EFE / Un médico especialista en aparato digestivo ha sido condenado por un juzgado de Palma, a indemnizar con 26.505 euros a los herederos de una paciente a la que no diagnosticó un cáncer de páncreas y aconsejó que fuera a un psicólogo.
La sentencia estima la demanda que interpuso en Mallorca el servicio jurídico de la asociación El Defensor del Paciente y de esta forma reconoce que la mujer, quien murió en julio del año pasado, recibió una asistencia médica defectuosa.
La fallecida, de 69 años el día del óbito, y según explica el auto, decidió acudir a una clínica privada de Palma al sentir dolor en el estomago, a pesar de que los síntomas de la paciente eran indicadores que obligaban a realizar distintas pruebas.
Según la sentencia, el médico tardó más de un mes en realizar una colonoscopia, y no realizó más pruebas en las sucesivas visitas de la paciente al centro médico.
Intestino irritable
El médico especialista diagnosticó que la mujer padecía un síndrome de intestino irritable.
Así pues. la mujer acudió a otra clínica privada en la que le detectaron un tumor en el páncreas, que por avanzado estado sólo se podía tratar con quimioterapia paliativa. La mujer falleció unos meses después.
La sentencia reconoce la negligencia y la valora como una pérdida de oportunidad para la paciente. La juez aprecia que se produjo un error en el diagnóstico del médico demandado y una dilatación en la diagnosis del cáncer de cuanto menos de un mes.
Además, apunta que el condenado aguardó un mes para una colonoscopia, mientras que en la clínica a la que se dirigió posteriormente, y tras una primera visita de urgencias, fue derivada a un especialista que de le practicó cuatro pruebas y pasó a los cuidados del servicio de oncología.
TAC
La juez señala que el médico demandado realizó a la mujer un año antes del fallecimiento, un TAC en el que no se detectó ningún tumor canceroso.
Algunos peritos indicaron durante la vista del juicio, que los tumores en el páncreas de menos de dos centímetros no son detectados en muchas ocasiones. Pero las juez considera que este médico pudo practicar otras pruebas dado el elevado nivel de azúcar en sangre y la pérdida de peso que presentaba la paciente, y con ello plantearse un diagnóstico alternativo al síndrome de intestino irritable.
También la juez estima que se produjo un retraso de dos o tres meses en el diagnóstico imputable al médico, pero que no habría garantizado la supervivencia de la mujer.