@D.V./ L’alcaldessa d’Eivissa, Virginia Marí, ha anunciat als regidors de l’oposició la voluntat del Consistori per accelerar el procés per tirar a terra l’edifici de l’antiga escola Graduada, i així permetre que el Ministeri de Justícia ja pugui incloure en els seus pressupostos de 2015 una partida per els Jutjats d’Eivissa.
A la reunió d’avui han estat presents, en representació de l’Ajuntament, tant l’alcaldessa com la regidora de Cultura i Patrimoni, Lina Sansano, qui ha explicat que no hi ha excuses per demolir l’edifici: el Consell Insular va deixar caducar l’expedient que declarava l’antic edifici de Sa Graduada com a Bé Catalogat, una sentencia de l’any 2010 del Jutjat Contenciós Administratiu de Palma avala la demolició perquè considera que el valor que ha de prevaldre és ‘l’interès general’ que suposa la construcció d’uns nous jutjats, i els tècnics municipals han detectat problemes en els fonaments i l’estructura de l’edifici que dificultarien la seva conservació.
“L’edifici no té valor artístic ni patrimonial i el seu estat de conservació no és òptim. El Ministeri de Justícia ens ha instat a demolir l’edifici i creiem que és el que s’ha de fer” ha dit Lina Sansano, qui ha valorat el valor “emocional i sentimental” d’un espai com l’antiga escola Graduada, i ha assegurat que en el nou edifici es mantindrà aquest valor immaterial. “Hem pensat conservar el record de sa Graduada, ja sigui mantenint la porta, o amb una placa, o amb algun detall que recordi que en aquest solar en va ubicar l’escola” ha explicat Sansano.
«Que comencin les obres dels jutjats el més aviat possible»
Es confirma d’aquesta manera el canvi d’opinió perquè recordem que va ser el Consell Insular, quan governava el PP durant la presidència de Pere Palau, qui més va insistir en conservar l’edifici impulsant l’expedient de Bé Catalogat. En el seu moment, a més, la portaveu del PP a Vila, Virtudes Marí, va demanar recórrer la sentencia de l’any 2010 que avalava la demolició de l’edifici.
Tots aquests precedents han estat recordats pel regidor de PSOE-Pacte Marc Costa, que defineix l’actitud d’aleshores del PP com “posar pals a les rodes al projecte Eivissa Centre, ficar el dit a l’ull”. Costa celebra la decisió d’esbucar l’edifici i demana que es faci el més aviat possible. Sobre la conservació d’algun element de la façana, s’ha mostrat molt escèptic: “No volem que per mantenir una porta o un element de poc valor es gastin més sous o es retardi més encara una obra com els nous jutjats, que és prioritària i indispensable”.
O sigui, es demostra que ho feien per parar un projecte que beneficiava als eivissencs, només per interès polític, per no deixar que els altres facin una millor gestió. Això hauria de ser delicte i el senyor Pere Palau hauria de rendir comptes per això i assolir la seva responsabilitat administrativa o penal.
Però…i que no ho volia fer BIC en Botja?? jajajjajja…quina caguera absoluta fa tot!!!
Yo entiendo nada. Años atrás arrasaron todo yacimiento arqueológico púnico y romano que se les cruzó en su camino ya que nada era importante según ellos. Ya como oposición, abanderaron la protección de Sa graduada, toda un joya arquitectónica de Ibiza, algo único e irreemplazable, también según ellos. Y ahora resulta q la tiran abajo. Esto es de locos.
La ciudad se construye a lo largo de muchos años, y los edificios y espacios públicos q la componen forman parte de la memoria colectiva y de su identidad. Sa Graduada, edificio y plaza, son elementos de la ciudad antes del desarrollismo, con unas proporciones y alturas q el nuevo proyecto desvirtua por completo. La excesiva altura q se propone para el nuevo juzgado en la fachada a la plaza roba sol y aire a la plaza, y la amabilidad de la antigua Graduada (su diseño racionalista y su imagen en la retina de todos) podrian conjugarse con el nuevo juzgado. Aunque siempre he pensado q este no era el lugar para el juzgado, q queda sin actividad por la tarde….) aun asÍ , debe contemplarse la posibildad de construir el juzagado en altura, junto al edificio Astoria, y mantener la proporcion de la plaza de sa Graduada, y sus árboles tal y como está ya hace casi 100 años
Que estam parlant de Sa Grauada, aquell bloc lletjot i anodí que hi ha enmig de Vila, no del pavelló de Mies van der Rohe.
