Nahuel L.A./ Algunos sindicalistas tenían las caras largas esta mañana. Eran las 11.00h y aún no estaban todos. ¿El motivo? No llegaba la gente de Santa Eulària: dos eventos deportivos habían convertido las carreteras de Eivissa en un auténtico laberinto. Más de uno maldijo, entre dientes, que estos eventos se organizaran justo ese día y también más de uno señalaba que era algo que se había hecho «a propósito» para evitar las protestas. «Aún esperamos a más gente», decía Diego Ruiz viendo que el panorama en la calle Navarra no era muy alentador.
Sin embargo, poco después, la calle se fue coloreando de rojo y verde. Fue entonces cuando, armados con pancartas, banderas republicanas y algún que otro odioso silbato, iniciaron la marcha. Una marcha tranquila a la que algunos se sumaron cuando los herederos de la Internacional se pasearon por la avenida España mientras coreaban cánticos como «Rajoy, dimite, el pueblo no se rinde» o «Vete al carajo, ministra de trabajo». También hubo algún recordatorio a los Borbones a quienes invitaban a compartir espacio en el agua con los selacimorfos.
Durante el trayecto, hubo un pequeño parón en la sede del Consell Insular de Eivissa, cerrado por la festividad. Allí gritaron «más trabajo y menos corrupción» y «Vicente dimisión». A todo esto, la policía, tanto la local como la nacional, sólo tuvo que acompañar con tranquilidad a los manifestantes, quienes no mostraron ningún tipo de hostilidad.
Finalmente, al llegar al parque Reina Sofía, los manifestantes plantaron la bandera tricolor. Como preludio a las distintas intervenciones, se guardó un minuto de silencio por los trabajadores muertos en Bangladesh. Después, Diego Ruiz, de UGT, Pere Lomas, de STEI, y Felipe Zarcos, de CC.OO., hicieron sus respectivas intervenciones en las que acusaron a Rajoy de ser una marioneta de Merkel y manifestaron la firme convicción de mantener un diálogo con todos los partidos políticos para abolir la reforma laboral. Cuando acabaron los discursos, el himno de la Internacional hizo que muchos de los asistentes levantaran sus puños y cantaran para recordar que la lucha de la clase obrera aún no ha acabado.