@D.V./ Es la hora del patio en el IES Blanca Dona y el ambiente es de “casi” normalidad. Se ve movimiento de alumnos y profesores, aunque algo inferior al habitual. Por razones que se me escapan, por la megafonía del centro suena la banda sonora de la película ‘Réquiem por un sueño’.
Ajenas al tañido de las cuerdas del Kronos Quartet, un grupo de estudiantes de Grado Medio de Comercio comentan el examen: “En nuestra clase nadie ha hecho huelga porque estamos en época de exámenes, y hoy tocaba venir sí o sí”. Para ellas, la normalidad ha sido absoluta y su única preocupación es aprobar, lo que parece lógico. Se añade al grupo un estudiante de FP Administrativo, que hace tiempo en la puerta del instituto: “Nuestro profesor no ha venido pero nos da la clase un sustituto, todo ha ido normal”. Cuando se les pregunta por los motivos de la huelga se quedan pensativos y sin saber qué contestar; después de unos segundos de silencio, dicen: “La huelga es por los recortes, ¿no?”.
Un desconocimiento que no es exclusivo de Blanca Dona. Así, una delegada de estudiantes de Quartó de Portmany también nos admite que “en clase nadie sabe de qué va la huelga. Yo sí, porque estoy metida en temas de política, pero a la mayoría de mis compañeros sólo les interesa saber si hay huelga o no”.
Un ejemplo de este pasotismo en un grupo de chavales del IES Santa María que han pasado el miércoles al sol en los bancos de la plaza Joan Marí Cardona de Vila, jugando a básquet, charlando y disfrutando del día. Cuando se les pregunta por la huelga de profesores, responden: “Nos han dicho que los profesores hacían huelga, y nos parece genial, por eso nos hemos venido aquí ha jugar a básquet”. Cuando se les pregunta por el seguimiento de la huelga en su centro, admiten que no tienen ni idea: “Es que no hemos ido ni a clase”, reconocen, pero insisten que, si fuera por ellos, habría huelga de profesores cada día: “¡¡Viva la vaga!!” proclaman.
Un profesorado resignado
Algunos padres han manifestado su enfado porque se les ha avisado del paro con un sólo día de anticipación. “Cuando hay una excursión, cuelgan el aviso en el tablón de anuncios con un mes de anticipo, pero para avisarnos que había una huelga, se han limitado a darles un papel a nuestros hijos el día antes”, comenta una madre que tiene sus hijos escolarizados en el C.P. S’Olivera, en el que sólo se asegura la presencia de la directora de la escuela y de una secretaria. No obstante, los profesores no tienen la obligación legal de avisar sobre si secundarán la huelga o no, ni tampoco están obligados a advertir a los padres de los alumnos, cuestión que se deja al albedrío de cada centro.
La huelga también ha tenido un seguimiento muy leve en el CEIP Puig d’en Valls, y no porque los profesores sean partidarios de la política educativa del Govern. “Estamos un poco hartos” comenta una profesora a la salida de clase, “creo que hasta que no se convoque una huelga indefinida, aquí no pasará nada. Muchos de mis compañeros piensan lo mismo”. Una opinión que comparte otra profesora: “Hay mucho desánimo. Si supiera que sirve para algo, pararía, pero todo va a seguir igual”.
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