@V. R. / Hay historias que no se pueden contar y otras que se cuentan por los pelos. Esta última es la de Zenón Helguera, un regatista ibicenco de 38 años que ha visto la muerte de cerca. Ha sobrevivido a un naufragio en medio de la nada, del Atlántico, a 600 millas de tierra firme. El barco en el que participaba en el Gran Prix, una prueba náutica entre Canarias y Colombia, sufrió la semana pasada una avería en el casco por motivos que se desconocen y se abrió una importante vía de agua.
Para complicar un poco más la situación, la bomba de achique dejó de funcionar al poco tiempo. Con cacerolas y otros recipientes de a bordo, los tripulantes estuvieron casi dos días tratando de mantener a flote la embarcación, que fue rescatada poco antes de hundirse por el crucero ‘Costa Deliziosa’, un transatlántico de 92.000 toneladas que era en ese momento la única embarcación que podía acudir a su rescate después de que fuera descartada la llegada de un carguero de bandera china que navegaba por la zona.
Zenón cuenta su aventura en el aeropuerto de Ibiza, al que llegó ayer sobre las once de la noche y donde le aguardaba un inesperado comité de bienvenida formado por familiares y amigos que le hizo emocionarse. En su rostro llevaba aún dibujada la expresión de quien ha pasado un mal trago, una de esas jugadas del azar que te ponen al límite. Cruzó la puerta de llegadas y se fundió en un abrazo con su mujer, primero, y sus padres, hermano y colegas después.
Con dificultad para expresarse a causa de la alteración del instante, Zenón dijo que «hubo un momento muy tenso». «Cuando supimos que un primer barco que debía de venir a buscarnos, un carguero chino que navegaba por la zona, había descartado el rescate lo pasamos mal. Temimos por nuestras vidas. Te pasan muchas cosas por la cabeza. Pensaba en mi mujer y mi madre…», comentó el regatista. «Había olas de cinco metros y la situación era cada vez más complicada, sobre todo desde que nos quedamos sin suministro eléctrico. Cuando vimos un avión de emergencias portugués que sobrevolaba la zona nos relajamos bastante, aunque no podía hacer nada para sacarnos de ahí. Llegamos a pensar que sería muy difícil salir airosos de la situación en la que nos encontrábamos».
Al final fue el ‘Costa Deliziosa’ el que les socorrió, «un barco inmenso que, al verlo desde abajo, impresiona», relata Zenón, una persona muy conocida y querida en la isla aseguró que no esperaba un recibimiento como el que le habían deparado, con aplauso incluido. Asegura el regatista ibicenco que el ‘Buccaneer’, el barco en el que competía, un clásico de 1969, «está preparado para navegar en el Pacífico, en condiciones mucho más duras. No sabemos que pudo ocurrir. No notamos ningún golpe ni nada parecido. Pero el agua empezó a entrar él y no dábamos abasto para evacuarla. Además, hacía muy mal tiempo y no podíamos tirarnos al mar para ver la avería y si se podía hacer algo…».
Zenón empezó a navegar con su padre en un patín a vela cuando tenía ocho años. Asegura que le encanta el mar y la vela, aunque también las lanchas rápidas. Este accidente no le impedirá volverse a subir a un barco, afirma. «Volveré a navegar porque me encanta hacerlo. Eso sí, por el Mediterráneo, y antes de embarcarme en una travesía oceánica como esta me lo pensaré dos veces», concluyó esbozando una sonrisa antes de volver a abrazarse con los suyos.
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YA TENEMOS A ZENON EN CASA