Hace ya medio año, concretamente durante el día mundial del agua, la Alianza por el Agua de Ibiza y Formentera y el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation celebraban la salida de Ibiza de la situación de prealerta de Ibiza, no sin antes advertir de la frágil situación de los recursos hídricos en la isla. Ya entonces, después de que Ibiza entrase en prealerta por sequía en octubre de 2020, ambas organizaciones advertían de que la sequía es un problema estructural que va a seguir dándose año tras año y de que, muy probablemente, para finales de la temporada estival se volviese a entrar en prealerta de sequía.
Lamentablemente, este pronóstico se ha cumplido. Desde hace semanas, se viene hablando de la sequía que está azotando la península y las Baleares, y cuyos efectos ya se empiezan notar y sufrir. Prueba de ello, es que, en el caso de Baleares, dos municipios de Mallorca, Deià y Artà ya han comenzado a aplicar restricciones en el uso del agua y han hecho un llamamiento a la moderación en el consumo de agua. Ante esta situación, desde la Alianza por el Agua e IbizaPreservation recuerdan que el Plan Especial de Actuación en Situaciones de Alerta y Eventual Sequía de las Islas Baleares establece medidas a aplicar en situación de prealerta de sequía, que se deben aplicar junto con las del Plan de Gestión Sostenible del Agua municipal.
“En los últimos ocho años, la isla ha tenido escasos períodos de normalidad en cuanto a la disponibilidad de agua se refiere” recuerda Inés Roig, técnica de la Alianza. De hecho, el análisis de los datos sobre el índice de sequía hidrológica que realiza la Alianza por el Agua y que se recogen en el Informe anual del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation muestran que en el 2018, 2019 y 2022 las situaciones de prealerta se han generado entre agosto y septiembre, coincidiendo con la temporada estival y, por tanto, con una mayor explotación de los recursos subterráneos por la combinación de una mayor presión humana y una menor pluviometría.
Por otro lado, desde ambas organizaciones recuerdan que el caso de Ibiza, con tres desaladoras cuyo máximo productivo es de 44.000 m3, debería ser suficiente para abastecer con agua de calidad de calidad a toda la población -aún integrando en el agua de abastecimiento parte del agua subterránea en caso de necesidad- si se invirtiese en telecontrol y mejora de las redes. “Además, si se reutilizase el agua depurada, podríamos disponer de un flujo continuo de agua”, señala la coordinadora del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation, afirmación que Inés Roig comparte. “Debemos darnos cuenta de que Ibiza podría ser una isla muy rica en agua si ésta se gestionase adecuadamente. El caso de Sa Caleta nos recuerda que aún queda trabajo por hacer en la mejora del ciclo integral y el acceso al agua”.
Por todo ello, desde las dos entidades recalcan la necesidad de que la sociedad ibicenca trabaje en ser más resiliente, conjugando nuevas técnicas y tecnologías con la vuelta a las formas tradicionales (como, por ejemplo, la utilización de agua pluvial como recurso, la utilización de plantaciones y jardinería xerófila autóctonas, la acumulación del agua para riego, el respeto por el paisaje y las líneas del terreno). Camino necesario para construir una sociedad resiliente, capaz de poder afrontar el impacto de la escasez de agua.