@Soldat/ La casa payesa de ses Païsses de Can Sorà en Cala d’Hort se ha convertido este fin de semana en un laboratorio casero donde aprender a obtener cosméticos y perfumes naturales a partir de plantas silvestres. Dado el éxito de participación, se prevé repetir esta iniciativa de Espais de la Natura en la Reserva Natural de es Vedrà, es Vedranell i illots de Ponent.
Con el nombre de Aromes del Nostre Camp, el taller ha reunido veinte personas, todas las plazas que había disponibles y reservadas desde hace ya tiempo. A pesar del mal tiempo, la jornada ha podido comenzar con un paseo por los alrededores, no solo para recoger las plantas, sino también para identificarlas, puesto que «había mucha gente que no las conocía», indica la monitora del taller, la educadora ambiental Marta Tur. «Romaní, ginebre, estepa blanca i mata«, repasa Marta en un cesto en el que se guardan las especies ahora conocidas por los algunos urbanitas.
Los estados de la materia
Mientras, en la cocina de Can Sorà se agolpaba buena parte del grupo para elaborar su propia crema hidratante con vaselina, aceite de almendras, manzanilla y lavanda. Otra educadora ambiental, Lina Torres, explica el proceso: «Se junta la vaselina con el resto de ingredientes y se calienta en una olla, porque ya sabéis que la vaselina es sólida pero se licua con el calor». Tras agradecerle por sobrevalorar nuestros conocimientos científicos y aclararnos que «gelatinoso» no es ninguno de los tres estados de la materia, Lina sigue detallando: el líquido resultante se cuela en un recipiente, un sencillo filtro de café sirve para retener todos los tallos, y después solo queda esperar que solidifique. A la vez que explica la receta, también nos demuestra uno de los numerosos beneficios de otra planta, aloe vera, ya que con el interior de una de sus hojas alivia la quemazón en un dedo a causa de una olla traicionera.
Los asistentes al taller también han aprendido a elaborar alcohol de romero, un tónico para friegas que sirve para golpes, varices, problemas circulatorios o la gota, entre muchas más virtudes. Pero el aroma que impregnaba Can Sorà no era el romero, sino un dulce cítrico de la colonia de mandarinas o naranjas. Para ello, basta machacar la piel de las frutas en un mortero cubriendo la maza con un trapo, donde se retiene toda la esencia que importa para la receta. Después solo debe macerarse en alcohol «con un par de truquitos más, pero para eso, quien esté interesado deberá venir a otro taller», bromea Marta Tur. Pues a esperar…
¡Jajajaja! Vaya, vaya… Así que «gelatinoso no es ninguno de los estados de la materia» 😉