Cómo cambian las cosas, por José María de Lamo

Cómo cambian las cosas. Mientras algunos tienen que mandar a tomar viento fresco su dignidad para poder vivir y trabajar en Ibiza (lo de vivir es un decir, porque en ninguna parte he visto que una furgoneta esté considerada una vivienda digna), otros mandan a paseo sus promesas, principios y valores éticos para sacar mordidas, mordiditas o mordidazas de los contratos públicos.

Antes era una vergüenza cobrar a alguien más de 500 euros por compartir una habitación con una o más personas, a la vez que era indecente, típico de la casta e incluso delito fraccionar contratos para evitar, de este modo, que tengan que pasar por concurso público y poderlos adjudicar a dedo.

Ahora, sin embargo, es noticia a nivel nacional, y por ende ya casi normal, que se alquilen furgonetas para vivir en verano en Ibiza y lo de la adjudicación a dedo… pues en vez de ser culpa de los políticos que pretenden beneficiar a alguien (algún motivo personal tendrán para ello), es únicamente culpa del propio beneficiado, que es a quien purgan. Pero ojo, para estos políticos que gobiernan las Baleares esto es una corrupcioncita, es simplemente robar un poquito, es saltarse sólo un poquitín de nada las leyes, las promesas electorales y los códigos éticos. Es coger unas migajas que, en comparación con lo anterior, son el chocolate del loro.

Pero cuando se ve que estas adjudicaciones a dedo han supuesto más de 40 millones de euros en tan sólo dos meses saltan todas las alarmas. Haciendo una progresión supondría que la broma, en 4 años, podría suponer 960 millones de euros en contratos que tendrían que haberse tramitado mediante concurso y que, por obra y gracia de la mayoría parlamentaria, pasan al amiguete de turno (y eso sólo teniendo en cuenta lo que ha salido a la luz hasta el momento).

Cómo cambian las cosas. Antes los que ahora ostentan el poder se personaban en las cabeceras de todas las manifestaciones para pedir alquileres justos y se les llenaba la boca criticando el precio de la vivienda en Ibiza. Ahora, cuando han tenido la oportunidad de alinearse con los que han querido buscar una solución política a la situación, han hecho de su capa un sayo y han amparado que en la isla de los alquileres más caros del mundo siga siendo una quimera alquilar a un precio justo y decente. Y mientras tanto los empresarios devanándose los sesos para conseguir personal y funcionarios tales como médicos o policías negándose a venir a la isla porque alquilar una vivienda se les lleva la práctica totalidad de su salario.

Cómo cambian las cosas. Recuerdo que antes, cuando la Policía o la Guardia Civil hacían una redada en un ayuntamiento o en la sede de un partido político los que ahora ostentan el poder en Baleares inundaban cada página, cada segundo y cada frame de los medios de comunicación con airadas declaraciones sentenciando de antemano a los investigados y clamando a los cielos por una más que necesaria regeneración política. Ahora, estos mismos que tanto ruido hacían, son los investigados y, o bien callan como muertos, o bien tratan de maquillar la realidad con expresiones como que los agentes “recaban información”. Aunque la mona se vista de seda, en “redada” se queda.

Cómo cambian las cosas cuando un cargo del PSOE de Sant Antoni, para defender la nefasta gestión de sus compañeros de partido, sale en un programa de televisión diciendo que no pasa nada en la Policía Local porque el sindicato no se ha quejado en estos últimos dos años y carga (con declaraciones rayanas al delito en algunos casos) contra las unidades que más éxito han obtenido en su función en los últimos años. Cambian las cosas porque mucho más de la mitad de la plantilla policial, a excepción del sindicato, no tiene más remedio que hacer público un escrito para cerrar la boca a esta clase de políticos que en los últimos tiempos no hace más que denigrar su trabajo, y entre los que, por desgracia, hay que incluir al actual equipo de gobierno municipal con su desaparecido alcalde a la cabeza.