que dices? Y el señor. sin levantar la cabeza, dice: el que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Y fueron desapareciendo todos, empezando por los más viejos. Y quedó la mujer a solas con Jesús. Y le dice entonces: ¿dónde están los que te condenaban? se han ido. Yo no te condeno, vete y de ahora en adelante no peques más.
—Hablamos de menores y, en la Biblia, Jesús hace referencia directa a escandalizar y violentar a un menor.
—Lo dice con unas palabras muy duras: El que escandalice a uno de estos pequeños que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
—Bien claro lo dice.
—Hay que luchar contra esta lacra de nuestra sociedad. Algún medio dice que se denuncien los casos cometidos en la Iglesia. Yo digo que hay que denunciar todos los casos que haya en nuestra sociedad. ¿Por qué solo interesan los casos que haya en la Iglesia? Casos hay en todos los sitios, desgraciadamente, y tenemos que luchar para que los niños estén seguros en los colegios, en los clubes deportivos, en las parroquias, en todos los sitios. Allí hay que luchar. Me decían que durante la pandemia lo más visto han sido programas religiosos y pornografía. Muchos quieren imitar lo que ven ahí. Te encuentras a personas destruidas, heridas, que se han aprovechado de ellas, que han utilizado a mujeres como quien utiliza un kleenex. Eso de ‘te utilizo y te tiro’ destruye a las personas.
—Varias de las víctimas de este sacerdote están claramente afectadas psicológicamente.
—¿Y a quien no le afecta que alguien abuse de ti? He hablado con jóvenes en Ibiza que han sido abusados por sus padres y es terrible. Hay que poner todos los medios para que esto no suceda, que no se repita. Creo que se ha dado un cambio grandísimo por parte de la Iglesia.
—Para que lo entendamos bien, ¿la investigación eclesiástica que se abrió descubrió indicios o evidencias y por eso ha sido completamente apartado?
—Estuvimos averiguando qué había pasado y mandé que se hiciese un archivo con todo lo que aparecía en los medios. Fuimos siguiendo y hablando con algunas personas, para que pusiesen una denuncia o que acudiesen aquí si tenían algo que decir. Y que eso se investigaría. Entregué toda la documentación a la persona seleccionada por la iglesia para investigar el caso. Citamos a la persona que había denunciado el caso en redes y tras el boom mediático alguna persona más vino a hablar conmigo. Se abrió una investigación con unas acusaciones muy graves y ya lo suspendí en el ejercicio de su ministerio. Él pidió marcharse de la diócesis porque este es un sitio muy pequeño y no quería hacer más daño del que había hecho y quería prepararse también para su defensa. Yo no soy juez. Nosotros hemos sido respetuosos y colaboramos en todo lo que nos pidan. Si alguien ha hecho algo mal tendrá que asumir las consecuencias. El pecado se perdona pero quedan las consecuencias: tendrá que asumir sus fallos. Es una cosa gravísima y condenada por la iglesia. No se puede permitir ni en la iglesia ni en otro lugar.
—Estos casos hacen mella en la iglesia…
—Si le pasa a un futbolista no acusan al club de fútbol acusan al futbolista; si le pasa a un maestro no acusan al instituto ni a la directiva sino al maestro… pero le pasa a la iglesia y nos meten a todos en el mismo saco. Hay tantos sacerdotes que han hecho tanto bien y a los que la gente quiere tanto. Sacerdotes que han entregado su vida y que han ayudado a tantos niños y jóvenes… Cuando ves que meten a todos en el mismo saco… es injusto, es muy injusto. También ha habido muchísimos casos de denuncias falsas, sacerdotes que se han suicidado y se ha demostrado después que eran inocentes o a los que les han destruido la vida para siempre. Al final de nuestras vidas tenemos que pasar todos un juicio. Yo así lo creo y esta es mi fe, es el juicio de Dios y a Dios no se le puede ir con engaños y juzgará a cada uno según sus obras.
—¿Cómo están siendo las relaciones con las instituciones públicas de Ibiza?
