El aeropuerto de Ibiza ha registrado hasta el mes de agosto menos vuelos privados que en el mismo periodo de 2022, con un total de 11.276 vuelos que se traducen en un 9,3% menos que el año pasado, cuando sumaron 12.431 conexiones, según los datos de AENA.
Asimismo, este mes de agosto también se han reducido los vuelos exclusivos que aterrizaron y despegaron del aeródromo de la isla, ya que se han contabilizado 2.574 conexiones frente a las 2.889 registradas el mismo mes de 2022, una diferencia de 10,9% entre ambos periodos.
Esta reducción de aviación privada en el mes central de la temporada, con 315 enlaces menos, también se registró en julio, con 3.307 movimientos aéreos frente a los 3.476 del año anterior, con una diferencia de 169 vuelos entre los dos periodos.
El descenso registrado hasta el momento llega después de que en 2022 se batiera el récord de vuelos privados en Ibiza desde que en 2019 se puso en marcha la nueva plataforma del aeropuerto, con más capacidad, para el aterrizaje de jets en la isla.
Así, en 2019, año prepandemia, el aeródromo ibicenco recibió 8.739 vuelos hasta el mes de agosto, mientras que en 2020, marcado por el covid-19, se registraron 5.521 operaciones, que en los primeros 8 meses de 2021 aumentaron hasta los 10.728 vuelos privados.
La bajada de vuelos en julio y en agosto de 2023, con respecto a 2022, coincide también con otros meses de este año, con la excepción de marzo, único periodo en el que crecieron, con 413 movimientos frente a los 323 del mismo mes del año pasado.
Por el contrario, los vuelos también bajaron en enero, con 304 vuelos frente a 397 de 2022; en febrero, con 258 movimientos en comparación a los 347 del año pasado y en abril con 845 vuelos registrados frente a 851 conexiones del mismo mes del año pasado.
La temporada empezó en mayo con una reducción de vuelos privados, con 1.236 en comparación a los 1.590 de 2022, seguido por el mes de junio con 2.339 conexiones frente a las 2.558 del mismo periodo del año anterior.
EFE
Se conoce que se ha corrido la voz de que en Es Codolar los «responsables» de la seguridad sólo se ocupan de si alguien lleva un culín de agua, y no de la chusma de Barcelona que se salta la verja y vandaliza los jets privados.