Pepe Roselló / En el año 2008 se inició una grave crisis económica que en España dejó cuatro millones de parados y a punto estuvo de ser rescatada por la Comunidad Europea. En 2011, en este marco de inestabilidad, el PP ganó las elecciones autonómicas y el señor Bauzá se alzó como presidente del Govern balear. En el Consell Insular d’Eivissa sucedió lo mismo, con Vicent Serra situándose al frente de la institución.
Durante el verano de 2010, antes de que se aprobara la nueva Ley Turística de 2012, sobre la que ya se estaba “trabajando”, en el Hotel Fiesta Trópico, en Calviá, se iniciaron fiestas en la terraza exterior, promocionadas por Mallorca Rocks. El hecho de que en un hotel de 650 huéspedes se congregara una multitud de 3.000 ó 4.000 personas alrededor de la piscina iba a generar importantes conflictos institucionales y sociales. Eran miles de clientes que antes se repartían por otros entornos y ambientes, convocados de esta forma tan irregular. Además, ¿alguien puede imaginar qué sucedería ante una situación de pánico y avalancha del público alrededor de la piscina, que por normativa es de uso exclusivo para los clientes alojados en el hotel?
Además, ¿alguien puede imaginar qué sucedería ante una situación de pánico y avalancha del público alrededor de la piscina, que por normativa es de uso exclusivo para los clientes alojados en el hotel?
Fue el precedente de lo que iba a ocurrir un año más tarde en Ibiza y tuvo lugar siendo alcalde de Calviá el Sr. Carlos Delgado, posteriormente promocionado a Conseller de Turismo y Deportes del Govern balear. La misma persona que, desde este nuevo puesto, acabaría impulsando la Ley Turística que aún sigue vigente.
Entretanto, el gobierno del Sr. Antich, con la “intención” de acelerar la actividad económica en tiempos de crisis profunda, aprobó un nuevo decreto, el 13/2011, de 25 de Febrero, que favoreció la “libertad” para que los establecimientos pudiesen prestar servicios turísticos “acelerados” mediante la “declaración responsable”. Dicha declaración responsable debía ajustarse a un proyecto que cumpliera con la ley y normativa vigente para iniciar la actividad. Los ayuntamientos, por su parte, tenían que ocuparse de ejercer la inspección y control de que dicho proyecto fuera acorde con la actividad ejecutada. Esta es la cronología de lo que podría ser considerado un monumental “supuesto fraude” a las normativas vigentes sobre actividades recreativas y clasificadas.
Tres meses después del Decreto, el 28 de mayo de 2011, se iba a producir un hecho histórico que supondría un vuelco, un quebranto y la desvertebración de todas las actividades turísticas reguladas. Un nuevo modelo turístico que, amenazando a todos los sectores, se inicia con la apertura del Ushuaïa hotel de lujo-discoteca, “The hotel that never sleeps”, acompañada de una promoción gigantesca en todos los medios, utilizando grandiosos y espectaculares eventos musicales como polo de atracción y captación de clientes del exterior. El Alcalde de Sant Josep, declararía lo siguiente: “No havia vist mai que s’hagués de pagar per entrar en un hotel”.
La Ley Turística de Balears (8/2012, de 19 de julio) establece en su artículo 19, sobre los deberes de las empresas turísticas, que estas tienen la obligación de “exhibir en un lugar de fácil visibilidad los diferentes distintivos acreditativos de clasificación, categoría y especialización del establecimiento, así como los distintivos de calidad, aforo y cualquier otra información referida al ejercicio de la actividad, conforme a lo establecido por la normativa correspondiente”. Sin embargo, en el caso que nos ocupa no existe normativa vigente para aplicar al “hotel-discoteca” que ha iniciado su actividad sin regulación alguna.
Esta clamorosa irrupción en Ibiza de una nueva fórmula no parece un hecho casual.
Esta clamorosa irrupción en Ibiza de una nueva fórmula no parece un hecho casual. Dicho hotel-discoteca diurno soslayaba todas las reglas de juego existentes, teniendo en cuenta que los ayuntamientos y el Consell Insular habían regulado y aprobado normas para que las salas de fiestas, discotecas y similares desarrollaran su actividad en el interior de las mismas, obligando a las empresas a realizar importantes inversiones para que el sonido no transcendiera al exterior. Todo el trasfondo de esta operación se realizó con total opacidad para la ciudadanía. “Arcanos” y “flautistas” se aplicaron para desplegar una iniciativa enormemente lucrativa, bajo un anunciado y difundido “Plan de excelencia”.
