Han pasado ya 42 años desde que, en 1981, se estrenó la primera entrega de la saga de Indiana Jones. A lo largo de estas cuatro décadas, millones de espectadores se han enamorado de uno de los personajes más atractivos y carismáticos del cine de aventuras.
El estreno, hace solo unos días, de Indiana Jones y el dial del destino, la quinta entrega de la serie dedicada al intrépido arqueólogo, es un buen momento para echar la vista atrás y revisitar las primeras entregas. Es también el momento perfecto para recordar a uno de los personajes secundarios más queridos por los espectadores que, curiosamente, era ibicenco… de adopción.
El personaje apareció por primera vez en En busca del arca perdida (1981), lo pudimos ver de nuevo en Indiana Jones y la Última Cruzada (1989) y su despedida fue en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008), aunque en esta última solo aparecía mencionado, a modo de homenaje, ya que el actor que le daba vida había fallecido en 1992.
Estamos hablando de Denholm Elliott, un secundario de lujo en muchos filmes, que pasó 30 años de su vida en Santa Eulària, Ibiza, y que muró en la isla un 6 de octubre de 1992 como consecuencia de una tuberculosis vinculada al sida que padecía.
Marcus Brody es el nombre del personaje que interpretó en la saga, uno de los amigos de Indiana más recordados. Director del museo de arqueología con el que colabora el famoso arqueólogo, Brody era amigo íntimo tanto de Henry Jones Jr. (Harrison Ford) como Henry Jones Sr. (Sean Connery). Un actor de gran talento que consigue que un personaje secundario aporte un ‘extra de calidad’ a la película.
Nacido el 31 de mayo de 1922 en Londres, Denholm Elliott fue todo un personaje marcado por un carácter rebelde desde niño. Y fue precisamente ese carácter el que le llevó a la interpretación. Sus problemas para adaptarse a la enseñanza reglada eran evidentes y preocupaban a sus padres. Su médico les recomendó que lo matriculasen en la Royal Academy of Dramatic Art, de la que fue expulsado al poco tiempo, pero donde regó la semilla de la interpretación.
Su carácter indómito hizo que se apuntase a la RAF (Royal Air Force) británica. Durante la II Guerra Mundial, su avión fue derribado y acabó en un campo de concentración.
A su regreso a Reino Unido, pronto encontró una carrera como actor. Su carisma y perfecta dicción, además de su rostro afable pero a la vez lleno de expresividad y carisma, lo convirtieron en perfecto actor de teatro y televisión. Su salto al cine fue de la mano de los mejores. Trabajó con directores como David Lean en La barrera del sonido (al director le interesó su pasado como piloto, ya que este filme cuenta la historia de los ingenieros aeroespaciales británicos que trataban de romper la barrera del sonido); con James Ivory, en Maurice y Una habitación con vistas; con Peter Bogdanovich en la desternillante Noises Off (qué ruina de función) o con Woody Allen en September.
En mitad de todo esto llegó su papel en la saga Indiana Jones, de la mano de Steven Spielberg (director) y George Lucas (creador). En la primera entrega, En busca del Arca perdida, tenía varias escenas breves con Indiana, pero en La última cruzada tiene un papel más relevante, ya que acompaña a los Jones, padre e hijo, en la búsqueda del Santo Grial y protagoniza, además, una épica y divertida escena final en la que se muestra muy patoso galopando hacia el horizonte y necesita la ayuda de Indiana Jones para no dar con sus huesos en la arena del desierto.
Elliott fue un actor muy valorado y ganó a lo largo de su carrera numerosos premios como cuatro BAFTA (1981, 1984, 1985 y 1986), fue nominado a un Oscar en 1986 por su papel en Una habitación con vistas y obtuvo la Orden del Imperio Británico por su carrera como actor, en el año1988.
Su vida en Ibiza
Denholm Elliot estuvo casado con la actriz Virginia McKenna solo por unos meses en 1954. Más tarde se casó con Susan Elliott, también actriz, con la que se instaló y vivió en la isla.
Descubrieron Ibiza durante una larga luna de miel viajando por Europa. Les gustó tanto que buscaron una casa y vivieron en Santa Eulària durante 30 años hasta la muerte del actor.
Fue, en todo caso, un matrimonio abierto, ya que Denholm era bisexual y tuvo numerosos amantes del sexo masculino a lo largo de su vida. Es más, el actor solía participar en orgías y este hecho estuvo a punto de romper el matrimonio con Susan, pero finalmente siguieron adelante. Ella también tuvo amantes a lo largo de su matrimonio.
Sin embargo, el actor llevó el tema hasta niveles bastante extremos. La propia Susan en la biografía Denholm Elliott, Quest For Love (1994), explicó que el apetito sexual y promiscuidad de su esposo eran «casi un trastorno psicológico».
Ambos fueron clientes habituales del famoso Sandy’s Bar de Santa Eulària, por el que pasaron otros ilustres visitantes de la isla, y llegaron a hacerse con el local pero los problemas de salud de Denholm no tardaron en aparecer.
En 1987, el actor dio positivo en VIH y la pareja se marchó a Londres, pero Susan quiso que Denholm regresara a Ibiza para morir. Y así lo hizo en su casa, en octubre de 1992 a los 70 años. Según varias fuentes su cuerpo fue incinerado posteriormente y sus cenizas esparcidas por el terreno de su casa de Ibiza.
Susan Elliott creó en su memoria el Denholm Elliott Project, una asociación para ayudar a personas con VIH.
Ambos tuvieron un hijo y una hija. Esta última se suicidó en Ibiza en el año 2003. Susan Elliott murió en un incendio en su casa en Londres en abril de 2007.
Su hijo Marc Elliot les hizo abuelos de una preciosa niña que ya debe tener más de 10 años y de vez en cuando todavía vienen a la isla. Marc el Punk le llamamos, todo un personaje y un buen amigo
Muchas gracias por tu comentario. No sabíamos que continuaba la conexión ibicenca de los Elliott. Un saludo! Laura
No sabia que encara vengués per aquí, però me’n record a prou bé des seus concerts! Ha plogut una bona mica de llavors ençà!
https://www.youtube.com/watch?v=FktUndRkT50
Documentàs! del 95, joer, no fa dos dies, no…