José María Asencio (Alicante, 1988), juez de lo Penal en la ciudad de Barcelona, presenta hoy a las 19 horas en el Ocean Drive de Ibiza su primera novela de ficción, En busca de la irrealidad, en un acto en el que estará acompañado por María Luisa Cava de Llano y Juan Riera, Juanito de Ca n’Alfredo.
Asencio mantiene una relación muy especial con la isla, donde tiene grandes amigos y a donde trata de escaparse al menos una vez al mes, ya sea verano o invierno, por lo que le hace «especial ilusión» poder presentar aquí su libro.
Juez, profesor universitario y consultor internacional, entre otras facetas, Asencio explica a Noudiari que en su primera obra de ficción no ha echado mano de las jugosas historias que pasan por los juzgados para novelarlas. «Nada que ver con mi profesión. He tratado de huir de esa novela negra escrita por juristas. Los jueces de lo Penal, como es mi caso, siempre conocemos historias rocambolescas; muchísimas historias que dan para escribir una novela pero, para mí, la literatura no es contar cosas extraordinarias sino convertir en extraordinario lo cotidiano y en esta novela he tratado de hacer eso«, reflexiona.
En busca de la irrealidad está ambientada en el barrio de El Raval de Barcelona, que José María Asencio conoce muy bien porque vivió allí durante años, y en ella retrata a un grupo de artistas jóvenes que se reúnen y hablan del arte, del amor y de la vida, «todo con un trasfondo en el que es complejo diferenciar entre el sueño y la realidad».
«Este es el principio y estoy prácticamente seguro de que no será el final de esta faceta que he abierto con la novela. He escrito varios libros jurídicos pero esta es la primera novela de ficción. La publiqué hace año y medio, aunque, con la pandemia, he tenido que ir retrasando muchas presentaciones y es ahora cuando estoy terminando el ciclo», explica a Noudiari pocas horas antes del acto en Ibiza.
Asencio tiene 34 años recién cumplidos y es juez desde que tenía 24, prueba de su precocidad. Ha escrito varios libros jurídicos y es habitual ver sus artículos de opinión en varios medios de comunicación locales y nacionales.
En sus artículos aboga «por una verdadera libertad de expresión», un tema que es, además, uno de los principales de la novela.
«Todos los personajes reivindican la libertad en todas sus manifestaciones y critican la censura que se impone, que no es la de la dictadura, mucho más clara y visible, sino que es peor, interior; es una autocensura en la que nos limitamos respecto a lo que podemos decir o no por miedo a ser excluidos de la sociedad», reflexiona el escritor.
«En la pandemia lo hemos visto: no se podía hablar si te distanciabas de la verdad oficial. Ocurre lo mismo con el cambio climático, con la ley Trans o con muchos temas sobre los que no te puedes pronunciar de manera contraria a la verdad oficial a riesgo de ser excluido o convertirte en un paria. Eso es lo que defiendo en los artículos y lo que los personajes defienden en la novela. La mayor parte de las veces que me pronuncio en los medios lo hago en contra de la verdad oficial, no me gusta ese concepto de verdad y nunca me ha gustado porque implica una uniformidad de pensamiento que es terrible para una sociedad que quiera crecer», reflexiona. «Que solo haya una verdad me parece terrorífico», concluye.
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