El proyecto formaba parte del diseño en Platja d’en Bossa de un “cluster” tecnológico pionero en innovación logística de luz y sonido, que se extendió a otros establecimientos anexos: el Ushuaïa Tower y el Hard Rock Hotel. Sus actividades recreativas concentraron desde el principio a miles y miles de personas del exterior de los hoteles, no para disfrutar de las excelencias de estos alojamientos, sino, muy al contrario, para participar en los eventos musicales que al aire libre se ofrecían diariamente, desde primera hora de la tarde. Ocupaban así una franja horaria que les proporcionaba ventaja y distancia sobre todo el resto, quebrando la cohesión y estructura escalonada de las distintas actividades turísticas que desde la mañana hasta el cierre de las discotecas estaban programadas.
Ocupaban así una franja horaria que les proporcionaba ventaja y distancia sobre todo el resto, quebrando la cohesión y estructura escalonada de las distintas actividades turísticas que desde la mañana hasta el cierre de las discotecas estaban programadas.
La facturación anticipada y el éxito de la operación “discoteca al aire libre” que estos establecimientos vienen realizando son un lastre económico insoportable para todas las actividades existentes en los distintos ámbitos de la isla. Desde el año 2012 al 2016 la Ley Montoro estableció el IVA cultural en un 21% para cines, teatros, salas de fiestas, mientras este nuevo competidor gozaba del IVA turístico del 10%. Contemporáneamente, han “desubicado y ahuyentado” al turismo familiar, con unas repercusiones y daños incalculables.
Este fenómeno se ha extendido también a Sant Antoni de Portmany con idénticas consecuencias. Allí están el Ocean Beach Club (O Beach), a cuyo complejo se ha sumado el antiguo Hotel Bahía, y el Ibiza Rocks. Ambos congregan diariamente a miles de personas en sus fiestas diurnas al exterior y al aire libre con la música como reclamo principal para la captación de clientes. En Sa Vorera, el emblemático Hotel Pikes, ubicado en zona rústica, también se ha incorporado a esta nueva moda, convirtiendo este alojamiento en una discoteca nocturna sin que el Ayuntamiento de Sant Antoni adoptara medida alguna para impedirlo en la pasada legislatura.
Tantos años de indolencia administrativa han producido esta caótica situación sólo favorable para los que se han sabido “mover” en estas “aguas turbias” que crea la dependencia de Mallorca. “Lavarse las manos como Pilatos no es purificarse” ¿Dónde queda la conciencia de estos políticos “supuestamente ibicencos” que, con su comportamiento frente a una situación de tal magnitud, se han puesto de perfil y han renunciado a su compromiso en la defensa de los intereses generales de la isla?
La música tiene que volver al lugar del que nunca debió haber salido.
Mientras esta regulación no se elabore por parte del Consell Insular y se recupere el pulso de esta situación, lo oportuno, en este terrible “impasse” en el que nos encontramos, sería adoptar una medida cautelar que impida la organización y ejecución de actividades musicales diurnas destinadas a concentraciones de público en playas y alojamientos. Solo de esta forma se podrá evitar que estos hoteles discoteca sigan comportándose como un sector supremacista, absorbiendo clientela a toda la isla, que la necesita para que sus propias empresas y puestos de trabajo sigan vivos, ya que no pueden hacer frente a esta desleal competencia.
En el caso de no acometer dicha regulación el Consell Insular será el “culpable” de que nos sigamos fagocitando los unos a los otros desmembrando esta ciudadanía a ver quien se lleva el privilegio y quien la limosna como ha venido ocurriendo durante esta última década.
El conjunto de nuestra hostelería debe recuperar también esos valores de descanso y disfrute de la naturaleza y el entorno que históricamente le han caracterizado y que tantos beneficios y atractivo han aportado a Ibiza.
Como reza la máxima, del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, La Música es el único placer de los sentidos del cual no puede el vicio abusar.
Muy bueno el artículo. Llevamos años desde muchos colectivos y asociaciones denunciando todo esto pero tanta colaboración de los políticos con los hoteles y Beach clubs… huele mal… Y esto puede terminar también mal..
