El joven inventor y diseñador gráfico formenterés David Cabezuelo (1996) se crió entre colores: los de las pinturas del negocio de sus padres en Sant Ferran, Decorative Desing. Con solo 16 años voló de la isla para hacer un Máster en Diseño Gráfico y Web en Madrid donde encontró su verdadera vocación. «Siempre he tenido inquietudes artísticas, toda mi vida, y ahí fue donde me dije a mí mismo: esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida», explica a Noudiari. La prueba de que no estaba desencaminado es que uno de sus diseños ganó el prestigioso Premio Laus Oro Estudiantes 2022. Su propuesta es más que un diseño: es un invento. Se trata de la carta de colores para personas invidentes, hecha en braille, que él llama ‘Visionera’.
Desde muy joven vive fuera de la isla...
Así es, ya hice el Bachillerato en Madrid, en los Maristas, y también en Madrid la carrera de Diseño Gráfico y después el Máster. Ahora vivo en Barcelona, donde estoy haciendo unas prácticas en la universidad. Disfruto de la isla cuando voy a visitar a mis padres en verano o en Semana Santa. Sin embargo, cuando quise dedicarme al mundo del diseño era una isla que me limitaba en muchos aspectos. No había clases de diseño, solo de pintura. Al llegar a Madrid vi un mundo de oportunidades que no había vivido antes.
¿El premio Laus le ha abierto las puertas del mundo laboral?
Sigo de prácticas y buscando alguna agencia o un estudio que me quiera contratar. No ha habido suerte por ahora. El premio Laus me ha reportado reconocimiento entre la gente que me rodea y los profesores pero, a la larga, un premio no te garantiza un trabajo ni una carrera exitosa. Es verdad que los premios Laus tienen fama. Es una buena carta de presentación, pero no ha abierto ninguna puerta todavía.
¿Hay mucha competencia en el mundo del diseño?
Es un mundo en el que tienes que tener muchos contactos, ser muy extrovertido, que te guste ir a eventos… Yo voy a muchas charlas pero soy más bien introvertido, me da vergüenza meterme en un círculo privado de gente… y eso es un handicap para mí.
¿Más allá de la calidad del trabajo cuenta mucho esa parte de relaciones públicas?
Sí, totalmente.
Ganó el Laus con un diseño muy interesante y novedoso…
Soñé, estando en Formentera, con que me quedaba ciego y no podía volver a diseñar. En mi mano derecha tenía una carta de colores en braille y formalicé eso en mi TFG (Trabajo Fin de Grado ). Así que mi tesis de carrera se basa en un sueño. Es la primera carta de color en braille del mundo. También trabajé mucho el envoltorio de las fichas, donde son importantes las texturas y los relieves en braille. Se trataba de tener en cuenta no tanto el resultado visual o físico de las piezas sino ir a la necesidad real de la persona, entender qué necesita. Muchas veces como diseñadores pensamos más en nuestras necesidad o en nuestro gusto por el diseño que en la función real que puede cumplir para una persona.
¿Entonces es como una carta de Pantone pero en braille?
Eso es. La llamo ‘Visionera’ porque te permite ver los colores a través del tacto.
¿El haberse criado en lugar tan particular como la isla de Formentera le ha marcado de alguna manera a la hora de diseñar?
Puede ser, Formentera tiene un lado humano muy grande, mucha paz y un mundo onírico muy potente… Un mundo muy tranquilo donde hay otro ritmo de vida; el de escuchar y entender las necesidades de las personas. Eso me ha ayudado a entender en mi carrera que todo lleva un proceso, que hay que ir poco a poco y con buena letra, como dice mi madre.
¿Sus padres siguen viviendo en Formentera?
Sí, tienen la tienda de pintura Decorative Desing en San Ferran [Manuel Cabezuelo y Carmen Polo]. Allí he mamado el mundo del color, el de las cartas de colores… eso sí que ha tenido una gran influencia en mi vida. El ver las cartas de color, tocarlas, ver cómo echaba mi madre las tintas en el bote para mezcla. Creo que eso sí me ha influido
¿Tiene diseñadores de referencia?
