@V. Guerrero / Como cualquier estrella invitada que se precie, la candidata a la presidencia del Govern por el Partido Socialista, hizo su aparición con unos minutos de retraso en el meeting de presentación de los candidatos del PSOE al Consell y al Parlament. Veinte minutos tarde para ser exactos.
La entrada fue estelar, desde luego, con decenas de personas aclamándola mientras atravesaba un pasillo de manos extendidas. Algo que ocurre en todos los acontecimientos de este tipo y en todas las familias políticas, y le hace a uno preguntarse si se habrá colado por error en un concierto de Justin Bieber.
El siguiente momento en el que asalta la duda de si estás o no en el lugar que pensabas (cubriendo una presentación política), es cuando el “peso pesado” del partido llega al photocall (lo que toda la vida se ha llamado “la zona de hacerse las fotos”, que en este caso era el mismo escenario convenientemente decorado con unas cuantas rosas rojas) y comienzan a saltar decenas de flashes que solo divas como Paris Hilton o La Pantoja pueden soportar (y que podrían llegar a provocar algún tipo de ataque si permaneces mucho rato mirando).
Ante tanta parafernalia cualquiera se deja llevar, como le ocurrió a la presentadora del evento, la Consellera socialista Patricia Abascal. Ya metidos en el papel se lanzó a pedir el voto matizando, “sé que no se puede pedir el voto, pero me lo van a permitir porque para eso soy yo la presentadora”.
Otro momento estrella lo protagonizó la propia Armengol, cuando arrancó de su trípode un micrófono que había permanecido estático más de una hora durante los discursos de Pilar Costa y Vicent Torres, y comenzó un speech de esos “sin papeles delante”. Emotivo, optimista, en el que hasta una docena de veces escuchamos la palabra sueños. Todo ello micrófono en mano al estilo karaoke de una cantante con tablas.
Como en todo meeting o encuentro con alfombra roja, la cosa acabó con un piscolabis, que ya se agradecía después de haber abarrotado un espacio poco ventilado en el que la temperatura fue un problema hasta para los candidatos. Vicent Torres, sin ir más lejos, tuvo que interrumpir su discurso para secarse el sudor de la frente con un pañuelo y acompañar el gesto con una palabra ya mítica, el “caloret” de Rita Barberá. El «calor humano» también salió a relucir en las intervenciones de Pilar Costa y Francina Armengol, y por supuesto, en las conversaciones del 90% de los asistentes.
Y volviendo al piscolabis (que en mi caso se limitó a un panecito con jamón que engullí mientras salía, ya pasadas las 10 de la noche), no quiero olvidarme de un nuevo personaje con el que hasta ahora no me había topado en ninguna presentación política, y esto es verídico (pero no parecía oportuno hacerle una foto y sacarle ahora a la luz): el tipo que se ha pasado más de dos horas con un “pinganillo” en la oreja escuchando algo que no eran las intervenciones de los políticos (me atrevería a decir que era un partido de fútbol, o dos…), pero no tardó ni un segundo en reaccionar cuando “estaba todo el pescado vendido”, aplaudió vigorosamente la última intervención, y acto seguido se lanzó a la barra para decir “niño, ponme ya el vino y el pinchito”. Todo un espécimen. A modo de conclusión: en toda puesta de largo, y a pesar de la alfombra roja, siempre hay un momento en que se pierde el glamour. Todavía los hay de americana de pana.
En eso se ha convertido el PSOE de IBIZA en un sálvame con mucha caspa y poco seso.