@Noudiari / Será una noche de sabrosura para que gocen cuerpos y oídos. Diego El Cigala actuará por las Fiestas de Sant Bartomeu en Sant Antoni de Portmany el próximo jueves 16 de agosto acompañado por La Cali Big Band. La publicación hace dos años de Indestructible, su último disco, tiene inmerso a El Cigala en un viaje que parece no tener fin y que visitará Ibiza dentro de un mes.
El álbum fue la excusa para emprender un periplo que le llevó a recorrer todo el arco del Caribe, desde Cali a Nueva York, pasando por La Habana, San Juan de Puerto Rico, Punta Cana o Miami, en busca de los tesoros que habían labrado los grandes compositores de salsa de los setenta y ochenta como Ray Barretto, Cheo Feliciano o Catalino Curet.
Como dice uno de los testimonios recogidos en el documental que acompaña visualmente a su último trabajo en el estudio: “Diego es un artista universal. Sabemos en Brasil que no es brasilero, en Colombia que no es colombiano y en México que no es mexicano. Pero es nuestro Diego”.
Frase que el interpelado responde así: “Soy un cantaor de flamenco. Y hay un refrán muy bonito que dice que se canta como se es como persona”. Aplicando esa teoría, Indestructible es una avalancha sonora de optimismo, “un cañonazo de salsa con algún respiro de bolero”, como lo definió en su momento el propio cantante. Producido por Jaime Calabuch, Jumitus, su pianista de cabecera desde la muerte de Bebo Valdés, es un paso de gigante en el camino de una voz que ya tiene varios Grammy Latinos y discos de platino a sus espaldas, entre otros reconocimientos.
Diego Ramón Jiménez Salazar, los nombres y apellidos que figuran en los dos pasaportes, español y dominicano, que tiene el artista, podría haber disfrutado de una plácida carrera como cantaor de flamenco. Cosechar elogios y aplausos sin salirse de los palos sobre los que se asienta el arte que este sobrino de Rafael Farina mamó durante su infancia en el barrio del Rastro.
Pero este gitano nacido en Madrid durante la Navidad de 1968 decidió arriesgarse. Y se universalizó. La semilla se plantó en su tercer disco, Corren tiempos de alegría, donde se invitó a la trompeta de Jerry González y el piano de Bebo Valdés a mezclarse con el talento de flamencos como el guitarrista Niño Josele.
De aquel disco, producido por Javier Limón, hasta hoy han pasado diecisiete años. La pasión y el buen gusto que ha derrochado en el estudio y los escenarios le ha hecho conocido en todo el globo, especialmente en España y Latinoamérica. Lágrimas negras (2003), Picasso en mis ojos (2005), Dos lágrimas (2008), Cigala&Tango (2010), Romance de la luna tucumana (2013), Vuelve el flamenco (2014) e Indestructible (2016).
Siete trabajos discográficos en los que, a excepción del segundo –donde participa Paco de Lucía, entre otros grandes guitarristas flamencos– y el penúltimo –donde se homenajea precisamente al genio de Algeciras, ya fallecido–, El Cigala decidió alejarse del flamenco puro para reinventar en su garganta el son cubano, la milonga rioplatense, el tango argentino o la salsa del Caribe, el género que más presencia tendrá en el concierto con el que deleitará al público ibicenco.
Sin embargo, en Sant Antoni no faltarán clásicos cigalísticos como Corazón loco, Inolvidable o Lágrimas negras, canciones que arregladas por José Aguirre adquirirán una nueva dimensión en los metales de la nueva formación que acompaña a Ramón Jiménez.
El concierto de Diego El Cigala & La Cali Big Band estará enmarcado en el programa de las Festes de Sant Bartomeu y se celebrará en el Colegio Cervantes. Escoltado por su selección de músicos caribeños, las puertas del recinto se abrirán a partir de las nueve de la noche. Las entradas anticipadas costarán 20 euros a través de www.wegow.com y en varios puntos de venta físicos: el Centre d’Informació Jove de Sant Antoni, el restaurante Natural Pau, también en la Vila de Portmany; Delta Discos, en Vila; Holidays, en Santa Eulària, y en el mercadillo de Las Dalias, situado en Sant Carles.