Hombre, esas cosas se escriben en los juzgados. Porque luego resulta que se te vuelven en contra y ya esta liado el palangre. Pero vamos, que viniendo de alguien que dicen regentaba un after que funcionaba 22 horas a saco, con una fauna que pululaba por dicho antro que era tal como el denuncia ahora, no se, suena raro. No se, como a vendeta personal. recuerdo hace tiempo que comentaban de un famoso cierre hasta las 3:00 de la madrugada destrozando San Jordi con la musica, y también que en Urgencias de Can Misses aún se acuerdan de dicho antro y el curro que les dió. En fin, quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. Pero hombre, lecciones de ibicenquismo con esa mochila suena muy raro.
Resulta irónico, por no decir sospechoso, que este hombre arremeta ahora contra los hoteles discotecas cuando hace apenas unos años, tras el cierre de su local en Playa d’en Bossa, intentó crear un hotel musical con beach club en Sant Antoni. Ahí están las hemerotecas. El Ayuntamiento de esa localidad rechazó la licencia. También pidió lo mismo en Sant Josep con igual resultado. Este hombre no parece la persona más indicada para dar lecciones y menos en la situación actual.
Pues tiene mucha razón. Descalificarle por sus actividades anteriores está bien, pero no desautoriza ni uno solo de su argumentos. Son argumentos de peso.
Así que los ayuntamientos de San Antonio y de San José deberían mover ficha.
Totalmente de acuerdo, el haber ‘pecado’ en el pasado no invalida sus argumentos presentes.
Los hoteles-discoteca ha sido la consecuencia de prohibir los after-hours…
No se pueden recortar los horarios de las discotecas y esperar q la gente se vaya a su hotel a dormir… sin afters pues bienvendos beach-clus y demás….
Gran articulo , no muchas personas pueden tener en su historial conducir sin tacha
uno de los pocos locales que tuvo siempre una gran reputacion por su organizacion y limpieza . Yo me he dedicado al ocio nocturno y tuve la oportunidad de trabajar en Space, por regla general se cumplian a rajatabla los horarios y los decibelios,hay que decir que si era un after es por que su licencia se lo permitia . Ahora bien … La licencia que da permiso a los hoteles se diseño en otra epoca para tener animacion nocturna como un piano con una cantante o pequeña orquesta de amenizacion o un grupo de covers , o por las mañanas para animacion en las piscinas , lo que no da permiso es a saltarse todas las normativas que regulan el sonido ( decibelios ) en espacios al aire libre o residenciales y con la excusa de un hotel con piscina organizar eventos puntuales multitudinarios presumiendo publicamente de tener 90.000 watios . Solo les esta permitido a unos pocos que son los privilegiados de los que el Sr Rosello habla en su articulo.Comprobado esta que si lo intentan alguno de los hoteles que circundan , les cosen a denuncias , como por ejemplo el Hotel Santos.Desde luego,la vara de medir esta totalmente desfasada y por supuesto esto es como la cabeza de la hydra , si uno puede , los demas lo van a intentar . Estaria mejor posicionar a Ibiza como un espacio de vanguardia y calidad musical y no de el lugar donde mas ruido se puede hacer inpunemente.Cierto es que la regulacion de los horarios entre beach clubs , bares y discotecas deberia proceder de una logica adaptcion a las necesidades de los ciudadanos ( turistas y residentes , niños y mayores) y no a los intereses de unos poco..desde luego el pasado ahora ya no sirve de mucho por que esta crisis sanitaria pondra a prueba la integridad de todos sus politicos y habitantes.
En el fondo tiene razón, no se puede convertir kioscos de playa y hoteles en auténticas discotecas al aire libre.
Monstruosidades como Blue Merlín no deberían existir, con precios desorbitados y fiestas y música a cualquier hora, hoteles de Playa den Bossa que su música se oye desde kilómetros a la redonda.
PERO SR. ROSELLO CREO QUE NO ES VD. LA PERSONA MÁS INDICADA PARA CRITICAR TODO ESTO, CUANDO HA INTENTADO HACER EXACTAMENTE LO MISMO, O CUANDO INTENTO MONTAR UNA DISCOTECA EN IBIZA EN LA AVENIDA STA. EULALIA.