Carlos Willengton, uruguayo residente en la Costa Dorada de Tarragona desde finales de los años 80, se hizo famoso de la manera más inesperada. Durante la pandemia, y ante la imposibilidad de trabajar como disc-jockey, se le ocurrió transmitir sus sesiones desde el garaje de su casa, unas sesiones hechas como a él le gusta: pinchando vinilos a la antigua usanza.
Tuvo un gran éxito, sumó decenas de miles de seguidores y, entre ellos, muchos dj que le invitaron a sus sesiones online y que, una vez terminadas las restricciones, le contrataron para eventos.
Su carrera despegó, llegó a millones de personas y esto le ha permitido pinchar en lugares que nunca habría imaginado… como Ibiza, donde actúa hoy por primera vez en un club Cova Santa, en la fiesta House Anthems (Himnos del House). Muy natural, simpático y cercano, Carlos Willengton espera conseguir hoy eso que siempre anhela: «conectar con el público y emocionarlo». En su haber tiene 4.000 vinilos, una colección que ha ido cambiando y evolucionando con los años, y conforma la materia prima de sus vibrantes sesiones.
Es su primera vez en un club de la isla, pero no su primera vez en Ibiza…
Así es, he pinchado en alguna fiesta privada y recientemente en un evento en Ocean Drive de Fiesta & Bullshit, pero es la primera vez que estaré en un club.
Ibiza es una de las mecas de su pasión, ¿le emociona poder pinchar en Cova Santa?
Mucho, muchísimo. Ibiza tiene una particularidad, que es que atrae al music lover, un público que está predispuesto a absorber la energía que desprendes, por lo que es muy especial.
Usted sigue pinchando con vinilos. ¿Por qué lo hace?
Lo he hecho toda la vida, pero siempre digo que no tengo ningún problema con lo digital. Los platos de Technics fueron, en su momento, un avance tecnológico también. La amplificación ha permitido que se monten los festivales que se montan. La tecnología, además, nos permite avanzar permanentemente y darnos a conocer en redes sociales. Yo no puedo estar nunca en contra de la tecnología, pero lo que a mí me gusta es pinchar con vinilos. Tiene la particularidad de que puedes controlar todos los aspectos del set y de la mezcla. Con las últimas tecnologías han aparecido ayudas a las que yo prefiero renunciar. Yo no quiero que un aparato me marque si los dos discos van a los mismos BPM [beats por minuto]. Me gusta sentirlo con mi oído y con mi mente. Tiene una adrenalina especial. Hay un riesgo. Cuando lo haces digitalizado vas sobre seguro: el aparato te lo cuadra. Con los platos, si no lo cuadras bien por ti mismo, aquello puede ser una bola de ruido. Y hay gente que valora eso, ese riesgo.
¿Cree, entonces, que transmite una emoción diferente al público pinchando con vinilos?
Sí, desde luego. Pinchando con digital no siento lo mismo. En la mayoría de los sets me emociono. Hay una buena vibra con la gente que no he sentido cuando he pinchado en digital. Saber que lo haces por ti mismo, que no hay nada de por medio que te ayude, es una satisfacción que crea una emoción contenida que, cuando se suelta, se nota también. Hay una conexión mágica entre el disc-jockey, la música y el público.
¿La pandemia le cambió la vida… para bien? Los sets que hizo desde el encierro le hicieron famoso internacionalmente.
No se me hubiese ocurrido nunca ponerme a hacer sets en redes sociales si no hubiese llegado la pandemia. Al estar todos encerrados pensé, casi desde el primer día, en que iba hacer un set para ofrecer a la gente más cercana la música que tenía preparada para mis próximas fiestas canceladas. Y la gente lo acogió bien. Empecé a poner en Instagram los mixes y vi que empezaban a seguirme dj y que me invitaban a pinchar en sus canales de Youtube y y en plataformas de emisión. Querían hacer directos conmigo y surgieron cosas en Madrid, Londres, Estados Unidos, Alemania, Japón y Brasil. Mi mujer me decía que era el ermitaño mejor relacionado el planeta [ríe] porque estaba encerrado en mi rincón, pero me veía gente de muchos lugares del mundo.. Me empezaron a seguir dj con mucho nombre y millones de seguidores y el primer sorprendido fui yo. Cuando se levantaron las restricciones empezaron a invitarme a clubes y a festivales por todas partes. Fue una gratísima sorpresa.
¿Le llegó a emocionar ser consciente del papel que tenía en las vidas de tantas personas en un momento tan crítico como la pandemia?
Sí, sí, sí. No tengo ningún problema en decir que fue algo tremendo para mí. Me escribían algunas cosas… que me ponían la piel de gallina. Yo estaba haciendo eso para salvar mi propia cabeza, para poder seguir adelante estando encerrado, pero ver que eso aportaba alegría a tantas personas de tantas partes del mundo fue una gran satisfacción. Cada día o cada dos días entraba en sus casas y les daba alegría. Hay gente que me decía que, gracias a eso, tenía ganas de arreglar la casa o de prepararse una rica cena…
Hoy está en Cova Santa, en la fiesta Spirit of Ibiza – House of Anthems, que se puede traducir como ‘Espíritu de Ibiza, himnos del house’ ¿Por ahí van los tiros? ¿Serán mixes de los grandes temazos?
Sí, pero me encanta porque puedo sacar temas que la gente tiene muy presentes, pero también otros que sorprendan. Me gusta que en la selección musical aparezca algo que hace mucho que no escuchabas y que es un temazo. Más allá de una recopilación de obviedades, se trata de hacer una selección en la que haya un sustento entre lo conocido y lo que la gente no se espera. Es un desafío.
¿Cuales son los temas que nunca faltan en su set, sus favoritos?
Podría decirte muchos temas… he pensado ahora en Flawles, de The Ones, que es un tema que tiene tiene groove y muy buen rollo o That Feelling de dj Chus… hay varios. Son temas que te llevan a aquellos veranos en Ibiza… No suelen ser temas que la gente te pida o que esperen, pero luego les encantan.
¿Y tus djs favoritos de Ibiza?
Estas preguntas me incomodan muchísimo [ríe] No me gusta comparar. Conozco a muchos djs y no quiero responder a esta pregunta si no te importa, que luego dicen que he nombrado a uno y a otro no [ríe].
Le entiendo perfectamente.
Claro, es que es muy complicado responder a una pregunta así.