Me gusta mucho el trabajo de un estudio de Granada que se llama Buenaventura Estudio, que trabaja muy bien el lado humano en el diseño, algo en lo que yo quiero enfocarme. Tienen en cuenta las necesidades de la gente y no hacen diseño por diseñar sino un diseño con un sentido. Mucha gente no hace diseño accesible, para todos. El diseño accesible no interesa. No interesa pensar en las necesidades específicas de determinadas personas sino que interesa más la multitud. Pero son personas, no una ‘minoría’. Hay que dar un toque al diseño actual para que mire por las necesidades reales de la gente.
Y hablando de utilidad: ¿Alguien se ha interesado en producir su diseño de carta de colores en braille?
Nadie se ha puesto en contacto conmigo para hacerlo. Ojalá. El Govern balear o el Gobierno central podría financiar una parte del proyecto como una manera de dar más visibilidad a las personas invidentes. Hay departamentos de inclusión y tecnología, nuevos avances e inventos… pero es muy difícil acceder a ello, sobre todo si eres una persona como yo, que no está conectada con todo eso. Me pilla muy lejos. Cuando patenté el invento, al hablar con los abogados me di cuenta de que ese mundo está muy alejado de mí, que no entendía sus términos y no entendía qué se tenía que hacer, qué pasos, qué valor tenía… no hay ayudas para esto. Pero creo que proyectos así suman y dan una mejor marca de Baleares.
¿Tiene más inventos en su carpeta?
Sí, tengo varios proyectos. Pero hasta que no tenga dinero para patentarlos no se los voy a contar a nadie [ríe] Uno sería para Amazon y otro, algo más artístico, de interacción con la persona y los sentimientos, algo que me gusta mucho abordar.
¿Se define como inventor?
Sí, me considero inventor. Nacemos y en seguida aparece la idea de que todo está inventado. Parece que te ponen un techo para que no hagas nada relevante. Es una lucha constante por hacer algo importante o relevante en tu vida. Creo que está bien decir que soy inventor y que he inventado esto porque así rompes con todas las barreras y límites. Yo crecí pensando que nunca podría inventar nada y que estaba todo creado y hecho, pero nadie había hecho una carta de color en braille yo la inventé. Y ahora tengo el papel que pone inventor. Yo normalizo decir soy inventor. Yo no soy nadie ni soy una referencia pero, si yo he podido, tú también. Todos podemos inventar algo y solo nos limita el ‘no’ que tenemos en la cabeza. Ese no puedo, no puedo, no puedo.
He visto algunos de sus trabajos y, aunque desde luego tiene una filosofía profunda, también utiliza el humor.
Sí, conecto con los sentimientos en general. Me gusta mucho ir al lado super dramático, contar a través del diseño un drama con un hilo conductor y luego salir con humor, porque siento que el diseño es sentimiento. Si comunicas con humor y con drama estás tocando y trastocando todos los sentimientos de las persona, y eso llega. Por ejemplo, me encanta Telecinco, el mundo reality, el mundo cotilleo porque es todo muy extremo y muy show y me encanta.
He visto que es muy fan de Alaska…
Desde Fangoria su música es la banda sonora de mi vida. Entre ella y Pablo Alborán […]
No lo digo por Pablo Alborán… pero parece que tiene referentes algo ‘viejunos’.
Sí, sí, desde pequeño. Yo no me llevaba bien con mis compañeros, me llevaba bien con los profesores. En los patios no jugaba al fútbol sino que me quedaba hablando con los profesores. Las personas de mi edad me aburrían, no me daban conversación interesante, así que siempre me he rodeado de gente de la que podía aprender. Siempre me ha gustado aprender.
Sin ninguna duda y después de leer este artículo considero que tanto proyectos como gente así dan mucho valor a nuestras islas.