«Ibiza, que alguna vez fue un paraíso mediterráneo, ahora es invadida cada verano por turistas que abusan de sustancias. Ruidosos, caóticos y a veces violentos, estos turistas también son una gran parte de la economía de la isla, y muchos lugareños dependen de ellos para trabajar».
Así se presenta un vídeo que han elaborado tres jóvenes reporteros del canal The Department of Information con imágenes de Sant Antoni y que está teniendo una notable repercusión.
Los autores de la pieza viajaron el pasado verano a Sant Antoni donde entrevistaron a turistas, residentes y gerentes o empleados de locales. Acompañan los testimonios y el relato con imágenes, bastante descriptivas en sí mismas, de lo que sucede una noche cualquiera en la zona del West End y Sant Antoni.
El vídeo incluye, además, un apartado importante dedicado al mundo de los tatuajes, tanto los encargados en estado sobrio como ebrio. Desde una pedida de mano en todo el pectoral, a tatuarse el brazo con el nombre de un jugador de fútbol (Divock Origi, del Nottingham) o el ejemplo de un grupo de amigos que se tatúan todos ellos sombreros mexicanos en recuerdo de su viaje a Ibiza porque, para ellos, eso simboliza España.
La peor parte no es, obviamente, la de los tatuajes sino la de las imágenes que muestran a turistas borrachos o drogados, consumiendo gas de la risa por cualquier parte o las que recogen el testimonio de visitantes que hablan a cámara con total soltura de las rayas de cocaína que se meten a primera hora de la mañana o del consumo a lo largo del día de MDMA o Ketamina. «¿Si tuviera que describir el turismo de Ibiza en una palabra? Diría ‘drogados'», afirma otro entrevistado.
Un grupo de turistas jóvenes, bastante perjudicados por el consumo de alcohol, confiesa que está a cuatro horas de coger un avión. Una de las integrantes del grupo añade que «por supuesto» que están en Ibiza por la fiesta «¿Si no a que vendríamos a esta isla en mitad de la nada?», dice, literalmente.
Otros testimonios describen lo que llegan a consumir en un día, tanto de alcohol como de drogas, y otro dice que casi se muere la noche anterior de todo lo que consumió… pero que seguirá la fiesta.
Un vendedor de gas de la risa de origen senegalés explica, fuera de cámara, que le puede vender al reportero todo un arsenal de drogas, no solo el gas de la risa.
También entrevistan a personas que son propietarios de locales o empleados de la zona y las opiniones son diversas. Algunos explican que los turistas británicos «no son tan malos como los pintan», otros dicen que «son bienvenidos», dado que su negocio depende de ellos en gran parte y otros afirman, sin embargo, que «no les gustan los británicos, «que son violentos» y que la calle principal de West es un shithole, algo así como decir una mierda o un agujero de mierda. «Drogas, orina y gente follando en la calle», describe gráficamente esta persona.
Por su parte, los reporteros recogen la impresión que tienen los turistas con respecto a la gente local y casi todos coinciden en que no creen que gusten a la gente local.
Las imágenes hablan por si solas: suelos llenos de globos de gas de la risa y turistas desmayados describen una zona que todavía sigue siendo de turismo de excesos.
La degradación del «SER HUMANO» en estado puro.
Siento vergüenza ajena.
No hay nadie con un poco de cordura en este mundo de locos?
Bona pregunta. Potser millor que no vinguin. Aquesta xusma només beneficia als empresaris sense escrúpols que només miren pel benefici fàcil i se n’enfoten d’Eivissa i dels eivissencs.
Esto es en lo que se ha convertido Ibiza desde hace años, dejemos de engañarnos diciendo que es un paraíso natural de paz y tranquilidad, no, es un nido de drogas, prostitución, alcohol, basura y escoria, la realidad de la Ibiza de hoy en día