Jo veig un edifici senzill i amable, amb una alçada q permet un soleiet de tarda al centre de Vila, quasi únic en s’hivern. Posau-li tres plantes més i sa plaça queda esgarrada… tampoc em convencen es arguments de q s’edifici és antic i té problemes de fonaments i estructura (normal si fa 20 anys q no s’hi ha fet cap inversió!) Jo pens q seria una escola d’adults, i de música i d’idiomes perfecte per a donar activitat al lloc, millor q un ús de jutjats…si es col.loca es nous jutjats a sa part de s’avinguda, en alçada, i ocupant part des pati de s’escola adosat a s’edifici de pisos existent, no fa falta tombar sa Graduada. Una altra cosa és q valorem més fer-ho tot nou. No crec q sigui encertat
Que posin els jutjats a l’edifici CETIS, que esta mig buit, quina obsessió amb construir al centre de vila, més pulmons al centre d’Eivissa farien la ciutat més amable, ja es prou lletja i deshumanitzada amb tant de cotxe i falta de zones peatonals
El nuevo edificio no prevee aparcamientos, otra solucióm a medias…
No preocuparos por nada, Sa Graduada es un edificio feo y obsoleto, pues lo tiramos, que muchas generaciones de ibicencos estudiaron alli y el ecificio esta integrado en la ciudad, es igual lo tiramos.
Este ejemplo lo tenemos en Formentera en San Fernando. Se hacen unas normas urbanisticas nuevas recalificando como urbanas varias areas del pueblo, pero que sorpresa, al querer construir viviendas de proteccion donde se colocan? pues para nuestra sorpresa en el mismo centro del pueblo, eliminando un parque infantil dedicado a Bob y un terreno colindante. Porque sera?
La Graduada para mí, solo me trae malos recuerdos. Durante el franquismo C.P. en vez de Colegio Público parecía querer decir Centro Penitenciario. Las prácticas que realizaban los «maestros» eran brutales, y hoy día constituirían delito de cárcel. Los abusos tanto físicos como psicológicos estaban a la orden del día. En párvulos los niños tenían que estar quietos y callados, y si no lo hacían, les pegaban. Si vomitaban, les hacían comer los vómitos. Eran los tiempos de Don Manolo como director. Cuando querían asustarte, decían de llevarte ante su presencia, y era frecuente que los niños se orinaran encima y temblaran como hojas. Un ex alumno me dijo un buen día: ¿sabes quién se ha muerto? Don Manolo, me dijo, y añadió «hoy es un día feliz». Y es que sus alumnos lo pasaban fatal con él. Pero no eran los únicos, estaba D. Juan, al que le gustaba dar terribles capones sobre las cabezas de los niños con el puño cerrado, y que en una ocasión, cogió a uno por las orejas, lo extrajo así sobre el pupitre desde la silla, lo llevó hasta el centro de la clase y le propinó tal paliza a base de puñetazos y patadas, que el niño dejó de moverse, y entonces lo sacó de la clase a rastras. No volvimos a verlo. Años después me enteré de que los padres no pudieron denunciarlo bajo amenazas de represalias, pues todos los maestros estaban amparados por el régimen franquista. Otra tortura consistía en meter al niño en «el cuarto de los ratones». El trastero, donde la luz se encendía desde fuera, y el niño permanecía a veces durante horas en la oscuridad llorando. También eran muy frecuentes claro está, la regla de madera que el maestro usaba como arma, y que tenía dos modalidades de uso, una era que el niño tenía que extender la mano y el animal le daba con toda sus gagas sobre la palma, pero la otra era más sofisticada, y consistía en poner los dedos juntos hacia arriba y entonces golpeaba sobre las yemas de los dedos. Era un dolor tremendo.
A mí que soy zurdo, me toco «aprender a usar la derecha» ya que la zurda era la mano del demonio. Para ello sufrí los castigos de rigor y también otro que consistía en ponerte de rodillas sobre garbanzos duros, con las manos en cruz de cara a la pared y con libros sobre las manos. Cuando salí de allí, apenas sabía escribir, pero el régimen ya tenía lo que quería. Puesto que lo que buscaba era el clasicismo desde la infancia. Los hijos de los comerciantes se ponían en los primeros pupitres, sus padres les llevaban a los maestros regalos cuando era sus santos o cumpleaños. Siempre tenían buenas notas. Los hijos de los obreros manuales, se sentaban atrás, y eran los que siempre «recibían». Los exámenes, no importaban. No interesaba que nadie aprendiera mucho entre la clase obrera. Pasaban de curso con todo suspendido hasta octavo curso. Era lo habitual. El fracaso escolar se fomentaba. Los hijos de los comerciantes, sacaban muy buenas notas. Los hijos de los obreros muy malas. Ese era el régimen franquista: Las élites estudiaban en colegios de pago religiosos. Ellos serían los líderes después. Los mandos intermedios, estudiaban en colegios públicos. Y los trabajadores manuales ya estaban seleccionados. Todo perfecto. Me costó mucho tiempo y esfuerzo superar todo aquello. Recuerdo bien La Graduada. Lo más triste, es que no existen expedientes antes de los años ochenta. Históricamente, es como si no hubiésemos estado allí. Pero sí que estuvimos, y nos acordamos, aún.
Claro está que muchos y muchas, no estarán de acuerdo con lo que digo, pues éramos entonces niños, y todo el mundo cuenta las cosas según le iban y los recuerdos que tenían. Si pertenecías a esa privilegiada y mimada clase media de comerciantes, aún sin saberlo, el recuerdo será bueno. El maestro siempre te trataba bien, pero haz memoria, ¿no recuerdas que por los pupitres detrás de ti, el maestro castigaba a tus compañeros? Ellos, no lo pasaban tan bien.