@D.V./ “Se decía que ser un borracho era un vicio. Luego descubrí que es una enfermedad”. Tras pasar su particular travesía alcohólica, mi interlocutor no tiene problema en recordar qué le pasó y, especialmente , cómo logró salir de ahí. Es muy fácil entablar conversación con los miembros de Alcohólicos Anónimos que durante la mañana de este viernes han instalado un puesto de información en la Plaza de España de Sant Antoni y han ofrecido zumo de naranja a todo quien ha querido acercarse. Quieren hacer proselitismo y explicar a todo el que quiera escucharles que la vida sin alcohol es posible.
“Nuestro objetivdo es informar, transmitir y pasar el mensaje” me comenta el primero de ellos. ¿Cuál es el mensaje? “La vida sin alcohol es maravillosa. Se puede vivir feliz, útil y dejando vivir a los demás”.
En Ibiza hay cinco grupos de Alcohólicos Anónimos [teléfono de contacto: 616.088.883], incluído uno internacional que realiza las reuniones en inglés, y agrupan a un total de sesenta personas. Acogen a gente con problemas de adicción al alcohol y que, en ocasiones, también puede tener otro tipo de adicciones, como relata un segundo testimonio: “Yo era politoxicómano. Creo que el principal éxito de este proceso ha sido volver a creer en mi mismo”. El componente espiritual parece muy importante en la lucha para abandonar el alcohol y la fe puede convertirse en un asidero al que agarrarse: “Creo que el programa es en un 99% algo espiritual. Es creer, incluso volver a creer en el ser humano”.
En busca de una vida normal
No obstante, el abandono del alcohol nunca es definitivo. En ocasiones, una adicción sustituye a la otra y el papel que ocupaba el alcohol lo puede llenar laludopatía o cualquier otra conducta adictiva. Volver a tener una vida ‘normal’ es muy complicado, ya que no hay nada más duro y difícil que la ‘normalidad’: “Lo peor de todo es el vacío que te produce dejar de beber. Yo sufrí insomnio, la vida me parecía sin sentido”. Como en todo, se trata de volver a llenar la cabeza, de mantenerse siempre ocupado: “Mantener mi vinculación con el grupo de la Asociación. La lectura, el deporte, la música, tocar algún instrumento… todas las cosas que no hacía cuando estaba bebiendo”.
La teoría que defiende Alcohólicos Anónimos es que el exbebedor es un bebedor en potencia, y que nunca hay que bajar la guardia ante la tentación. Así, las metas se tienen que realizar paso a paso, día a día: “Cada 24 horas sin alcohol es un pequeño éxito” y, en el camino, disfrutar de la vida y reintegrarse en la ‘normalidad’: “Ser uno más, ya no ser el lobo solitario que era antes”. Y tras estas palabras, sonríe, me da la mano, coge su bolsa y se despide de todos nosotros.