La calidad del agua ha disminuido en las Islas Baleares según la metodología CARLIT, que es uno de los índices biológicos que se utiliza para determinar el estado de las masas de agua costeras. De acuerdo con este indicador, en los años 2006 y 2009 todas las masas de agua de las Baleares presentaban un estatus ambiental muy alto o bueno. En 2006, el 94% de las masas de agua mantenían una calidad muy buena y el 6% restante, mala.
En 2009, el 92% de las masas de agua de las Baleares tuvieron una calidad muy buena. En cambio, en los años 2020-2021 el porcentaje de masas de agua con calidad muy buena fue del 57% y el de masas de agua con calidad buena, del 31,4%. Además, en Mallorca se encontraron tres masas de agua en la bahía de Palma y en la bahía de Alcúdia con un estado ecológico moderado (8,6%), mientras que en las Pitiusas el estado ecológico sigue siendo muy bueno en toda la costa.
En los últimos 5 años se han encontrado un total de seis nidos de tortuga marina (Caretta caretta) en las costas de las Baleares. En junio de este año (2023) se ha localizado por primera vez un nido de tortuga marina en una playa de Mallorca. En el año 2019 se localizaron por primera vez dos nidos de tortuga marina en playas de Ibiza. En 2020 se localizaron tres: dos en Menorca y otro en Ibiza.
Los siguientes dos años no se localizó ningún nido, aunque se registraron intentos de nidificación en Formentera, que finalmente no acabaron con puesta, en 2021, porque un turista forzó, por desconocimiento, el retorno de la hembra al mar, y en 2022 porque la tortuga no encontró un lugar idóneo para realizar la puesta.
Entre los años 1993 y 2022 se ha localizado un total de 1.206 tortugas marinas varadas, 597 vivas y 609 muertas. La principal causa de varamiento entre los años 2015 y 2022 ha sido el enmallamiento en plásticos o en artes de pesca fantasma. Un total de 144 tortugas se han recuperado y devuelto al medio marítimo entre los años 2015 y 2022.
Cachalotes
La Asociación Tursiops, que estudia la presencia de cachalotes (Physeter macrocephalus) en el mar Balear, detectó en el año 2022, al norte de Menorca, la zona con mayor densidad de grupos de cachalotes con crías del mar del archipiélago. Sin embargo, esta y otra área del mar Balear, categorizada como Área Importada de Mamíferos Marinos, quedan fuera de la zona de protección propuesta por la Organización Marítima Internacional para regular la navegación.
Estos son algunos de los principales resultados publicados en el Informe Mar Balear 2022, recién actualizado con la mejor información disponible sobre la calidad del agua, las presiones (vertidos) y el estado de algunos de los hábitats protegidos y especies emblemáticas. Este informe permite detectar los datos disponibles, pero también los vacíos de información, algo que da pie a dirigir los esfuerzos de gestión.
Decenas de especies de corales y gorgonias (dede 1 m hasta > 1.000 m de profundidad) se encuentran en estado vulnerable, pero no todas están protegidas por una normativa. Por ejemplo, Cladocora caespitosa (especie amenazada) —el único coral formador de arrecifes del Mediterráneo— muestra la mayor cobertura en Formentera, y en Menorca tiene una amplia presencia alrededor de la isla.
La gorgonia roja Paramuricea clavata es una de las más amenazadas por el cambio climático, y sus poblaciones más someras de Ibiza y de Cabrera se están viendo muy afectadas, provocando probablemente que viva a mayor profundidad en nuestro litoral. El coral bambú Isidella elongata (en grave peligro de extinción) es la especie más amenazada de las aguas insulares, pero, aun así, entre las montañas submarinas de Ses Olives y Ausiàs March existe una de las poblaciones más densas, sanas y maduras del Mediterráneo (2.300–2.683 colonias/hectárea a zonas sin pesca vs. 53–62 colonias/ha en regiones con pesca). También la zona del noroeste de Mallorca (~ 1.150 m) muestra colonias maduras y extensas y de mayor tamaño que en otras zonas del Mediterráneo.
La nacra (Pinna nobilis), el molusco más grande del Mediterráneo, sufrió una mortalidad masiva a partir del año 2016, originada por un parásito. Desde entonces, más del 90 % de los ejemplares supervivientes se han localizado gracias a la colaboración ciudadana. Actualmente solo hay una decena de nacras vivas en el mar balear. En cambio, su “hermana”, la nacra de roca (Pinna rudis), no fue afectada por el episodio de mortalidad y en Cabrera presenta una de las mayores densidades del mundo: alrededor de 7 individuos/100 m².