@R. B./ Cinco millones de euros separan a cualquier mortal de habitar una mansión en Formentera, situada en Porto Salè y con el incentivo de haber pertenecido al juguete roto del tenis patrio: Arantxa Sánchez-Vicario. Definida por la inmobiliaria que se encarga de su venta, Atsbury, como «la más impresionante» de su portfolio, la casa de cuatro habitaciones dobles y tres baños busca comprador que con su desembolso solvente los problemas de liquidez de la deportista española.
Según afirman en DiarioGol.com, la que fuera la mejor tenista española de todos los tiempos (pasados, se entiende) se ha visto obligada a desprenderse de su ‘oasis de Formentera’ por la ruina económica en la que la sumieron sus padres, tal y como la deportista declaró previa publicación de libro con suntuoso anticipo. Por este motivo, Arantxa Sánchez-Vicario ha tenido que renunciar a esta lujosa propiedad de 300 metros cuadrados construidos en media hectárea de terreno, rodeada de un exótico y frondoso jardín tropical.
De los laureles a la ruina
Arantxa Sánchez-Vicario vivió en la década de los noventa sus días de vino y rosas, cuando su palmarés engordaba en cada competición en la que participaba. Cuatro títulos del Grand Slam en categoría individual, cuatro en dobles mixtos y seis en categoría de dobles, cinco títulos de la Copa Federación con la selección española de tenis (de la que fue capitana en 2012) y cuatro medallas olímpicas convirtieron a esta jugadora en el mascarón de proa del deporte patrio y le valieron en Premio Príncipe de Asturias de los Deportes en 1998.
No obstante, el principio del fin sobrevino cuando en 2011 perdió un juicio contra Hacienda y tuvo que abonar varios millones de euros en concepto de los impuestos que no pagó desde 1989 hasta 1993, época en la que había fijado su residencia en Andorra para, presumiblemente, evadir al fisco.
Una autobiografía que rompió una familia
Un año después, en 2012, Arantxa Sánchez-Vicario se vació el pecho y engrosó su billetera con la publicación de la autobiografía Arantxa ¡Vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer, donde acusaba a sus padres de haberla sometido a un control excesivo en su época como competidora, cuando sólo era una adolescente, y de haberla llevado a la ruina por su mala gestión económica.
Un juicio y una ruptura familiar más tarde, Arantxa Sánchez-Vicario ha tenido que vender su casa en Esplugues de Llobregat, una población aledaña a Barcelona y conocida por su alto índice de futbolistas del Barça por kilómetro cuadrado. La deportista y su marido, José Santacana, quien también fue motivo de polémica familiar, residen por el momento en Miami para poner tierra de por medio entre ellos y sus problemas con los parientes, Hacienda, la justicia… Pero la batalla judicial aún no ha terminado y el próximo mes de mayo tendrá lugar el próximo encuentro de la tenista con sus padres en un juzgado. Del veredicto nada se sabe. Eso sí, parece que no la veremos por Formentera en un tiempo.