La pared seca es una construcción tradicional del campo ibicenco y profundamente arraigada, además, en el mundo agrario mediterráneo como medida de ganar tierra cultivable y evitar los daños de las trombas de agua típicas de nuestro clima. La técnica se caracteriza por la ausencia de mortero o argamasa. Con un origen ancestral, es una de las primeras aproximaciones del hombre a la construcción a través de la piedra.
El maestro en esta técnica constructiva coloca las piedras sin labrar demasiado y buscando la máxima estabilidad de la estructura, que consigue eligiendo la pieza adecuada y colocándola en la posición óptima.
Más allá del valor paisajístico y patrimonial, la pared seca juega un papel fundamental en la conservación del suelo en tierras con pendiente y en la lucha contra la erosión.
El abandono del campo y la falta de conservación de las paredes lleva a su progresiva degradación e incrementa el riesgo de erosión. La declaración de la pared seca del entorno mediterráneo como Patrimonio Mundial de la Unesco en 2018 fue un reconocimiento a su importancia, con la intención de que sea un revulsivo para la conservación y continuación de su conocimiento.
Ahora, ese reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad concedido al arte de la construcción con piedra seca se ha ampliado a Andorra, Austria, Bélgica, Irlanda y Luxemburgo, que se sumaron a la iniciativa promovida en 2018 por España y otros siete países europeos, según ha anunciado este jueves la Unesco.
La decisión se adoptó durante la decimonovena sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Unesco, que se lleva a cabo en la ciudad paraguaya de Luque.
La primera inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco la consiguieron en 2018 España, Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Eslovenia y Suecia, cuando se consideró a este método una «práctica transnacional que debe compartirse», según el expediente de la postulación actual.
La ampliación a estos cinco países «ayudará a fomentar una cooperación aún mayor con las comunidades y asociaciones» de los países postulantes y mejoraría «aún más el reconocimiento mundial de este elemento», añadió la candidatura.
Esta práctica consiste en colocar ordenadamente las piedras para construir estructuras estables sin utilizar material aglutinante, para lo que se requiere una comprensión de la geometría y la gravedad, añade la ficha.
Esta técnica de construcción es aún usada por comunidades rurales.
En España se encuentran ejemplos de esta técnica especialmente en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Aragón, Asturias, Islas Baleares, Cataluña, Extremadura, Galicia y Valencia.
Redacción / EFE