—Siempre han sido muy buenas. Lo importante es el respeto y una gran colaboración. Tenemos, por ejemplo, convenios para mantener el patrimonio. Las iglesias son patrimonio y tienen que estar bien mantenidas. En las postales no sale el Consell ni un campo de fútbol, sale la iglesia del pueblo. Con todos los ayuntamientos las relaciones son buenas. Siempre están sacando el tema de Rafa, del alcalde de Ibiza, pero yo nunca he tenido un problema con Rafa. Le agradezco muchísimo que viniese a mi ordenación, vinieron todos… Me sentí muy acompañado por las instituciones. No viene a las fiestas de Santa Maria y eso me duele porque, de alguna forma, podríamos sentirnos discriminados por nuestra fe. Yo no le pido que crea ni que santigüe ni comulgue, simplemente que nos acompañe porque son las fiestas del pueblo. La Iglesia es la casa de todos y en la iglesia tenemos gente de todas las ideas políticas, del PP, del PSOE, tenemos gente de Podemos… gente de Vox y de Esquerra Republicana. Cabemos todos y es importante que haya un respeto.
—¿Y con el Govern?
—Hay unas obras pendientes en la Catedral porque los contrafuertes están muy mal. Ya en la anterior legislatura nos dijeron que podíamos pedir una ayuda dentro de los fondos de la llamada ecotasa. Nos lo concedieron pero, a raíz de la pandemia, todo lo que no se había empezado se ha destinado a fondos Covid. Por eso queremos ver cómo podemos retomar el tema. Las vidrieras de la Catedral están destrozadas porque antes tiraban los fuegos artificiales detrás. Imagínate. Necesita una restauración y un día nos desplazaremos a Palma para abordar estos temas de patrimonio, en los que siempre hay una gran colaboración. Además tenemos una Catedral que está dentro del Patrimonio de la humanidad y es el monumento más visitado de todo Dalt Vila. Es pequeña y sencilla pero muy visitada.
¿Pero qué dice? No solo interesan los casos que hay en la Iglesia…es que en la Iglesia hay muchísimos…es el caldo de cultivo perfecto…niños indefensos ante sacerdotes ejerciendo como monitores, educadores, etc. Es que es una vergüenza…me vienen a la cabeza recuerdos de las clases de religión en el instituto, cuyo profesor era una persona de la iglesia muy muy conocida en Eivissa…y que era repugnante…un baboso..Y eso no es un caso aislado
Quizás tenga algo que ver el hecho de que los curas se supone que lleváis el voto de castidad a rajatabla?
Pues porque la habéis ocultado y tolerado históricamente. Porque habéis sido encubridores de los pederastas. Porque las víctimas estaban a vuestro cargo material y espiritualmente, en muchos casos… ¿Te parece poco?
Padre,no eche balones fuera…la Iglesia lleva siglos abusando.Estoy de acuerdo,que pederastas,los hay sin duda en muchas familias,pero lo que la Iglesia ha hecho con menores desprotegidos,es atroz y deleznable.Asuman más su culpa y no busquen tanto en el vecino.
El obispo de los peros…pero en la familia hay pederastia y en el deporte y en el juego de bolos y en el juego de mus y en las naves espaciales que van a Marte…..
Es usted un maestro poniendo el ventilador. Si sabe usted que se está cometiendo un delito en el ámbito que sea, su obligación es denunciarlo ipso facto sino se convierte en encubridor y eso sí es un delito.
Si se está poniendo en cuestión la Iglesia Católica es por la enooorme cantidad de casos que han ustedes encubierto, de los cuales el 90% ha prescrito porque ustedes han permitido que así sea.
No tengo nada contra las religiones, incluida la suya, pero la imagen que viene a mi memoria, yo que ya peino canas, es del asesino, genocida, general Franco bajo palio, aplaudido hasta con las orejas por la cúpula de su religión, después de firmar numerosas penas de muerte o sea vulgares asesinatos con su bendición.
Le deseo lo mejor en su maravillosa tierra, también la mía, después de más de 50 años en ella, pero me gustaría que no se pusiese de perfil para el bien de su feligresía. El Papa Francisco no lo ha hecho y ha sido rotundo.
Porqué la gran mayoría de casos han ocurrido en el clero, y sabiendo lo que sucedía con algunos sacerdotes , obispos , etc, no lo pusisteis en mano de la fiscalia.
O es tonto o tiene la cara mas dura que el cemento armado. La iglesia tiene que dar ejemplo y predica lo contrario de los que hace. Por eso interesan los casos que haya en la Iglesia , por la alarma social que produce. Si esta mal que un degenerado sea pederasta que ¿te parece que un miembro del clero lo sea?
No és que interessin només els casos a l’església, però si què és un col·lectiu on se n’han produït molts més que en qualevol altre i en el què durant molts anys s’han aprofitat d’una posició dominant i privilegiada per ocultar-los i amedrentar a qui ho vulgués denunciar. Ara bé, la pregunta és, li interessa a l’església investigar i solucionar els casos de pederàstia que s’han produit per part de membres de l’església i sota l’ombra de la creu?